Desde sus orígenes en Inglaterra en 1825, el ferrocarril impactó notablemente en las conciencias y en los hábitos de percepción visual de la sociedad del siglo XIX, aportando una nueva forma de vivir que inspiró una diversidad de temas a las artes.
La velocidad que imprimía el nuevo invento, la locomotora de vapor, cambió de forma súbita la relación tiempo-percepción. Así los objetos vistos desde la ventanilla del tren eran simples instantáneas. Esta nueva relación tuvo gran trascendencia en la pintura del siglo XIX, sobre todo en el impresionismo. El ferrocarril será para los impresionistas motivo frecuente de inspiración debido no sólo a la modernidad que suponía, sino también a los efectos creados con su potente chorro de vapor.
Uno de los artistas que en el siglo XIX mejor reflejaron la atmósfera propia del ferrocarril fue el paisajista británico William Turner (1775-1851) que estaba especialmente preocupado por la luz, lo que plasma en su obra titulada "El gran ferrocarril del Oeste: Lluvia, vapor, velocidad" (1844).
La primera referencia al ferrocarril en un cuadro en España data de 1851. Se trata del toledano Domingo Gallego y Álvarez (1817-últimos años siglo XIX) en su obra titulada "El Monasterio de El Escorial" (1851) donde aparece una locomotora -en maqueta miniaturizada-. Este cuadro, que se encuentra en el Palacio Real de Aranjuez, desbancó como pionero a Jenaro Pérez Villaamil (1807-1854) con su "Inauguración del Ferrocarril de Langreo por la Reina Gobernadora. Entrada del tren en Gijón" (1852). El título del cuadro puede llevar a error, ya que en 1851 Isabel II era oficialmente la Reina de España y había inaugurado un año antes el ferrocarril de Madrid a Aranjuez (19 de febrero 1851). En cambio, el ferrocarril de Langreo fue inaugurado por la reina Madre Mª Cristina, quien evidentemente ya no gobernaba.
Darío de Regoyos (1857-1913) fue uno de los pintores más entusiastas del ferrocarril, siendo el que mayor número de veces pintó el paso del tren por paisajes y ciudades españolas. El tren es protagonista de varias de sus obras, imprimiendo sentimientos y significados que van más allá de las apariencias pintorescas o paisajísticas.
Otros estilo artísticos y pintores emblemáticos de los siglos XIX y XX se preocuparán por el ferrocarril: el realismo, Honoré Daumier (1808-1879), "Vagón de tercera", (1856); expresionismo, Edward Munch (1863-1944), "El del tren de humo", (1900) y Wassily Kandinsky (1866-1944), "El ferrocarril próximo a Murnau", (1909); el futurismo, Gino Severini (1883.1966), "Tren blindado", (1915); el surrealismo, con René Magritte (1898-1967), "La duración apuñalada" (1939), y el español, Salvador Dalí (1904-1989), "La estación de Persignan", (1965); el dadaísmo, Marcel Duchamp (1887-1968), "Joven triste en un tren" (1911). También el pintor de la Metafísica, el italiano Giorgio de Chirico (1888-1979) reflejó en su obra el ferrocarril como lo demuestra el cuadro "Melancolía de Turín", (1912).
Entre los artistas españoles, además de los ya citados, destacan el costumbrista Méndez Bringa cuyos dibujos aparecieron en las célebre revistas Blanco y Negro o La Ilustración Española y Americana y una de cuyas obras más representativas es "Departamento de fumadores"; Aurelio Arteta (1879-1940), "El ferrocarril", (1922); Benjamín Palencia (1894-1980), "Estación del Norte de Madrid" (1918); Ricardo Baroja (1871-1953), hermano del novelista Pío Baroja con su obra "Los del Mixto"; Mariano Fortuny (1838-1874), "Descarrilamiento de un tren. Catástrofe del pontón del Albern en 1863"; Adolfo Guiart (1860-1916), "Cazadores en la estación del Norte", (1886-1887), y el pintor español de la luz, Joaquín Sorolla (1863-1923), "El Encierro", (1914).
Más avanzado el siglo XX y hasta nuestros días los artistas españoles continúan acercándose al ferrocarril con una visión más cotidiana y personal, mostrándonos la progresiva velocidad que permitieron las máquinas de vapor primero, la electrificación y el diesel, después, así como los cambios producidos en la sociedad española, y al mismo tiempo dejándonos el cromatismo, la plasticidad, el movimiento del tren, en una palabra, su atmósfera.
La exposición "El Ferrocarril en al Arte: Grabado y pintura del siglo XIX al XXI" plantea un recorrido por los artistas contemporáneos interesados en la plástica del tren. Su número de obras -111-, permite un acercamiento panorámico al arte del grabado y la pintura desde el siglo XIX hasta la actualidad.
Este viaje artístico se inicia con aquellos fabulosos "artistas de la mancha", cuyas obras nos han llegado a través de magníficos grabados impresos, aparecidos en las revistas ilustradas del siglo XIX y muestra la evolución de las nuevas representaciones en grabados, xilografías y litografías de gran calidad con artistas como Daniel Gil Martín (Premio Nacional de Grabado), Arnau Alemany, Mayoral o Branislav Mihajlovic.
La pintura y sus diversas técnicas, óleos sobre lienzo o tabla, acuarelas y técnicas mixtas son magistralmente utilizadas por los artistas contemporáneos que nos muestran desde estilos realistas, hiperrealistas o naïf su visión del tren como un elemento evocador y, a la vez, cotidiano. Antonio Torres, José Catalá Yuste, Sylvie Le Bolay, Venancio Arribas, Miguel Vivó o José Miguel Palacio reflejan en sus creaciones la modernidad más inmediata de este fabuloso medio de transporte ligado al viaje y ahora, con la exposición de esta colección única, también al arte.
