Señor Consejero, autoridades, premiados, señoras y señores:
Sorpresa fue mi primera sensación al saber que el jurado del Premio Miguel Catalán 2018 me lo había concedido. Después, gratitud: se me relacionaba con una personalidad admirable. Catalán trabajó con espectros, esas representaciones de estructura y movimiento que permiten su mejor comprensión; contribuyó así a inspirar la Mecánica Cuántica. También yo manejé espectros en los 70: no necesito aclarar que con mucho más modestas consecuencias. No sé subirme a hombros de gigantes: me conformo con ponerles nuevas suelas a sus zapatos para que sigan dejando beneficiosas huellas.
No se sufren hoy en España las amargas vicisitudes que afligieron a Catalán: prohibiciones de visitas al extranjero, separación de la docencia y de la investigación... Mas existe una corriente de opinión que ve la universidad como el olmo de Antonio Machado:
"Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas."
Sí, hay quienes trepan y quienes acechan, y debemos combatirlos. Pero dice el primer verso:
"Al olmo viejo, hendido por el rayo"
¿No habría que preocuparse más por los rayos que por sus efectos?... Pero hablaré de tormentas en mejor oportunidad.
Si no queremos condenar a nuestra sociedad al atraso, ni al colapso del mercado de trabajo, ni a la huida de la creación de riqueza, ni a la emigración del talento, reaccionemos
Mi negocio de calzado consiste ahora en procesar datos; en concreto, mediante Máquinas con Aprendizaje. Un ingrediente de lo que algunos denominan la 4ª Revolución Industrial; créanme, vivimos un cambio todavía más profundo. Europa, con retraso; y así España. Si no queremos condenar a nuestra sociedad al atraso, ni al colapso del mercado de trabajo, ni a la huida de la creación de riqueza, ni a la emigración del talento, reaccionemos. Solo de ese modo podremos dirigirnos al azar como Jorge Manrique a la Fortuna:
"Fortuna, no m’amenaces
ni menos me muestres gesto
mucho duro,
que tus guerras y tus paces
conosco bien, y por esto
no me curo."
Es curioso: en Europa, incluida España, y en particular en Madrid, hay en esto investigadores de primera línea. Un nuevo Instituto interuniversitario de cuidado diseño para que sume efectivamente iniciativa pública y privada sería un paso hacia el remedio del mal. No teman quienes recuerden los versos de Góngora:
"Duélete de esa puente, Manzanares;
mira que dice por ahí la gente
que no eres río para media puente
y que ella es puente para muchos mares."
El decimocuarto verso del soneto aclara que el cordobés menosprecia el río, no el puente.
Descarten la sospecha de que miro por mí. He cumplido 68 años –40 como Catedrático Numerario– y la Administración Central me mantiene en activo... con restricciones "de facto". Lo celebro: hay otros asuntos a los que ansío dedicarme. Hace veinte años propuse que la fonética de los cuatro primeros versos de "Castilla" era precursora del octavo. Esa tesis mereció la aprobación de grandes poetas; entre otros, José Hierro y Ángel González. Aquí, citaré el quinto último verso:
"y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»"
Con sosiego, voy haciéndolo. Porque la que grita es mi propia voz. Y yo siempre me obedezco.
Señor Consejero, autoridades, premiados, señoras y señores: gracias por su tan gentil como inmerecida atención. Señoras y señores, premiados, autoridades, señor Consejero: ¡hasta siempre!
