Los vecinos de El Goloso, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, tienen una esperanza de vida diez años mayor que los de Amposta, en San Blas (Madrid). / stevepb (PIXABAY)
Fecha
Fuente
El País Digital
Autor
Javier Salas

Un método científico para luchar contra la desigualdad entre barrios

Hay 10 años de diferencia en la esperanza de vida entre distintas zonas de Madrid. Un proyecto pionero trata de corregir esta brecha con políticas basadas en evidencia.

Esta semana, la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, se comprometió a sumar ciencia y política en su institución, celebrando las jornadas Ciencia en el Parlamento. Pastor recibió a la presidenta de Cotec, Cristina Garmendia, y al investigador Andreu Climent, que impulsa esta iniciativa que pretende "promover una cultura de formulación de políticas basada en la evidencia". ¿Qué significa eso y, sobre todo, para qué sirve?

Un ejemplo práctico, que afecta a más de tres millones de personas, podría ser el de Madrid, una ciudad partida en dos en muchos ámbitos, terriblemente desigual, con abismos que separan barrios ricos de barrios pobres. Los vecinos de El Goloso, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, tienen una esperanza de vida diez años mayor que los de Amposta, en San Blas. Los primeros superan los 88 años y los segundos apenas llegan a los 78.

En Entrevías (Puente de Vallecas) y en San Cristóbal (Villaverde) el 80% de los vecinos no tienen estudios o únicamente cuentan con estudios primarios. Al otro lado de la ciudad, en distritos como Hortaleza, Chamartín o Moncloa-Aravaca, este porcentaje apenas ronda el 16%, a más de 60 puntos de distancia.

En El Viso (Chamartín), con 114.000 euros de renta media en el hogar, y en Piovera (Hortaleza), con 100.000 euros, multiplican por cinco y por seis la renta media que entra en los hogares de San Cristóbal y San Diego (Puente de Vallecas). La tasa de inmigrantes en Pradolongo, en Usera, es del 25% y en el barrio de La Estrella, en Retiro, es del 2%.

El paro entre mayores de 45 años es hasta cinco veces mayor en algunos barrios de Villaverde y San Blas que en los más privilegiados de Moncloa-Aravaca, Chamartín y Salamanca, con brechas que se abren desde el 20% de unos hasta el 4% de otros.

IDENTIFICAR EL PROBLEMA

Estos datos no pueden sorprender a alguien que conozca bien Madrid. Pero cuando el Ayuntamiento pensó en dedicar fondos para corregir estas desigualdades, se planteó cómo hacerlo de forma eficiente. Repartir el dinero en función de las necesidades reales. "Tenemos desequilibrios territoriales importantes. Si quieres corregirlo, te tienes que basar en algo: necesitas un plan bien diseñado, con cuidado, en detalle. Conocer de forma objetiva dónde están esos problemas", explica el concejal de Coordinación Territorial, Nacho Murgui.

Palabras que se podría llevar el viento. Para evitarlo, hace dos años lanzó un concurso para diseñar un sistema que permita valorar datos, información real de los problemas de los barrios, y no tanto la capacidad de persuasión de los concejales. La idea final: repartir de forma eficiente los euros del fondo de reequilibrio territorial (FRT), que ya ha generado proyectos varolaros en más de 100 millones en dos años.

Ahí entra en juego el equipo de la Universidad Carlos III de Madrid con un proyecto híbrido, con politólogos que diseñaban la estrategia y especialistas en inteligencia artificial que desarrollaran las necesidades técnicas. "Ningún método científico legitima una decisión política, se trata de establecer una jerarquía de criterios, contando con factores como el nivel de renta, desempleo, etc., para eliminar la arbitrariedad. Descubrir patrones, identificar e incluso anticipar vulnerabilidad", explica Roberto Losada, que configuró la idea junto a Rubén Sánchez, ambos investigadores del departamento de Ciencias Sociales. Usando doce indicadores, la herramienta debía proporcionar un ranking ordenado de los 128 barrios madrileños, de más a menos vulnerable, para repartir los fondos según esas necesidades contrastadas.

EL MÉTODO

En ese punto, la idea ya está sobre la mesa, pero hace falta una herramienta informática que evalúe todos esos parámetros de forma eficiente. "El reto era plantear cómo podemos, matemáticamente, pesar esa combinación de todos los parámetros, cómo baremarlos para dar una solución formal consecuente", explica José Manuel Molina, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Carlos III. "No entramos en qué es más importante, nuestra labor es sistematizarlo para que esa valoración sea consistente", añade. Se sirvieron del proceso de análisis jerárquico, que se desarrolló para establecer un mecanismo que ayudara a desescalar la carrera armamentística entre EE.UU. y la URSS. Ese análisis jerárquico se utiliza, por ejemplo, para la selección de personal: introduces una serie de datos (años en la empresa, nivel de inglés, sueldo, etc.) que se ponderan con el criterio marcado previamente y la herramienta elige al mejor candidato. O el barrio más vulnerable.

"Cuando has puesto en énfasis en determinados parámetros, luego tocará explicar cómo ha afectado a la vida de la gente o de lo contrario se quedaría cojo", argumenta la concejala Gómez

Para Madrid, ese criterio -que sigue siendo político- establece con ayuda de expertos cuáles de esos 12 parámetros tendrán más peso, agrupados en cinco categorías: población (tasa de inmigrantes, esperanza de vida y estudios), que explicaría el 14,2% de la vulnerabilidad total; estado socioeconómico (renta media), el 27,4%; relación con la actividad económica (paro absoluto, de mayores y sin prestación), el 33,3%; desarrollo urbanístico (valor catastral), el 17,6%; y necesidades asistenciales (tres variables de dependencia y receptores de renta mínima), el 7,5%.

EL 'RANKING'

Al terminar el análisis, el resultado es que este año los barrios más vulnerables son San Diego y Entrevías, en el distrito de Puente de Vallecas, y San Cristóbal, en el de Villaverde. Esos dos distritos, junto Usera y Carabanchel copan los veinte primeros puestos de mayor vulnerabilidad entre los 128 barrios madrileños. En el otro extremo, barrios de Chamartín, Moncloa-Aravaca y Retiro.

"Como es natural, en lo más genérico este sistema ofrece pocas sorpresas: los barrios del sur son los más vulnerables y han sido más maltratados por anteriores administraciones", asegura Esther Gómez, concejala de Carabanchel y Chamberí. "Pero cuando entras al detalle por barrios, aparecen importantes diferencias dentro del distrito", señala. Losada asegura que en el Ayuntamiento reconocieron algunas sorpresas por las desigualdades dentro de los distritos y Murgui habla de "fronteras" invisibles que surgen entre barrios vecinos, como Estrella y los de Moratalaz, con rentas que se quedan a la mitad con solo andar unos metros.

LA GESTIÓN DEL RESULTADO

Es entonces cuando llega el reparto del dinero para proyectos de todo tipo, planteados con ayuda de la población local, que sirvan para empezar a corregir esas desigualdades. Por ejemplo, Esther Gómez habla de actuaciones formativas pensadas para mujeres paradas de larga duración, mejora de equipamientos, talleres para combatir la violencia machista, campamentos urbanos para el absentismo escolar, intervenciones en vivienda, educación, inserción...

"No pretendemos arreglar de golpe la desigualdad, pero sí empezar a actuar de manera muy puntual, algo muy concretito, muy quirúrgico, cosas que permitan mejorar de inmediato la situación de los barrios", explica Murgui. El primer año, se destinaron 30 millones y en este, el segundo, más de 74 millones, dedicados a un total de 211 proyectos, de los cuales 99 son continuación de los ya iniciados en 2016.

Luego tocará examinar si las inversiones han tenido resultados, para poder completar el ciclo de las políticas basadas en evidencia y en datos. "Cuando has puesto en énfasis en determinados parámetros, luego tocará explicar cómo ha afectado a la vida de la gente. Evaluar y redefinir las líneas que vas a seguir el año siguiente para seguir mejorando: hay que ver lo que funciona o de lo contrario se quedaría cojo", argumenta la concejala. Para Gómez, este sistema es "muy necesario" no solo por "la parte científica", sino también porque permite descentralizar, tomar decisiones directas pero a la vez transversales para construir un modelo de ciudad. Precisamente para hablar de estos objetivos, los días 5 y 6 de febrero, Madrid acoge unas jornadas en las que exponer estas ideas, en las que estarán presentes otras ciudades que buscan sus propios sistemas rigurosos para corregir las desigualdades, como Berlín o Medellín.

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