El Océano se Sofoca
Olas de Calor y Falta de Oxígeno Amenazan la Vida Marina
Las olas de calor marinas (MHWs)—períodos de calentamiento extremo del océano que duran días o meses—han duplicado su frecuencia y duración desde 1982. Al mismo tiempo, los eventos extremos de bajo oxígeno están aumentando, reduciendo la capacidad del océano para sustentar la vida marina. Los científicos advierten que estos dos fenómenos están interconectados, creando riesgos compuestos que podrían conducir a un colapso irreversible de los ecosistemas.
El Impacto Creciente de las Olas de Calor Marinas
Las olas de calor marinas se han intensificado en las últimas décadas y se prevé que aumenten exponencialmente si el calentamiento global continúa sin control. Si las temperaturas aumentan 3,5°C para 2100, estas olas de calor podrían volverse 41 veces más frecuentes que en la era preindustrial. Algunas podrían persistir durante más de 100 días, con anomalías térmicas que superarían los 2,5°C por encima de lo normal.
Las consecuencias ya son visibles. La ola de calor marina en el Pacífico de 2013-2016, conocida como The Blob, provocó la muerte de 100 millones de larvas de bacalao, reduciendo drásticamente las poblaciones de peces. También murieron 4 millones de aves. La ola de calor de 2016 en la Gran Barrera de Coral causó el blanqueamiento masivo de los corales, con la muerte del 30% de ellos en un solo evento. En 2019-2020, otra ola de calor en el Pacífico provocó una disminución del 70% en las poblaciones de cangrejo comercial, afectando gravemente a la industria pesquera. Los bosques de algas marinas, que sirven como hábitats cruciales, han disminuido en un 95% en algunas regiones debido al estrés térmico, provocando efectos en cadena en la biodiversidad marina.
La Pérdida de Oxígeno y sus Consecuencias
A medida que la temperatura del océano aumenta, los niveles de oxígeno disminuyen debido a la menor solubilidad y a la debilitación de la circulación oceánica. Esto crea zonas desoxigenadas donde los organismos marinos tienen dificultades para sobrevivir. Algunos de los mayores eventos de mortalidad de peces han estado relacionados con este fenómeno.
- En 2015, frente a la costa de Chile, la extrema disminución de oxígeno provocó la muerte de 39.000 toneladas de sardinas, que quedaron varadas en la costa.
- En 2017, un evento de bajo oxígeno en el Golfo de Omán creó una zona sin vida del tamaño de Florida.
Las floraciones de algas tóxicas, impulsadas por las olas de calor marinas y la desoxigenación, han aumentado su frecuencia. En 2018, un crecimiento masivo de algas provocó la muerte de más de 200 manatíes, miles de peces y 300 tortugas marinas en Florida (USA).
El Vínculo Peligroso entre las Olas de Calor y la Pérdida de Oxígeno
Resultados científicos recientes sugieren que las olas de calor marinas y los eventos de bajo oxígeno a menudo ocurren juntas, amplificando sus efectos. Durante The Blob, se registraron niveles peligrosamente bajos de oxígeno disuelto. En 2020, en el Atlántico Suroccidental, una ola de calor coincidió con el primer evento registrado de hipoxia (agotamiento de oxígeno) en la región. En el Mar Báltico, se ha demostrado que las olas de calor agravan la deficiencia de oxígeno, especialmente en zonas poco profundas donde las especies son más vulnerables.
¿Todavía Es Posible un Cambio?
La respuesta es no, pero hay que seguir intentándolo.
Muchos se preguntan si es realista revertir esta crisis. Si bien algunos daños ya son irreversibles, los expertos coinciden en que la acción inmediata puede evitar los peores escenarios. Los científicos estiman que mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C reduciría significativamente la frecuencia y gravedad de las olas de calor marinas, permitiendo que los ecosistemas se adapten. Sin embargo, las políticas actuales proyectan un aumento de 3,5°C para 2100, lo que empujaría a los ecosistemas marinos a un punto de no retorno.
El cambio es posible, pero requiere un compromiso sin precedentes por parte de la sociedad y los líderes políticos. Las emisiones globales deben reducirse al menos un 50% para 2030 para estabilizar las temperaturas oceánicas. Esto significa una transición a energías renovables, reducción de la contaminación industrial y aplicación de políticas más estrictas de conservación de los océanos.
La Actitud Necesaria de la Sociedad y los Políticos
Los gobiernos deben tomar medidas audaces e inmediatas para regular las industrias que contribuyen al cambio climático, en particular los combustibles fósiles y la deforestación. Los políticos deben priorizar políticas de conservación marina, establecer áreas marinas protegidas, y fomentar prácticas pesqueras sostenibles. Invertir en energías limpias y fortalecer las leyes ambientales ya no es una opción, sino una necesidad.
La sociedad también juega un papel clave. Es imprescindible que las personas exijan acciones a sus líderes, reduzcan su propia huella de carbono, apoyen el consumo de pescado sostenible y participen en esfuerzos locales de conservación. Las campañas educativas pueden generar conciencia sobre la crisis y fomentar cambios de comportamiento.
Acción Inmediata
El océano se acerca a un punto crítico. Sin intervención, las olas de calor marinas y la desoxigenación empujarán a los ecosistemas más allá de sus límites de resiliencia, provocando cambios irreversibles. Los científicos insisten en que todavía tenemos la oportunidad de evitar los peores impactos, pero se requiere una acción decisiva en todos los niveles: gobiernos, industrias e individuos deben actuar ahora para reducir emisiones, proteger la biodiversidad marina y construir resiliencia en los océanos. La salud del océano es vital para toda la vida en la Tierra. Actuemos antes de que sea demasiado tarde.