Por séptimo año consecutivo del alga asiática, la Rugulopterix okamurae, tapiza las playas del Estrecho y amenaza muchos ecosistemas de gran valor. El alga Rugulopterix okamurae es originaria de aguas templadas cercanas a China, Corea, Filipinas y Japón. Se cree que llegó a bordo de alguno de los buques que surcan el Estrecho. Tardó en conocerse su presencia porque es muy similar a algunas especies locales. Ahora es un gravísimo problema para distintas actividades que dependen del mar.

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Fuera de su hábitat natural se detectó su presencia en 2002 en la laguna costera de Étang de Thau de Francia, donde llegó probablemente como consecuencia de contaminación a través de ostras procedentes de Japón (Crassostrea gigas) para acuicultura.

El alga parda fue descrita por primera vez en Ceuta en 2015 y solo ha necesitado cuatro años para ocupar todo el litoral gaditano, alcanzar puntos de las costas atlánticas de Huelva y expandirse hasta hasta Marbella. Según algunas estimaciones ocupa hasta el 50% del espacio entre los cinco y los 25 metros de profundidad. Rugulopterix okamurae no tiene quien se la coma, de momento. La rápida velocidad a la que crece, además, está favoreciendo que poco a poco vaya reemplazando a las algas autóctonas.

El patrón mayor de Tarifa, estima que «lo que vemos en las playas es como mucho el 10% de lo que hay en el mar«. Su colega de Barbate añade que hace unos días un submarinista amigo descubrió un bosque de algas que se elevaba 10 metros desde el fondo del mar.

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La Consejería de Agricultura y Desarrollo Sostenible estableció unas ayudas por importe de 1,5 millones de euros. Según la Consejería, la facturación del sector pesquero andaluz en 2020 presenta una reducción del 30% en comparación con la media de los años 2017, 2018 y 2019, aunque la pandemia ese año modula todas las cifras.

Para cada barco hay un máximo de ayudas de 4.000 euros. Los pescadores no quieren ayudas, necesitan soluciones. Muchos ven en el el atún una alternativa. Si a los barcos de menos de 12 metros  se les concediese una cuota de 100 toneladas de atún, a una media de 12 euros que se vende en lonja sería una solución alternativa. La cuestión es como se regula administrativamente y se cuadran las cuotas de captura.

Como alternativas se están estudiando el uso de los terpenos que contienen estás algas en biomedicina, elaboración de cordones y plantillas del zapato modelo SeaSoft© por la empresa Eldaplant, o en abono agrícola.

El delegado Territorial de Desarrollo Sostenible en Cádiz, ha autorizado el uso de 90 toneladas de peso fresco de la Rugulopteryx okamurae hasta el 31 de diciembre de 2023, que se recolectarán a mano en la conocida playa tarifeña de La Caleta.

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El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la incluyó a a finales de 2020  en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, el Catálogo Español de Especies Amenazada. Entre ellas está el alga asiática Rugulopteryx okamurae, cuya extensión en el área del Estrecho está afectando muy negativamente a los ecosistemas, la pesca y el turismo costero.

Una vez que una especie invade un ecosistema es prácticamente imposible erradicarla.

Hay que buscar alternativas que hagan  su extracción atractiva y rentable.

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Como declaró el patrón mayor de Barbate: «Si dieran un euro por cada kilo de alga capturado, todo el mundo dejaría los peces y nos iríamos a por ella».

 Algas asesinas en Tarifa. Especies invasoras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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