Micrografía de un tumor ovárico. / Nephron (WIKIMEDIA)
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Cáncer de ovario: A veces también sorprende a la mujer joven

Una nueva investigación sobre el laberinto óseo del interior del oído ofrece información sobre la historia de la humanidad.

El pasado martes fue el Día Mundial contra el Cáncer de Ovario, un tumor que en España tuvo una incidencia de 3.412 casos en 2017. Es el séptimo tipo de cáncer más frecuente en las mujeres y registra una alta mortalidad ya que, aproximadamente, en el 80% de los casos se diagnostica en estadíos avanzados al no dar la cara, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Además, se trata de un tumor heterogéneo que se divide en tres subtipos: el carcinoma epitelial, el más frecuente con el 85-90% de los casos; los tumores del estroma y los tumores de células germinales.

Estos últimos se desarrollan en las células productoras de óvulos y son los que, de forma poco frecuente, pueden aparecer en adolescentes y mujeres jóvenes.

"La característica de este tipo de cáncer es que presenta muy buen pronóstico (en función del tipo y del estadío) con un tratamiento quirúrgico adecuado y al ser un tumor muy quimiosensible. Tiene una supervivencia a los cinco años de más del 90%", explica Eva Guerra, oncóloga médica de la Unidad de Tumores de Mama y Ginecológicos del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

Los tumores germinales se dividen a su vez en varios subtipos (teratomas, disgerminomas y tumores del seno endodérmico) con diferente grado de potencial maligno.

"Por eso es necesario que un patólogo experto en cáncer de ovario determine de qué variante se trata y, en función del grado de agresividad, plantear los tratamientos complementarios a la cirugía", señala la doctora.

Aunque cada caso debe ser analizado de forma individual por un comité multidisciplinar, la juventud de la paciente y el estadío puede abrir la posibilidad de una cirugía que preserve la fertilidad extirpando solo el ovario afectado y conservando el otro ovario libre de masa tumoral. Cuando se opta por esta cirugía, en la paciente debe realizarse un seguimiento estrecho con ecografías periódicas.

"Con el tiempo y una vez que la paciente haya conseguido su deseo de ser madre, se debe realizar la cirugía completa", puntualiza la especialista.

Además, en caso de extraer los ovarios, también se contempla mantener el útero, siempre y cuando sea seguro desde el punto de vista oncológico, para poder en un futuro desarrollar un embarazo.

MUJERES JÓVENES CON CÁNCER DE OVARIO EPITELIAL

Aunque tampoco es frecuente, existen casos de mujeres jóvenes afectadas por el tipo de cáncer de ovario más frecuente, el carcinoma epitelial, que aparece en la etapa postmenopáusica.

Así le ocurrió a una mujer de 31 años que llegó a urgencias del Hospital de La Fé de Valencia por molestias e hinchazón abdominal. Presentaba ascitis (acumulación de líquido en el abdomen) y se le descubrieron dos masas en el ovario. Se trataba de un carcinoma epitelial avanzado.

"Es un cáncer que tarda mucho en dar la cara y cuando empieza a dar síntomas son muy inespecíficos", confundiéndose con otras alteraciones como molestias digestivas, cambios en el hábito intestinal o aumento de la frecuencia urinaria, indica Marta Gurrea, ginecóloga de la Sección de Oncología Ginecológica del Servicio de Ginecología del citado hospital público valenciano.

Por eso el diagnóstico precoz se ha convertido en el caballo de batalla. "No tenemos todavía un sistema de detección precoz y las revisiones rutinarias con ecografía y marcadores tumorales específicos no han demostrado que podamos diagnosticar el tumor en fase inicial", señala.

Según la ginecóloga, existen ocasiones en las que se detecta de forma incipiente por casualidad, cuando la paciente se ha sometido a una cirugía ginecológica por cualquier otro motivo.

Por su parte, la oncóloga Eva Guerra recomienda que si esos síntomas leves, a los que no se suele prestar especial atención al principio, "duran más de tres semanas, estas pacientes deberían someterse a una valoración diagnóstica más profunda para así descartar un posible cáncer de ovario".

CUANDO APARECEN LAS MUTACIONES BRCA1 Y BRCA2

Las mujeres jóvenes que sí pueden presentar mayor predisposición al cáncer de ovario y de mama son aquellas que han heredado mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.

"Principalmente pueden desarrollar carcinomas epiteliales y, de los distintos subtipos, sobre todo la variante seroso papilar", explica la oncóloga.

Por eso, a la mujeres con cáncer de ovario se les somete a un estudio genético para saber si tienen esas mutaciones "ya que se ha comprobado que pueden aparecer en un porcentaje alto, incluso, sin que haya historial familiar de cáncer".

Este es el caso de un mujer de 39 años a la que se le diagnosticó un cáncer de ovario epitelial en una revisión ginecológica rutinaria. El tumor estaba en fase avanzada y afectaba al peritoneo. No tenía antecedentes familiares de cáncer pero sí tenía una mutación en el gen BRCA2.

Tratada en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid fue sometida a una cirugía de resección completa y a quimioterapia intraperitoneal, "otra de las opciones de tratamiento que se plantea en mujeres jóvenes con un buen estado general de salud que permite mayor tolerancia y por el gran beneficio demostrado. Han pasado cinco años y la paciente sigue libre de enfermedad", relata la doctora.

Precisamente los casos de cáncer de ovario epitelial con mutación BRCA "tienen mejor pronóstico y responden mejor a los tratamientos dirigidos de última generación, como los inhibidores de iPARP, que inciden en una vía implicada en la reparación del ADN.

Los últimos estudios con estos fármacos han demostrado aumentar la supervivencia libre de enfermedad en recaída, con resultados de gran magnitud e impacto clínico, asegura la experta.

"Estamos viviendo una época innovadora en las terapias biológicas dirigidas gracias al conocimiento de las distintas alteraciones genéticas y moleculares del cáncer de ovario, un tumor muy heterogéneo, siendo ya una realidad los inhibidores de iPARP, además de los antiangiogénicos", concluye Eva Guerra, en referencia a los fármacos que actúan contra los vasos sanguíneos que alimentan el tumor dificultando así su desarrollo.

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