Ante el 2º Congreso Internacional sobre Paisaje e Infraestructuras

Desde el día 12 hasta el 15 de noviembre está anunciada la celebración del 2º Congreso Internacional sobre Paisaje e Infraestructura en la ciudad de Granada. En 2006 en Sevilla se celebró el 1º, ambos organizados por la Asociación Española de la Carretera.

Queremos dedicar este post a dicho evento, en primer lugar para felicitar a la organización por dicha iniciativa así como reconocer la labor realizada y los esfuerzos que dedicarán en el futuro para mejorar.

Como segunda reflexión, quisiéramos desde este blog animar a los responsables a enriquecer las buenas iniciativas que han puesto en marcha, tal es el caso del espacio web dedicado a la información y a la divulgación. En este sentido queremos comentar la necesidad de ampliar y completar la información en todo aquello que se refiere a las vías pecuarias.

Las vías pecuarias, como es sabido, disponen de una especificidad en el orden legal que otros viales rurales no tienen: sirva como ejemplo la última ley de vías pecuarias (ley 3/1995). Puede ser ambientalmente correcto tratarlas o encasillarlas con las “vías verdes” si se quiere, pero convendría aclarar lo que muchos ya conocen: no se trata del mismo tipo de vial, y en alguna ocasión podría parecer como si lo fuese.

Según algunos datos y gráficos que aparecen en la web de la Asociación Española de la Carretera, específicamente el Mapa de Interpretación del Medio Ambiente (MIMAR) a través de las carreteras españolas, ofrece gráficamente una meritoria información que bien podría ampliarse incorporando los principales trazados cañariegos, es decir, las cañadas reales, a las que por otra parte hacen referencia nominalmente.

Bien saben los técnicos que en algún momento han tenido a su cargo la facultad de intervenir en el diseño de trazados correspondientes a grandes infraestructuras, sobre todo lineales, que en numerosas ocasiones “se ha tirado por la calle de en medio” que en múltiples casos ha resultado ser una vía pecuaria y no una vía verde. Es de justicia señalar que en los últimos años se ha logrado una mayor concienciación y se ha podido evitar, en parte, esa práctica abusiva tan típica de la segunda mitad del pasado siglo.

 

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