La angula se va. Nos queda la gula y las “anguliñas”

La angula desaparece poco a poco de los mercados y de las mesas de los que pueden … (pocos). El ejemplo de lo que sucede en el río Miño, entre Galicia y Portugal, puede ayudarnos a entender como distintos factores (pesca, ambiente y agresiones al ecosistema) influyen sobre un recurso.

Dado el estado crítico de la anguila europea, el Consejo de Agricultura y Pesca de la Unión Europea decidió hace unos días, prolongar el período de veda de seis meses para cualquier actividad pesquera comercial de anguila, con determinadas exenciones, y prohibir la pesca recreativa. En 2007 un artículo publicado en el Faro de Vigo afirmaba que “Los países de la Unión Europea, deberán preparar para finales de 2008 planes de gestión para la recuperación de la especie, que tendrán que estar en marcha en julio de 2009”. O se hizo poco o no sirvió para nada.

La anguila (Anguilla anguilla) es un pez migratorio catadromo, es decir, que vive en los ríos y desova en el mar. Realiza la puesta en el mar de los Sargazos y las larvas o leptocéfalos, cuyo aspecto es el de una hoja de árbol translucida, recorren más de 4.000 Km hasta llegar a nuestros ríos, arrastradas por la corriente del Golfo. Un viaje increíble del que todavía quedan algunos misterios por desentrañar.

Durante el trayecto el leptocéfalo experimenta una lenta transformación que dura entre dos y tres años, la cual culmina al llegar a la costa. Las pequeñas angulas o meixones de 5 cm de longitud remontan el curso de los ríos, alimentándose y creciendo. Pasarán allí entre seis y siete años. Después, alcanzada la madurez sexual, descenderán de nuevo hacia el mar para iniciar el viaje que les llevará al mar de los Sargazos. Se sabe muy poco sobre este desplazamiento, que parecen realizar a bastante profundidad.

Aunque la carne de los adultos es apreciada, son los juveniles (las angulas) los que alcanzan mayor cotización. Se pescan sobre todo al final del otoño, con marea alta, por la noche, siendo atraídas por luces y capturadas con grandes ganapanes (cedazos o peneiras).

La anguila europea (Anguilla anguilla) fue un pez extraordinariamente abundante en Europa y el Norte de África. Sin embargo, en torno a 1980 comenzó su caída, con un declive superior al 90% detectable en todas las fases del complejo ciclo de vida de la especie. El enorme derrumbe en el número de anguilas tiene su reflejo en la reducción de su área de distribución, que en la península ibérica supera el 80% en los últimos 100 años.

La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), considera a la anguila europea una especie en Peligro Crítico de Extinción. Éste es el máximo nivel de amenaza, previo a la extinción. La anguila europea está en mayor peligro que el águila imperial ibérica, el lince ibérico, el panda gigante o el gorila de montaña, especies de las que se habla mucho más. Sin embargo, la anguila sigue pescándose, vendiéndose y comiéndose.

Los compradores del Japón tuvieron mucho que ver en el incremento de los precios de la especie, que hace tres años superó el valor del oro al cotizarse el kilo a más de 400 euros. Hace veinte años, se recogían hasta 30 kilos por noche de angulas. Ya entonces no era un producto apto para todos los bolsillos, porque costaba unas 35 pesetas por kilo, una cantidad que se multiplicó por 2.000. Paradójicamente, los excedentes, “se echaban a las gallinas”. Entonces no había una comercialización directa, pero “venían los vascos a buscarla porque allí costaba el triple”.

Los precios que ronda el kilogramo de angula en la actualidad son de unos 600 euros o 1200 €/kg en alguna web de Madrid. Muchos pescadores están asociados para agrupar sus capturas y venderlas de forma conjunta a la mejor oferta que reciban. Cada uno de los kilogramos de angula que se pesca incluye unos 3.000 ejemplares.

Recientemente se constituyó la Asociación Ibérica de Pescadores de Angula que reclama una política de cuotas común en Europa. Afirman que en otros países como en Francia apenas hay restricciones.

Con esto precios, no puede extrañar que este año la Guardia Civil, en una operación conjunta con la Gendarmería Nacional Francesa, coordinada por Europol y la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) incautase 1,5 toneladas de angulas vivas y desmantelado la organización criminal que, entre otras zonas del norte de España, operaba apoyada desde Vigo y Rebordáns (Tui).

Siempre nos queda la “gula”, la del norte no el pecado. La empresa pionera en su producción, resultado de la fusión de cuatro anguleros en los años setenta, era uno de los principales vendedores de angulas del mundo, hasta que los ríos empezaron a quedarse sin animales. Entonces, sus gestores decidieron buscar un sucedáneo y lo encontraron en el surimi, un derivado del pescado consumido en Japón desde hace siglos. De hecho, surimi en japonés significa “músculo de pescado picado”. Y así, en los laboratorios del CSIC nació la gula (y su patente) que, de seguir las cosas así, va a ser el sustituto de la angula.

Nos estamos cargando la anguila.

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