Fecha
Autor
Calaprice, A. Gedisa, Barcelona, 2003, 205 páginas.

Querido profesor Einstein. Correspondencia entre Albert Einstein y los niños.

LA IMAGEN COTIDIANA DEL GENIO<br> El genio de la física moderna escribe y se escribe con los niños Reseña realizada por Antonio Moreno<br>

Cuando murió Albert Einstein, en 1955, yo estaba a punto de cumplir 11 años. En 1962 compré la primera biografía de Einstein, escrita por Carl Richmond, que formaba parte de la Enciclopedia Popular Ilustrada, colección de "libros pequeños de gran contenido". En la contraportada de esta breve biografía se lee: "Nunca se encerró en su torre de marfil. Desde el físico atómico hasta el muchacho de once años que le preguntaba por sus problemas de Aritmética, a todos atendió. Fue un hombre sencillo...Un gran hombre". ¡Cómo me hubiera gustado ser aquel hipotético niño de once años! Desde aquella biografía, Einstein fue y sigue siendo un personaje por el que me siento extrañamente atraído: colecciono todo cuanto cae en mi mano sobre él. Y a decir verdad la colección, hasta hoy, es cuantiosa, variada, y sobre todo curiosa, a la que ahora se añade esta nueva publicación.

Prologa el libro Evelyn Einstein, "una Einstein" como dice ella temerosa de no estar a la altura del ilustre apellido de su abuelo. Con él se carteó hasta su muerte, acaecida cuando Evelyn tenía 14 años. No llegó a conocerlo como hubiera querido, pero sí lo suficiente para que las palabras del prólogo destilen afecto y admiración por él, como las escritas por la editora, Alice Caprice, en el Prefacio, donde cuenta el proceso de preparación del libro. Las cartas, escritas entre 1928 y 1955, están depositadas en los Archivos Einstein de Princeton University Press y de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Su procedencia es muy variada -Japón, Suramérica, Holanda, Austria, Hungría, Alemania, Suráfrica- si bien la mayoría corresponden a niños norteamericanos sabedores de que Einstein se había instalado en Princeton (Nueva Jersey).

La breve biografía que resume la vida y la obra de Einstein está muy bien extractada: en pocas páginas da cuenta de cómo fue abriéndose camino entre la ciencia, el trabajo, la familia, los políticos, las ideas, las creencias, las contrariedades, el ocio y un largo etcétera que justifica que Albert Einstein haya sido proclamado como el personaje del siglo XX. Se completa esta semblanza con unas notas sobre "La pedagogía de Einstein", escrita por Robert Schulmann, ex director del Einstein Papers Project, que considero menos afortunada que el resto del libro.

Previo al epistolario, se reproducen 28 fotos de Einstein desde su infancia hasta poco antes de su muerte, entresacadas, como las que ilustran la nota biográfica, de la enorme colección fotográfica que existe sobre él, seguro que la más numerosa de entre los científicos y una de las más nutridas entre los famosos del mundo de cualquier condición. La explicación a su proclive tendencia a fotografiarse quizá sea, además de su fama y fotogenia, una cierta coquetería cuidadosamente cultivada a lo largo de su vida.

El epistolario consta de 83 cartas enviadas a y por Einstein, muchas de ellas con ingeniosos dibujos de los niños y niñas que las escribieron, entre los que se cuentan sus propios hijos, y cuyos contenidos son muy dispares, pero seguro que los mismos que escribirían hoy los niños a persona tan insigne: "¿Los científicos rezan?, ¿El tiempo es la cuarta dimensión?", "¿Qué es el tiempo?", "¿Qué es el alma?", "¿Qué es el firmamento?", "¿Se considera usted un genio?". preguntan los jóvenes corresponsales. A casi todas las cartas la editora añade un oportuno comentario que ayuda a conocer mejor la dimensión alcanzada por esta hermosa relación entre Einstein y los niños.

Como prueba de la amabilidad y buen humor con que Einstein entendió estacorrespondencia, baste la respuesta que en 1930 daba a una niña, Elisabeth Ley, de Stuttgart, que debió mostrarse descontenta porque no conseguía ver al que llama "su tío Einstein" (ignoro si les unía ese parentesco no aclarado por la editora): "Le diré qué aspecto tengo: rostro pálido, cabello largo y una modesta panza. Además, andares extraños, un puro -si se da esa suerte- en la boca y una pluma en el bolsillo o en la mano. Pero su tío no tiene verrugas ni piernas arqueadas y, por tanto, es bastante guapo; y tampoco tiene vello en las manos, como les ocurre a los hombres feos. De manera que es una pena que no consiga verme. Con saludos cordiales, su tío Einstein".

Un libro en definitiva encantador, accesible a todos, ilustrativo de la trastienda humana, amable y simpática que tuvo Albert Einstein, a quien "el hambre de saber", como le gustaba decir, le llevó a gozar de las más altas cumbres de la ciencia.

Añadir nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Para el envío de comentarios, Ud. deberá rellenar todos los campos solicitados. Así mismo, le informamos que su nombre aparecerá publicado junto con su comentario, por lo que en caso que no quiera que se publique, le sugerimos introduzca un alias.

Normas de uso:

  • Las opiniones vertidas serán responsabilidad de su autor y en ningún caso de www.madrimasd.org,
  • No se admitirán comentarios contrarios a las leyes españolas o buen uso.
  • El administrador podrá eliminar comentarios no apropiados, intentando respetar siempre el derecho a la libertad de expresión.
CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.
Esta pregunta es para probar si usted es un visitante humano o no y para evitar envíos automáticos de spam.