Emprender de manera sostenible: economía azul y huella ecológica

En la hoja de ruta de todo buen emprendedor debería incluirse respetar el medio ambiente. Innovar de una manera sostenible y respetuosa con el entorno permite generar negocios éticamente responsables, ecológicos y competitivos que redunden en el desarrollo de la sociedad en su conjunto y puedan influir en el aumento del poder adquisitivo de su entorno.

En este contexto surge la «economía azul», un modelo económico en total contraposición a la «economía verde». En la economía verde lo bueno para la salud y el medio ambiente es demasiado caro, pues trata de preservar el medio ambiente a costa de grandes inversiones que la vuelven inviable. Sin embargo la economía azul, se basa en utilizar el conocimiento acumulado durante millones de años por la naturaleza para alcanzar cada vez mayores niveles de eficacia, respetando el entorno y generando riqueza, y traducir esa lógica del ecosistema al mundo empresarial. Es una economía donde hacemos el esfuerzo de responder a las necesidades básicas del mundo con los recursos que tenemos.

La idea fundamental es dar mayor valor a lo que ya existe y está a nuestro alrededor. Es posible emprender y ser innovador contribuyendo al cuidado y respeto del medio ambiente y el entorno social.

Gunter Pauli, emprendedor belga que acuñó el término economía azul y autor del libro La Economía Azul, determina los siguientes principios:

  • La naturaleza da lugar a los empresarios que hacen más de menos. La naturaleza se opone a la monopolización.
  • La naturaleza trabaja solo con lo que se encuentra disponible en el mismo sitio. La economía sostenible no solo respeta los recursos naturales, sino también la cultura y la tradición.
  • La naturaleza es eficiente. Por ello la economía sostenible aprovecha al máximo los materiales y la energía disponibles, lo que hace que el precio baje para el consumidor.
  • La naturaleza persigue las ventajas de diversificación. Una innovación natural trae una multitud de ventajas para todos

Pauli, hace además énfasis en que lo social y lo sostenible están ligados a la ética, por lo cual ésta es la base de la economía azul.

Otro aspecto relevante a tener en cuenta a la hora de ser sostenibles y poner en marcha nuestra startup es evaluar la huella ecológica. La huella ecológica determina el impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes, permite cuantificar objetivamente el impacto medioambiental de una determinada organización, comparado con la biocapacidad del planeta, es decir la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Consecuentemente es un claro indicador de sostenibilidad de nuestra empresa.

No solo nuestro tipo de actividad puede crear un impacto en el medio, sino que también lo hace  el consumo eléctrico que hacemos en las instalaciones de nuestra empresa; todo el consumo que no se realiza dentro de la misma, pero que tiene que ver con el transporte de nuestro producto, de las materias primas necesarias y también tendría impacto la gestión de nuestros residuos en caso de haberlos. Las empresas de base tecnológica tienen la virtud de dar solución a problemas que existen gracias a la innovación y al uso la tecnología. La inversión en  I+D+i, de las empresas de base tecnológica no sólo puede sino que debería ir ligada al respeto al medio y la sostenibilidad, mejorando los procesos productivos, entregando valor a los clientes, respetando el entorno y utilizando los recursos existentes.

Así midiendo nuestro impacto y la posible huella podemos respetar el medio ambiente y conseguir emprender una manera sostenible.

 

Desde el área de emprendedores de base tecnológica de madri+d, y conjuntamente con KIC InnoEnergy se pone en marcha cada año el programa de aceleración Clean techstart que está precisamente dirigido a proyectos emprendedores en el área de las tecnologías limpias. El programa apuesta por la rápida transformación de las startups con base científico-tecnológica del sector de las tecnologías limpias en empresas de alto crecimiento. Para ello se facilitan servicios de alto valor: acceso a financiación, seguimiento continuo por parte de expertos y mentores en los sectores, formación especializada, visibilidad y networking durante un período de 6 meses.

Evaluar nuestro impacto ecológico, ser respetuosos con el entorno y poder beneficiarnos de lo que el medio ambiente y la naturaleza nos ofrece y conoce desde sus orígenes, debería ser premisa fundamental a la hora de poner en marcha nuestra start up.

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