La Magia del Fenómeno Fata Morgana

¿Edificios Flotantes o Ilusiones Marinas?

Hace unos días recibí un mensaje: “Esta foto la saqué esta mañana en la playa y parecía que había construcciones en Cíes. ¿Sabes cómo se llama este fenómeno?”

Fotografía: Begoña Veríssimo

Era una Fata Morgana.

En Galicia, las aguas frías del Atlántico, combinadas con el aire más cálido que a menudo circula sobre ellas, crean el entorno perfecto para este tipo de espejismo. En ciertos días claros y con condiciones atmosféricas adecuadas, se han descrito pequeñas islas o barcos que parecen elevarse del mar y flotar sobre el horizonte.

El fenómeno Fata Morgana ha trascendido las fronteras culturales y lingüísticas, inspirando a autores y poetas de todo el mundo a explorar temas de ilusión, realidad y la naturaleza engañosa de la percepción.

En 20.000 leguas de viaje submarino, el capitán Nemo y la tripulación del Nautilus observan espejismos similares a la Fata Morgana. “Nada podría haber sido más caprichoso que el clima de ese día. El sol abrasaba, la temperatura de la atmósfera había aumentado considerablemente y, en el aire cálido y seco, el horizonte aparecía distorsionado y ondulado, como una especie de espejo. Eran imágenes flotantes del Nautilus, barcos y formaciones terrestres que no tenían existencia real». Nemo intenta recuperar el tesoro de la batalla de Rande, situado en la ría de Vigo para financiar sus actividades a bordo del Nautilus.

Goethe hace referencia directa a Fata Morgana en Fausto, vinculándola con la naturaleza ilusoria del mundo que Fausto experimenta. «¡Qué brillo tan extraño a lo lejos! Veo ciudades que surgen de las profundidades, torres que brillan, árboles en las colinas… pero nada de eso es real, sólo una ilusión. ¡Una Fata Morgana!»

El realismo mágico de García Márquez frecuentemente desdibuja los límites entre la realidad y la fantasía, y en esta descripción (Cien años de soledad), captura la naturaleza elusiva y onírica de una Fata Morgana. “El mar estaba en calma, pero el horizonte brillaba con formas fantasmales, como si una ciudad perdida hace mucho tiempo hubiera surgido de las profundidades por sólo un momento antes de hundirse nuevamente en el olvido.»

Fata Morgana es una de las ilusiones ópticas más intrigantes de la naturaleza, una forma compleja de espejismo superior que distorsiona y deforma la apariencia de los objetos distantes. El término, debe su nombre a la hechicera Morgana le Fay de la leyenda artúrica.  Se cree que creó espejismos para atraer a los marineros al peligro. Científicamente, una Fata Morgana se puede explicar por la interacción de los rayos de luz y las condiciones atmosféricas. Aunque su belleza a menudo parece sobrenatural.

Timpaanen Fata Morgana sobre un barco.

Con el tiempo en calma, la diferencia regular entre el aire caliente y el aire frío (más denso) cerca de la superficie terrestre puede funcionar como una lente refractante, creando una imagen invertida, sobre la cual parece flotar la imagen distante. Los efectos de Fata Morgana suelen ser visibles por la mañana, tras una noche fría.

En condiciones normales, el aire más cercano al suelo es más cálido y los rayos de luz se curvan ligeramente hacia abajo a medida que viajan a través del aire más frío que hay encima. Sin embargo, cuando hay una inversión de temperatura (aire frío debajo de aire más cálido), los rayos de luz se curvan hacia arriba. Esta refracción puede crear imágenes distorsionadas, invertidas y estiradas de objetos que están mucho más allá del horizonte, lo que hace que parezcan tener formas imposibles o estar a distancias inalcanzables.

Una Fata Morgana a menudo genera varias capas de espejismos apilados uno sobre el otro. A medida que los rayos de luz pasan a través de diferentes capas de aire, las imágenes pueden distorsionarse, voltearse, estirarse o comprimirse, creando las apariencias inquietantes, alargadas o acortadas que a menudo se asocian con esta ilusión óptica.

Fata Morgana es un espejismo particularmente complejo. La forma más compleja de espejismo superior. Incluye no solo la elevación, sino también el estiramiento, la compresión y el giro de los objetos. Requiere una inversión de temperatura específica y en capas, lo que lo hace mucho más raro y espectacular.

Muchos expertos creen hoy que el buque del holandés errante puede ser una Fata Morgana. Este espejismo puede hacer que barcos lejanos parezcan flotar muy por encima del agua. Algunos vinculan la Fata Morgana al hundimiento del Titanic. En noches frías y claras, como la del desastre, la Fata Morgana puede distorsionar la visibilidad del horizonte y los icebergs. Esto podría haber influido en la percepción de los vigías del Titanic, complicando la estimación de distancias. Algunos testimonios de la época mencionan visiones de luces extrañas o formas distorsionadas en el horizonte.

Cuando comenzó la exploración de los mares, los cartógrafos, desesperados por llenar los vacíos en sus mapas (se pagaba por descubrir y además había honor y gloría por medio), incluyeron islas o tierras que no existían. Estas «islas fantasma» nacían de malentendidos o de ilusiones ópticas como la Fata Morgana. Muchas permanecieron en los mapas durante siglos antes de ser eliminadas.

Hy-Brasil apareció en mapas del siglo XIV, frente a la costa occidental de Irlanda. Se veía solo una vez cada siete años. Algunos decían que los visitantes adquirían la inmortalidad. Surgía del océano, y desaparecía a medida que se acercaban. Probablemente eran fenómenos de Fata Morgana.

En el siglo XIX, los exploradores del Ártico, la expedición Franklin (1845) y el ruso Yakov Sannikov en 1810, se encontraron con los fenómenos de Fata Morgana. Estas ilusiones hacían que las formaciones de hielo o los bancos de niebla parecieran tierra sólida. Ahora se cree que Sannikov Land, una isla fantasma buscada por múltiples expediciones, fue una ilusión óptica.

El estrecho de Messina entre Italia y Sicilia es famoso por sus ilusiones de Fata Morgana, que crean visiones de ciudades o barcos flotantes. En la Edad Media, los marineros creían que se trataba de trucos de espíritus malignos o encantamientos de Morgan le Fay, lo que dio lugar a leyendas y mitos sobre la región.

Por el contrario la isla de Bouvet (que se pensaba era imaginaria) es real. Está en el Atlántico Sur, se descubrió en 1739 y estuvo «perdida» durante casi 80 años. Se tardaron casi dos siglos hasta que una expedición noruega la ubicó y por supuesto la reclamó. La isla había sido considerada un mito durante muchos años, debido a los constantes avistamientos erróneos provocados por espejismos.

El uso de imágenes de satélite y el GPS, eliminó las islas fantasma. Fata Morgana, ya no debería engañar a los navegantes modernos. Algunos espejismos continúan sorprendiendo a quienes los presencian. El Arrecife Montgomery (Australia) se alza desde el océano con la marea baja, transformándose temporalmente en una isla visible antes de volver a desaparecer bajo el agua.

La Fata Morgana sorprende por su capacidad para transformar lo ordinario en lo extraordinario, desafiando nuestra percepción de la realidad. A veces, la belleza y el misterio de la naturaleza pueden ser tan fascinantes como cualquier cuento de hadas.

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