EL KEVLAR®: UNA INVENCIÓN QUE HA SALVADO MUCHAS VIDAS

Si no conoce este producto, el Kevlar®, probablemente piense que se trata de un medicamento, pero en realidad se trata de una fibra de gran resistencia, ideal para la fabricación de chalecos antibala. La de su invención es una historia interesante tanto por el avance tecnológico inesperado que supuso como por el hecho de que detrás de ella estuviera una inventora y es que lamentablemente las invenciones atribuidas a mujeres han sido una minoría a lo largo de la historia, aunque la situación como en tantos aspectos de la vida esté cambiando.

La invención se le atribuye a Stephanie Kwolek, estadounidense hija de inmigrantes polacos. Nació en 1923 en Pittsburgh (Pennsylvania) y falleció el pasado año. . En 1946 obtuvo la licenciatura en ciencias químicas en la Universidad Carnegie Mellon. A continuación se incorporó a la compañía DuPont, donde desarrolló su carrera a lo largo de 40 años. Previamente a su gran invención obtuvo reconocimiento internacional por el llamado “truco de la cuerda de nylon” donde se muestra la policondensación en un vaso a presión atmosférica y temperatura ambiente y que sirve para ilustrar la polimerización por etapas.

En 1964 se preveía que se iban a presentar problemas en el suministro de petróleo en el futuro inmediato y por ello, la compañía DuPont creó un grupo de investigación destinado a obtener fibras ligeras y más resistentes que el nylon para la fabricación de neumáticos de automóvil. Hasta entonces, las soluciones empleadas para la formación de fibras eran transparentes y cuando se obtenían soluciones opacas mientras se trabajaba con poli(para-fenilen-tereftalamidas) y poli(benzamidas) se descartaban. La falta de transparencia se debía a la presencia de cristales líquidos y a pesar de que se solían rechazar, Kwolek decidió hilar el producto de estas soluciones y obtuvo lo que se denomina como “cristal líquido”. Posteriormente, se descubrió que la “seda de araña” que éstas emplean para elaborar sus “telas” se obtiene a partir de una solución de “cristal líquido” de manera similar a la síntesis del Kevlar®, aunque con una composición distinta.

Síntesis química de Kevlar a partir de (para-fenilendiamina) y cloruro de terftaloilo

El Kevlar® es 5 veces más duro que el acero, resistente a la fatiga, al desgaste y a la corrosión. Se puede doblar sin romperse y no es conductor. Las cadenas lineales del polímero se disponen en paralelo, unidas por puentes de hidrógeno.

Son numerosísimas las aplicaciones de los dos grandes tipos de Kevlar® existentes: el 29 que se emplea en la fabricación de cables, ropa de protección y chalecos antibalas y el 49 que se embebe en una resina para formar un material compuesto que se emplea en la industria aeronáutica, en los aviones, satélites y cascos. La primera de las patentes sobre el Kevlar fue la US3819587 presentada en 1969 y concedida en 1974.

El desarrollo de chalecos antibala a partir del kevlar® se le atribuye al investigador Lester Shubin. Se calcula que desde su incorporación al equipamiento de la policía en los Estados Unidos en 1975, ha salvado la vida de más de 3000 miembros de las fuerzas del orden.

En 1974 la empresa holandesa AKZO inventó un procedimiento que daba lugar a una fibra llamada TWARON® y de propiedades muy similares a las del KEVLAR®. Dicho procedimiento se protegió mediante la patente US4308374 y la gran diferencia respecto al procedimiento de polimerización de Dupont era que no empleaba el solvente HMPA (Hexametilfosforamida) con efectos cancerígenos sino el NMP(N-Metil-pirrolidona/CaCl2). Dupont comenzó a utilizar este procedimiento alternativo y como consecuencia AZKO presentó una demanda por infracción contra Dupont en los Estados Unidos pero la demanda fue desestimada en 1986 al considerar el Tribunal que la patente US4308374 de AZCO no implicaba actividad inventiva. Como suele ocurrir en las guerras de patentes y más cuando es la actividad inventiva de la invención la que está en discusión, los resultados variaron en las distintas jurisdicciones. Como se ha señalado, la patente fue invalidada en los EE.UU pero se mantuvo en los Países Bajos y en el Reino Unido. Finalmente, la guerra terminó con la firma de un acuerdo entre las dos compañías en 1988 por el que renunciaban a perseguirse legalmente.

Debe quedar claro que KEVLAR® es una marca registrada para un tipo de “fibra de aramida”, que es el nombre genérico. En el Localizador de marcas de la OEPM aparece la Marca Kevlar registrada en las clases de Niza: 02, 06, 07, 12, 13, 16, 17, 19, 25, 27

También está registrada la marca TWARON® en las clases 1,17,22,23,24 y 27 de la clasificación internacional de Niza.

La marca KEVLAR® puede ser un claro ejemplo de marcas que corren el peligro de “vulgarizarse”, es decir, que pueden pasar a ser descriptivas del producto o servicio genérico (fibras de aramida) y no únicamente del producto concreto que inicialmente protegían. La vulgarización es causa de caducidad de acuerdo al artículo 55.d de la vigente Ley de Marcas. Según se puede observar en el sitio web de Dupont, dicha compañía es consciente de ello y de que “un uso inadecuado de la marca disminuye el valor de la marca y puede hacer que pierda su carácter distintivo y su valor dando lugar a que se convierta en una denominación genérica en la industria”. Cita como ejemplo de errores comunes en la utilización de la marca las expresiones “chaleco kevlar” o “guantes de kevlar”.

 

 

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