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Autor
Celia Perales Viejo. Investigadora Miguel Servet en el IIS-Fundación Jiménez Díaz

Premio Nobel de Medicina 2020

El Premio Nobel de Medicina ha sido concedido este año a los Dres. Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice por el descubrimiento del virus de la hepatitis C

El virus de la hepatitis C ha sido una amenaza global para la salud humana y la causa de enfermedades muy graves como es la cirrosis y el cáncer hepático a nivel mundial. El descubrimiento del virus dio una explicación a aquellos casos de hepatitis virales de naturaleza desconocida haciendo posible el empleo de test que han salvado millones de vidas.     

Durante mediados del siglo XX aproximadamente la mitad de las personas que recibían una transfusión sanguínea desarrollaban enfermedad hepática. Estos números tan impactantes estimularon intensos esfuerzos para identificar el agente causal de la hepatitis infecciosa con el objetivo de impedir su propagación. El descubrimiento de los virus de las hepatitis A y B y el desarrollo de test de diagnóstico para estos patógenos revelaron que la gran mayoría de casos de hepatitis post-transfusionales eran causadas por un agente etiológico de naturaleza desconocida y que a largo plazo presentaba una alta incidencia de hepatitis crónica y cirrosis como demostraron los estudios de Alter y sus colegas. En ausencia de un patógeno identificable, de ensayos serológicos o de un sistema de cultivo la transmisión de muestras a un modelo animal fue crucial para los estudios posteriores. Los estudios de Alter mostraron que volúmenes grandes de suero de pacientes con enfermedad crónica o aguda inoculados de manera intravenosa en chimpancés generaban signos histológicos de hepatitis en este animal y podían por tanto transmitir la enfermedad. El estudio de muestras de plasma derivadas de pacientes demostró que era un agente pequeño, con envuelta lipídica, y tenía las características de un virus. Las investigaciones metodológicas habían definido una nueva forma de hepatitis viral crónica que se denominó hepatitis no-A no-B (NANB).


Gracias a su descubrimiento, las hepatitis virales debidas a transfusiones sanguíneas se han eliminado en gran parte del planeta mejorando notablemente la salud global

La identificación de este nuevo virus era en ese momento la prioridad. A pesar de que se emplearon todas las técnicas tradicionales disponibles en el momento para la determinación de virus, su aislamiento no llegó hasta más de una década después de manos de Houghton y sus colegas que llevaron a cabo el arduo trabajo de aislar la secuencia genética del virus. A partir de plasma infeccioso de chimpancé se clonó una librería de cDNA en un vector de expresión bacteriófago, y se determinaron los clones bacterianos que expresaban fragmentos de proteína reactivas con anticuerpos frente al virus presentes en el suero de pacientes crónicos NANB. De aproximadamente un millón de clones analizados, un único fragmento pequeño de 150 pares de bases fue identificado como un clon positivo. La expresión de este fragmento dio lugar a un péptido capaz de reaccionar específicamente con muestras de suero de pacientes crónicos. Trabajo posterior demostró que este clon era derivado de un nuevo virus RNA perteneciente a la familia de los flavivirus. Casi 15 años después desde la definición de NANB se había identificado por fin el agente causal que se denominó virus de la hepatitis C (VHC). El descubrimiento de esta secuencia corta derivada del VHC permitió el desarrollo de un ensayo diagnóstico inicial para testar el virus lo que reveló su importancia como causa primaria de hepatitis NANB a nivel mundial. La implementación de este primer ensayo para testar bolsas de sangre contaminadas en Estados Unidos se estima que evitó más de 40.000 infecciones durante el primer año.

El descubrimiento del virus fue un momento decisivo pero una pieza fundamental del rompecabezas estaba aún por determinar: ¿Podía el virus por sí mismo causar hepatitis? Los estudios de Rice y sus colegas, junto con otros grupos trabajando en virus RNA, generaron clones funcionales completos de DNA del VHC a través de ingeniería genética. Cuando el RNA transcrito desde estos clones fue inyectado en el hígado de chimpancés, el virus fue detectado en la sangre observándose cambios patológicos parecidos a los que se observaban en humanos con enfermedad crónica. Esta fue la prueba final que demostró que el VHC por sí mismo era la causa de los casos de hepatitis mediadas por transfusión que permanecían sin explicación.

Este nuevo Premio Nobel premia un éxito sin precedentes en la batalla frente a las enfermedades infecciosas. Gracias a su descubrimiento, las hepatitis virales debidas a transfusiones sanguíneas se han eliminado en gran parte del planeta mejorando notablemente la salud global. Su descubrimiento también ha permitido el desarrollo de los agentes antivirales de acción directa que han permitido por primera vez en la historia que la hepatitis C sea una enfermedad curable con esperanzas de una posible erradicación a nivel global si el esfuerzo internacional para facilitar la disponibilidad de drogas antivirales pudiera implementarse a nivel mundial.

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