«Es muy difícil explicarlo…»: otro tirón de orejas a los medio de comunicación.

Benjamín Montesinos

La semana pasada se anunció la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Tecnológica a Juan Ignacio Cirac, investigador del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica, en Alemania. ¿Han sabido los medios de comunicación explicarnos los logros de Cirac y su equipo?

El día que se dió esa noticia decidí ver el informativo de la noche de «la cuatro», excelente programa donde se ve la mano de su responsable. Iñaki Gabilondo anunció en el resumen que iba a haber dos entrevistas interesantes durante el programa, una a Juan Ignacio Cirac  y otra a Mario Vargas Llosa, por su última novela «Travesuras de la niña mala».

Estupendo, me dije, y esperé. Cuando se informó del Premio Príncipe de Asturias, Gabilondo dijo -cito casi textualmente- «…es muy difícil explicar lo que este investigador hace, sin embargo vamos a preguntarle para que nos diga qué reportarán sus trabajos…». En una grabación de una conversación telefónica, ilustrada con la misma foto que se muestra en esta nota -no hubo intercambio de preguntas y respuestas- Cirac, en 15 segundos dijo que «…una de las cosas en las que se avanzará será en la rapidez con la que los ordenadores harán sus operaciones…». Punto.

A renglón seguido, en un lujoso plató, casi 15 minutos de entrevista a Vargas Llosa. ¡Ojo!, no digo que sea excesivo. Vargas Llosa es un fenomenal escritor y se merece esto y más. Sólo quiero plasmar el desequilibrio entre el tratamiento a la obra de una persona y de la otra. En los últimos días, y en muchos medios de comunicación, he oído bastantes entrevistas a este escritor, dando detalles de su novela, y ninguna a nuestro investigador.

El «…como es muy difícil de explicar…» es un lugar común que afecta a las noticias de ciencia. Los medios de comunicación, y en particular la televisión, deberían darse cuenta de que existen potentísimos medios de infografía audiovisual que pueden ayudar a explicar de forma sencilla lo complicado, pero quizás en las redacciones están en otras cosas (sin ir más lejos deberían reflexionar en muchas de ellas acerca de la búsqueda de carroña y de la ausencia de ética en el tratamiento de la enfermedad de Rocío Jurado, fallecida hoy).

Vivimos en una sociedad cuanto menos, extraña, en cuanto a la valoración de la ciencia: ¿cuántas horas se decicaron a cubrir el Premio Príncipe de Asturias de Fernando Alonso el año pasado? ¿cuántas este año al premio de Pedro Almodóvar?…  una sociedad donde no se considera analfabeto cultural a alguien que no sabe qué es la ley de la Gravitación o que no conoce, aunque sea a nivel muy básico, en que se fundamentan las ideas de Einstein, no es una sociedad con verdadera cultura, y si los medios de comunicación no colaboran a paliar esta situación nunca avanzaremos en ese sentido.
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7 comentarios

  1. 15 minutos para Vargas Llosa? En cuatro?…habrá que ver que editorial pública el libro

  2. La mayoría de la gente sigue viendo la ciencia como una curiosidad. Un conjunto de enunciados para frivolizar una tarde de café, comentando lo que leen en alguna revista de divulgación general.

    Tampoco es que se pueda culpar de esto a una desidia cultural, es simplemente que la ciencia, la física cuántica, por centrarnos en este ejemplo concreto, requiere bien una base científica y matemática de una par de años (al menos para los que hemos hecho la carrera de física), o bien el esfuerzo de romper algunas normas que impone el sentido común. Es fácil explicarle a alguien lo que significan el principio de indeterminación o la dualidad onda-partícula, incluso sin base científica de por medio; lo que no es sencillo es que lo acepte. A veces incluso se convencen de haberlo entendido y luego resulta no ser así. Recuerdo la cantidad de veces que intenté explicarles a amigos míos la teoría de la relatividad de la manera más simple posible. Y fueron capaces de entender que nada puede superar la velocidad de la luz, que ésta tiene siempre la misma velocidad, y que la suma de velocidades no se realiza en la manera clásica en que estamos acostumbrados. Después me di cuenta de que todo esto lo aceptaban de buen grado mientras todo se redujese al ámbito cerrado de la ciencia, pero no en la vida diaria. Los fotones y partículas pueden comportarse de la manera que sea… pero si yo me muevo a 10 Km/h dentro de un tren que viaja a 70 Km/h entonces mi velocidad es de 80 Km/h… "cae de cajón", "de toda la vida". Y explicarles qué sólo estaban aproximadamente en lo cierto porque nos encontrábamos en el límite de bajas velocidades y prácticamente no hay diferencias, me costó dios y ayuda… (y sin creer en dios cuesta aún más)

    Lo que quiero decir es que es mucho más fácil entender lo que hace Fernando Alonso (corre más rápido), o Almódovar (sus películas tienen mucho éxito) y por eso tiene más repercusión mediática todo esto. Es un círculo vicioso; los medios no promocionan la ciencia porque el público no la entiende y el público no la entiende porque los medios no la explican.

    Quizás la ciencia tiene una simbología demasiado arcana para los que han estudiado disciplinas científicas, y sobre todo, aunque parece que cada vez un poco menos, unos canales de comunicación demasiado cerrados. Pero al fin y al cabo esto suele pasar en la mayoría de ámbitos profesionales. A ver quién es el guapo que se queda a escuchar una entrevista de un experto en legislación europea económica, si no alguien "del ramo".

  3. Siento no estar de acuerdo, Alex. Un buen divulgador puede hablar casi de cualquier tema sin aburrir a la audiencia. Incluso de derecho romano o impuestos (que supongo que son fascinantes para los especialistas respectivos). No se trata de explicar los más nimios detalles, sino de dar una visión general, con implicaciones. Y, como dice Benjamín, los medios de infografía audiovisual son un apoyo excelente para que la audiencia comprenda la importancia del trabajo.

  4. Yo no he hablado de aburrir, sino de entender. De hecho, encuentro que mucha gente se interesa por la física porque tiene algo de exotismo en muchas ocasiones, como si de ciencia-ficción se tratase.

    Un buen divulgador puede explicar sin aburrir, y de hecho ocurre muchas veces, lo que quiero decir es que las explicaciones suelen verse como una curiosidad trivial y no como algo que realmente ocurre. Mientras la gente no pueda comprar un ordenador que funcione según las leyes de la informática cuántica, todo su desarrollo le parecerá algo divertido en lo que algunos "freakies" les gusta perder el tiempo.

  5. Vaya, es triste que la mayoría de la población piense que eres un/una "freak" porque dedicas tu vida en algo que te apasiona (en mi caso la astronomía)… Así va la ciencia en nuestro pais, sin apenas dinero para que los científicos continuen su carrera investigadora. "És molt trist tot plegat…"

  6. Claro que es triste… y sí, ese es precisamente el problema de la ciencia en este país. Que no se le ve utilidad.

  7. es fácil resumirlo, a todos lo que nos dedicamos a esto de la ciencia nos miran como a unos pringaos freakies, los que se dedican a escribir, cosas del corazón son los triunfadores.

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