El Terremoto que Desató el Infierno en el Atlántico
Estamos en la playa. El agua se retira. Y no es la hora de la marea baja.
Nos acercamos para ver que pasa. Es un tsunami.
En la madrugada de este lunes 26 de agosto de 2024, a las 06.11 horas, se registró un terremoto de magnitud 5.5 al suroeste de Setúbal, en Portugal, a una profundidad de 19 kilómetros. Se sintió en varias regiones de Portugal, zonas de España, como Galicia, Extremadura y Andalucía. También en Marruecos.
- El terremoto en Lisboa.
En la costa Atlántica existe un antecedente especialmente preocupante: el maremoto que destruyó Lisboa en 1755. Su origen estuvo en una falla situada en pleno Atlántico frente al territorio luso. Según algunos expertos la falla denominada Marqués do Pombal podría perfectamente desencadenar un tsunami. Ya lo hizo en 1755.
De una población lisboeta de 275.000 habitantes, murieron unas 90.000 personas. Otras 10.000 en Marruecos. En Ayamonte (Huelva, España) murieron más de 1.000 personas, y se registraron víctimas y daños de consideración en más puntos del sur de España y de toda la península ibérica.
El terremoto de 1755, conocido como de Lisboa, se sintió en toda España. Los científicos estiman que el terremoto que lo provocó tuvo una magnitud de entre 7,3 a 8,5 grados y fue el más potente de la historia española.
Lisboa antes y despúes del terremoto.
2. Los efectos en España
El rey Fernando VI ordenó un recuento de daños por todo el territorio, que resultó abrumador. Su epicentro estuvo en el mar, al suroeste del Cabo San Vicente en el banco de Gorringe. Tiene una fuerte actividad sísmica, pues allí contactan la placa africana y la euroasiática.
El terremoto de Lisboa consistió en tres movimientos separados por dos intervalos de calma, y la duración estuvo comprendida entre 6 y 7 minutos. En el Cabo de San Vicente, punto terrestre más próximo al epicentro, la altura de la ola pudo alcanzar los 15 metros según algunos documentos. Solo como consecuencia del tsunami murieron mas de 1200 personas del sur de España.
Grabado del siglo XVIII con el tsunami de Cádiz.
3. ¿En Galicia?
El terremoto de Lisboa de 1755 afectó en Galicia a 37 monumentos. Por ejemplo la Xunta de Galicia licitó en 2020, unas obras de rehabilitación de la iglesia del Colegio del Cardenal de Monforte que comprenderán el sellado de las grietas que quedaron abiertas en el edificio debido del terremoto que destruyó Lisboa en 1755.
El terremoto de Lisboa abrió hendiduras en la cabecera de la iglesia e hizo caer las alas de dos de las cuatro figuras de ángeles situadas en torno a la cúpula, que nunca fueron repuestas.
4. ¿Y en el mar?
En Oia: “se vio venir una montaña de agua del mar con tanta prisa y ruido que parecía querer sorber el monasterio. Llegó a su muralla, y volvió a retroceder con la misma fuerza. Vino segunda vez, llegó al mismo sitio, y se volvió a retirar con el mismo ímpetu.
Prosiguió otra vez, y se reconoció menos furioso el golpe de agua, y se quedó más atrás; pero lo que es de notar, y lo que nos tuvo más aturdidos el ver que hasta las dos de la mañana siguiente perseveró el flujo y reflujo de las aguas del mismo modo, sin que se observase marea, ni curso regular; lo que hizo entraren tal desconfianza a la comunidad, que dispuso quedarse personas en vela aquella noche para avisar en caso de que hubiese novedad mayor en las aguas.”
En Baiona “Que estando un navío de bastante buque, y de las guerras pasadas, varado en esta ría, y con el tiempo lleno de arenas y lodo, y era imposible poderle mover del sitio en donde se hallaba, aunque fuera con todos los bueyes que hay en esta Real Jurisdicción, le levantó el citado temblor, y echó del sitio en donde se hallaba, más de 40 á 50 pasos, según así dicen, dividiéndole en diferentes pedazos.
Y también me han dicho, como testigos de vista, que vieron el mar correr las aguas opuestas unas contra otras y que las de abajo parecían negras como tinta. “…una embarcación pequeña que estaba en el puerto, la sacó de su centro y llevó a paraje donde nunca habían quedado en seco embarcaciones, como la dejó. Y, a poco rato, volvió con violencia el mar, y levantó muy en alto con la gente que tenía, sin que ninguno de la tripulación peligrase, quedando después de apaciguado el temblor como antes estaba.”
“…una embarcación que abandonada de su dueño, ha muchos años se halla flotando cerca del puente que llaman de la Ramallosa, la elevó fuera de las aguas y al caer se dividió en dos pedazos.”
En Vigo “en cuyo tiempo (en el cuarto de hora que duró el temblor) la mar sobresalió de sus límites acostumbrados más de dos brazas (3,3 m), creciendo y menguando por espacio de seis para siete veces. La plenamar subió con mucho impulso e incontinentemente; bajaba y volvía a subir fuera de su orden natural. En este País, el agua del mar acostumbra a subir y bajar de doce en doce horas, y endicho cuarto de hora lo hizo seis o siete veces”
En Redondela: “hubo un movimiento extranatural de la mar de haber crecido y menguado con mucha furia, haciendo cabeza de agua cuando no le tocaba tres veces”.
En Pontevedra “La mar, que estaba a medio llenar, con poca diferencia, salió de repente de su término, hasta la altura de plena mar, por tres veces, volviéndose a retirar otras tantas.”
En La Coruña “… que el movimiento de el mar fue extraordinario, porque en menos de una hora creció y menguó cuatro veces, y que aunque manifestaba gran furia y violencia en sus movimientos, no salió ni excedió de sus límites.”
En Betanzos: “La pequeña ría que baña una de las márgenes de este pueblo, en el momento que se sintió la novedad del temblor, se encrespó tan violentamente que, por todo el resto de aquel día, estuvo en un inconstante extraordinario flujo y reflujo (nunca vista por los prácticos) notándose que hasta el mismo viento que agitaba las aguas era extraño en el sonido.”
En Ferrol “Que … desde el navío «Cleolo», hallándose a cuarenta leguas a el Oeste del Cabo de Finisterre, notó que otro navío se estremecía y movía, de suerte que la gente consintió que había varado. Pero,” … la carta no demarcaba bajo alguno en aquellos parajes, consideró era terremoto.”
En Vivero “Bajó y subió por tres veces el mar, y repitió un leve temblor a las 10 de la noche.”
En Corcubión “se vio el mar bajar de repente del término más alto, en que se hallaba, al más bajo, en que se detiene en las aguas muertas, y subir luego sobre las aguas vivas de los equinoccios; después de ésto bajar con violencia al término de las aguas muertas, y subir en menos de dos minutos muchos pies sobre varios terrenos a que jamás llega, y que están de 3 a 4 pies más altos que las aguas vivas de los equinoccios… Los barcos, que están ancorados en el puerto, se vieron en grandes riesgos, dando unos con otros, no habiendo sido suficientes las áncoras y amarras para resistir a la violencia de un movimiento tan rápido, pero no experimentaron daño alguno.”
5. ¿Estamos preparados?
Nadie sabe cuando volverá a suceder un terremoto similar. Muchos sismólogos consideran que España debería instalar un sistema de alerta de tsunamis en el Atlántico, similar al que se puso en marcha en el Índico tras el desastre de 2004, que sorprendió a la población sin ningún aviso de lo que iba a ocurrir.
Hay que tener en cuenta que las olas de un tsunami pueden viajar a 800 kilómetros por hora. Por tanto, si se repitiera algo como lo ocurrido en 1755 se dispondría de 45 minutos antes de que las olas llegaran a la costa. Si los aparatos captaran que se está formando un tsunami, habría ese breve tiempo para avisar a la población de que se alejara de la costa.
En otra entrada hablaremos de los efectos en Andalucia y otras partes del litoral de España