LA FOTOCOPIADORA: UNA GRAN INVENCIÓN …… ¿EN RETIRADA?

Resulta sorprendente ver la rapidez con la que ciertos inventos, revolucionarios hace unos años, entran en decadencia. Es el sino de los tiempos actuales, los nuevos productos suelen tener ciclos de vida cada vez más cortos. Hoy en día ni siquiera las invenciones de éxito tienen garantizada la estabilidad, y la invención que protagoniza esta entrada es un claro ejemplo de ello. No le resultó fácil alcanzar la gloria y ésta no duró demasiado.

Uno que vivió los estertores del papel carbón, el cual no dejaba de tener su atractivo para un niño, aún recuerda la espectacularidad de las primeras fotocopiadoras, y como no olvidar el abuso de las mismas en los años ochenta y noventa, cuando en las facultades y escuelas universitarias baterías de decenas de fotocopiadoras vomitaban cientos de copias de libros, de apuntes que en muchas ocasiones  se archivaban sin merecer ni si quiera una mirada.

Durante unas décadas proliferaron las tiendas especializadas en la fotocopia, las copisterías, pero todos somos conscientes de que el tiempo de esplendor ya pasó y  de que la fotocopia se encuentra en plena retirada. Internet y la digitalización permiten seleccionar muy cuidadosamente qué se desea imprimir y las nuevas generaciones prescinden del formato papel a pasos agigantados.

La invención de la fotocopiadora se le atribuye al inventor estadounidense Chester Carlson, que era agente de patentes. Se suele comentar que uno de los motivos que le llevaron a su invención fue precisamente el elevado volumen de copias que, como bien sabemos los profesionales del mundo de las patentes, se manejan en este sector. Es difícil imaginar cómo se las arreglaban los agentes y examinadores de patentes en aquellos tiempos sin impresoras ni fotocopiadoras….. Según parece, en aquella época lo que se hacía para obtener múltiples copias de un documento era mecanografiar de nuevo el documento en cuestión utilizando papel de carbón. Chester era perfectamente consciente del problema que planteaba la obtención de copias de la documentación y se propuso inventar un dispositivo que permitiera solucionarlo.

Experimentando en su apartamento de Nueva York junto al austriaco Otto Kornei, llegó a la invención inicialmente bautizada como “electro-fotografía”. En esencia, el procedimiento consistía en utilizar luz para eliminar la carga electrostática de un “fotoconductor”. Como la zona negra del papel no reflejaba la luz, esas zonas permanecían cargadas electrostáticamente en el “fotoconductor” y atraían un polvo (que posteriormente sería tóner) que se depositaba sobre una hoja en blanco y se termo presionaba.

Imagen de la primera fotocopia (Lugar y fecha donde se realizó la primera fotocopia)

Dado que parte de su vida laboral había transcurrido en el mundo de las patentes, Chester estaba familiarizado con de la necesidad de presentar una solicitud de patente lo antes posible, lo cual hizo el 04 de abril de 1939, obteniendo la patente de número US2297691 el 06 de octubre de 1942.

US2297691 (Primera patente de “electro-fotografía”)

En 1946, Chester firmó un contrato con la empresa Haloid, especializada en la fabricación de papel fotográfico y competidora de Kodak, por el que recibió 10.000 $ a cambio de una licencia no exclusiva sobre su patente. La compañía Haloid que, posteriormente obtuvo una licencia exclusiva sobre la patente, decidió bautizar la tecnología como “xerografía” que significaba “escritura en seco” en griego. La primera fotocopiadora, la XeroxX model A se comercializó en 1948, pero era una máquina muy complicada de operar y que precisaba 39 pasos para obtener una fotocopia. La primera fotocopiadora moderna no se comercializó hasta 1959, con el nombre de Xerox 914. En este vídeo se puede observar que su funcionamiento era prácticamente idéntico al de las fotocopiadoras de la actualidad. El modelo Xerox 914 tuvo tal éxito que hizo que la compañía Haloid cambiara su nombre por el de “Xerox Corporation”.

Desde 1961 hasta 1976, año en que se dejó de fabricar, se vendieron unas 200.000 unidades del modelo Xerox 914. Las primeras fotocopiadoras en color aparecieron en 1968. Como se adelantaba anteriormente, tras unas décadas de esplendor, la llegada de las nuevas tecnologías ha provocado que este dispositivo pierda su papel estelar.

Las primeras fotocopiadoras llegaron a España en 1963 con la instalación de la compañía Xerox. La noticia que se incluye a continuación se publicó en el diario ABC el 23 de noviembre de 1963. Según se observa, las primeras fotocopiadoras se instalaron en algunos ministerios y grandes empresas de la época. La primera fotocopia se realizó ese mismo año en el INI (Instituto Nacional de Industria).

Xerox presentó su primera solicitud en España unos meses antes, el 27/03/1963, con el número P0286492 y título “método de producción de un espectro de cargas electrostáticas”.

Por supuesto, la aparición de las fotocopiadoras proporcionó un método maravilloso para apropiarse de información confidencial, que no podían desaprovechar los distintos servicios de inteligencia. Este artículo relata como ya en 1962, la CIA logro insertar una cámara en la fotocopiadora Xerox que se había instalado en la embajada soviética en Washington.

La marca Xerox también tiene su peculiaridad; como en tantos otros casos de invenciones de éxito abrumador, el término Xerox se ha convertido en genérico y se utiliza en lengua inglesa como sinónimo de fotocopia y de fotocopiar. El riesgo de vulgarización es evidente en los países de habla inglesa, en Rusia y en Brasil y por ello la compañía está realizando importantes esfuerzos para evitarlo, como una campaña publicitaria donde se afirmaba:  “When you use ‘xerox’ the way you use ‘aspirin,’ we get a headache.

Conclusión

A pesar de que cualquier tiempo pasado fue mejor en el mundo de la fotocopia, las fotocopiadoras-impresoras, ahora con capacidad de digitalización, siguen siendo imprescindibles en toda oficina que se precie.

 

 

Leopoldo Belda

 

 

 

 

 

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