España, potencia exportadora de basura
Cada vez que depositamos una botella de plástico en el contenedor amarillo, creemos que inicia su viaje hacia un futuro sostenible. Pero, en realidad, una parte importante de ese plástico puede terminar a miles de kilómetros de distancia, en vertederos o en plantas improvisadas en Asia.
Cada día, en España, cada persona genera más de un kilo de residuos, casi la mitad de los cuales se generan en envases de un solo uso. Aunque las cifras oficiales hablan de un 45% de reciclaje de envases de plástico, organizaciones independientes denuncian que dichas cifras están infladas y que la tasa real de reciclaje efectivo es significativamente menor.
España ocupa el tercer lugar como mayor exportador de residuos plásticos a países en desarrollo dentro de la Unión Europea, enviando 13,7 millones de kilogramos mensuales a países no pertenecientes a la OCDE desde agosto de 2024. Esto sitúa a España solo por detrás de Alemania (20 millones de kg/mes) y Países Bajos (15,1 millones de kg/mes) en las transferencias transfronterizas de residuos.
Los defensores de la justicia ambiental lo denominan: colonialismo de residuos.
A nivel mundial, Alemania lidera todos los exportadores con 693.000 toneladas métricas anuales en 2023, seguida de Japón y Reino Unido.
Exportación de residuos plásticos: cifras y contradicciones
Malasia recibe la mayor parte de las exportaciones españolas de residuos plásticos, valoradas en más de 30 millones de dólares en 2023, seguida de Turquía (12 millones de dólares) y Portugal (9 millones de dólares). Las exportaciones totales de residuos plásticos desde España alcanzaron los 86,5 millones de dólares en 2022, un aumento del 50% respecto al año anterior y la cifra más alta registrada desde 2017.
Aunque España se alinea con la High Ambition Coalition en las negociaciones del tratado mundial sobre plásticos, abogando por obligaciones vinculantes para reducir la producción de plástico, simultáneamente aumenta las exportaciones a países con infraestructura inadecuada para la gestión de residuos. Esto refleja la discrepancia observada en la política del Reino Unido, donde el gobierno anunció intenciones de prohibir las exportaciones a países no pertenecientes a la OCDE en 2023 pero no implementó la prohibición. La posición de España ejemplifica lo que los académicos de justicia ambiental denominan «daño ambiental transfronterizo»: la transferencia sistemática de cargas ambientales desde naciones ricas hacia poblaciones económicamente vulnerables en el Sur Global.
España no recicla lo suficiente: causas estructurales
España generó 1,8 millones de toneladas métricas de residuos de envases plásticos en 2021, convirtiéndose en el cuarto mayor productor de la UE después de Alemania, Francia e Italia. A pesar de esta producción masiva, la infraestructura de reciclaje española sigue siendo inadecuada. La tasa de reciclaje de envases plásticos cayó del 51% en 2019 al 41,3% en 2020 y no se ha recuperado sustancialmente, alcanzando solo el 45,7% en 2021, la tasa más baja entre todos los materiales de envasado en España.
Según datos de Eurostat analizados por la European Environment Agency, el rendimiento general de gestión de residuos sitúa a España significativamente por debajo de los estándares de la UE. Mientras que el promedio de la UE para residuos reciclados o reutilizados es del 52%, España gestiona solo el 43,3%, dejando el 56,7% de los residuos para vertederos. Esta brecha de 8,7 puntos porcentuales refleja deficiencias estructurales en la capacidad de procesamiento de residuos española documentadas en múltiples evaluaciones nacionales de la EEA.
El cálculo económico que impulsa la dependencia de las exportaciones es directo: exportar residuos plásticos cuesta menos que desarrollar infraestructura de reciclaje nacional. El mercado español de gestión de residuos fue valorado en 8.130 millones de dólares en 2023, sin embargo, los altos costes operativos asociados con la recogida, transporte y tratamiento crean barreras financieras para la expansión de infraestructura, particularmente para pequeñas y medianas empresas. El impuesto de 0,45 euros por kilogramo sobre envases plásticos no reutilizables introducido bajo la Ley 7/2022 ha demostrado ser insuficiente para revertir esta estructura de incentivos económicos.
Ley 7/2022: el marco legal del reciclaje en España
La Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular de España, promulgada en abril de 2022, transpone la Directiva UE 2018/851 (que modifica la Directiva Marco de Residuos) y la Directiva UE 2019/904 (Directiva de Plásticos de un Solo Uso) al derecho español. La legislación establece objetivos ambiciosos: reducción del 13% en la generación de residuos para 2025 en comparación con 2010, reducción del 70% en el uso de plásticos de un solo uso para 2030 en comparación con 2022, y tasa de recogida del 85% para botellas de plástico para 2027.
Sin embargo, la ley contiene mecanismos de aplicación débiles. El marco nacional español de gestión de residuos, el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) 2024-2035, tiene como objetivo orientar la política de residuos y garantizar el logro de objetivos de reciclaje y desviación de vertederos legalmente establecidos para 2025, 2030 y 2035. Sin embargo, el análisis de la EEA indica que la tasa de reciclaje de España en 2020 fue del 36,4%, lo que requiere un aumento anual de 3,7 puntos porcentuales para cumplir el objetivo de 2025 del 55%, una tasa de mejora que España históricamente no ha logrado alcanzar.
La persistencia de estos déficits a pesar de las actualizaciones legislativas recientes demuestra que los marcos regulatorios por sí solos no pueden impulsar el cambio sistémico sin capacidad de aplicación adecuada y reestructuración económica para eliminar la ventaja de costes de la exportación sobre el procesamiento nacional.
Pero más allá de los fallos de ley y los incentivos económicos, hay un coste que rara vez se contabiliza: el humano. Es el precio que pagan quienes manipulan nuestra basura a miles de kilómetros.