Galicia ante el cambio climático:
¿podrían llegar los huracanes?
Galicia, con su costa atlántica expuesta y una larga tradición de convivir con temporales marinos, se encuentra cada vez más en el foco de atención de la ciencia climática. En un contexto de cambio climático acelerado y calentamiento oceánico, surgen preguntas cada vez más urgentes: ¿cuáles son las bases científicas para prever tormentas más intensas en la región? ¿Qué fenómenos extremos ha experimentado ya Galicia y cómo podrían evolucionar en el futuro? ¿Está Europa viendo señales tempranas de fenómenos tropicales fuera de lugar?
En este marco, el físico e investigador del CSIC Antonio Turiel ha afirmado recientemente que “Galicia tiene un problema serio con los huracanes, que acabarán llegando”. Esta declaración, aunque impactante, refleja una preocupación creciente de la comunidad científica. Existe la posibilidad de que, debido al calentamiento del Atlántico, el norte de la Península Ibérica comience a recibir tormentas con características tropicales o híbridas.
¿Es realista pensar en huracanes en Galicia?
La posibilidad de que Galicia sufra tormentas de características similares a huracanes en las próximas décadas no es descabellada, aunque está sujeta a múltiples condicionantes físicos. En 2023 y 2024, se registraron temperaturas superficiales del mar inusualmente cálidas en el Atlántico oriental, especialmente frente a Portugal, con anomalías que en algunos casos superaron los +2 °C respecto a la media climática, según datos de Copernicus y la NOAA. En Galicia, aunque las anomalías fueron notables, no llegaron a alcanzar umbrales que permitan el desarrollo sostenido de ciclones tropicales.
Modelos climáticos como los propuestos en escenarios RCP8.5 (Representative Concentration Pathway 8.5, el escenario más extremo y pesimista considerado por el IPCC, que proyecta un aumento sostenido de gases de efecto invernadero en ausencia de políticas de mitigación). En contraste, escenarios como RCP4.5 o SSP2-4.5 suponen una estabilización de emisiones gracias a políticas activas de reducción, y proyectan un calentamiento global más moderado. Los modelos basados en estos escenarios también sugieren que el umbral térmico necesario para mantener ciclones tropicales podría desplazarse hacia el norte en las próximas décadas, aunque de forma menos acentuada que en el escenario RCP8.5. Estudios como los de Bieli et al. (2019) y Haarsma et al. (2020) indican que el calentamiento global puede ampliar la zona de formación de ciclones tropicales. Kossin et al. (2014) observan una migración hacia los polos de la intensidad ciclónica. Y el último informe del IPCC (AR6) recoge la posibilidad de que se formen ciclones tropicales en regiones atípicas del Atlántico Norte.
¿Qué tipo de tormentas pueden afectar a Galicia?
En la actualidad, Galicia no parece reunir las condiciones necesarias para generar huracanes tropicales: el mar está demasiado frío y los niveles de cizalladura vertical en la atmósfera son elevados. Sin embargo, la región ya es vulnerable a:
Ciclones extratropicales, como Klaus (2009), frecuentes en invierno.
Tormentas híbridas o subtropicales, como Vince (2005) y Ophelia (2017), que combinan características tropicales con sistemas atlánticos.
Ciclones post-tropicales, como Leslie (2018), que llegan a la península desde latitudes más bajas.
Por tanto, el riesgo más realista a medio plazo no es el de una temporada de huracanes como en el Caribe, sino la intensificación de tormentas híbridas o su llegada más frecuente al litoral ibérico.
Galicia y los ciclones: una historia poco conocida
Aunque Galicia nunca ha sido azotada por un huracán tropical en toda su intensidad, ha padecido tormentas que, por su fuerza destructiva, han dejado una huella comparable. En octubre de 1984, la borrasca Hortensia azotó A Coruña con vientos de hasta 180 km/h, causando tres muertes y enormes daños materiales. Fue una ciclogénesis explosiva que sigue viva en la memoria de muchos gallegos. Décadas después, en enero de 2009, la tormenta Klaus golpeó con ráfagas superiores a 190 km/h, provocando cortes eléctricos generalizados y arrasando miles de hectáreas de monte. Fabien, en diciembre de 2019, trajo consigo vientos huracanados y olas superiores a nueve metros, justo antes de Navidad, generando un caos costero inusitado.
En los últimos años, varias tormentas de origen tropical han alcanzado Galicia ya convertidas en ciclones extratropicales. Ophelia, en 2017, alcanzó la categoría 3 cerca de las Azores antes de tocar Galicia con vientos intensos, incendios agravados por la sequedad del aire y un cielo anaranjado por polvo sahariano. En 2018, Leslie llegó desde el Atlántico central manteniendo estructura tropical hasta las cercanías de la Península. Vince, en 2005, fue el primer ciclón tropical que tocó tierra en España —en Huelva—, y aunque ya muy debilitado, su formación tan al este supuso una novedad científica.
Galicia y sus grandes temporales: una historia que viene de lejos.
Galicia ha sufrido episodios meteorológicos extremos mucho antes de la actual crisis climática. Entre los más relevantes, destaca el devastador temporal del 15 y 16 de febrero de 1941, uno de los más violentos del siglo XX, con vientos huracanados que causaron importantes daños y víctimas en el norte de Galicia. Uno de los peores naufragios de la historia gallega ocurrió el 2 de enero de 1921, cuando el vapor Santa Isabel se hundió frente a la isla de Sálvora, con 213 víctimas mortales. Aún más atrás, en 1596, una gran tempestad frente a Corcubión hundió veinticinco barcos de la Armada Española, causando la muerte de más de 1.700 personas.
En diciembre de 1979, un fuerte temporal produjo vientos extremos en Estaca de Bares, alcanzando valores próximos a los 200 km/h, y provocando la paralización del tráfico marítimo.
Estos ejemplos confirman que los fenómenos meteorológicos extremos no son una novedad, pero sí se espera que aumenten en frecuencia e intensidad por efecto del cambio climático.
¿Estamos preparados?
En un contexto donde los límites climáticos tradicionales se están difuminando, cabe preguntarse si Galicia está preparada para afrontar tormentas más intensas. Es crucial revisar los planes de emergencia, adaptar infraestructuras críticas y formar a la población en riesgos climáticos. Eventos inesperados, como las inundaciones de Alemania en 2021 o la DANA en Valencia en 2024, muestran que el impacto puede ser devastador si no se actúa con antelación.
Conclusión
El riesgo de huracanes en Galicia no es inmediato, pero tampoco es una hipótesis descartable. La combinación de temperaturas oceánicas en ascenso, cambios en las trayectorias de las tormentas y la experiencia reciente de sistemas híbridos indica que es hora de anticiparse. Lo que está en juego no es sólo meteorología, sino la resiliencia del territorio frente a escenarios cada vez más plausibles.