Las necesidades de financiación de las nuevas empresas tecnológicas: cara y cruz

El crecimiento del ecosistema emprendedor español de los últimos años parece indicar un cambio de tendencia en relación con la cultura emprendedora, con nuevas competiciones, incubadoras y aceleradoras, redes de inversores, entidades de venture capital, corporate ventures,… Aunque fue ayer, parece que ha pasado mucho tiempo desde que las multinacionales españolas lanzaban sus primeros programas de emprendedores  (ver posts sobre Wayra , Repsol, Iberdrola,…).

Al margen de las competiciones de startups de indudable impacto mediático, si las estrategias de apoyo son correctas, este entorno  dinámico (que algunos califican de «burbuja») deberá traducirse en dos efectos positivos: un número importante de casos de éxito derivados de relaciones sólidas y de largo plazo de las empresas consolidadas con startups españolas que les ayuden a mejorar sus procesos de innovación; y la movilización de mucho más capital privado hacia las nuevas empresas, tanto por parte del capital riesgo nacional e internacional como de las empresas consolidadas e inversores privados.

El esfuerzo público realizado en los últimos años para apoyar el emprendimiento ha sido importante, en un contexto extremadamente adverso como el que ha vivido España, que ha pasado de la posición 32 en 2007 en el ranking mundial de disponibilidad de capital riesgo (ver Índice de Competitividad Global ) a la posición 105 en 2012. Por ejemplo, en el ámbito del venture capital (inversión en las fases iniciales) la mitad de las 1063 transacciones cerradas en 2012 por valor de 230 millones de euros han tenido el apoyo de los préstamos participativos de CDTI y ENISA, de acuerdo con el último informe ASCRI 2013. Pero estas inversiones sólo han podido compensar una parte de la brutal caída de la inversión en venture capital de las entidades de capital riesgo que, según el mismo informe, sumó poco más de 150 millones de euros en 2012 frente a los 400 millones de 2007.

Para una startup innovadora es mucho más sencillo conseguir financiación en España en sus fases iniciales que para hacer crecer su actividad. Por ejemplo, las inversiones de venture capital se han ido concentrando en las fases iniciales y el promedio de inversión por operación se desplomó desde una cifra cercana a los 800.000 euros en 2008 a cerca de 225.000 euros en 2012. Esto explica que la escasez de recursos internos y de financiación externa, sobre todo en las fases de crecimiento, sean los mayores obstáculos a la innovación mencionados por las NEBTs (nuevas empresas de base tecnológica con menos de tres años de vida) y que el 78% de ellas (el 91% en el caso de las empresas de Internet) crean que deberían reforzarse los instrumentos que pueden facilitarles la búsqueda de financiación, un porcentaje muy superior a los que demandan apoyo en la búsqueda de socios (44%), mayor oferta de espacios e infraestructuras (62%) o más servicios de asesoramiento especializado (34%), de acuerdo con la encuesta bianual a emprendedores de madri+d que publicamos en NEBTs 3 (ver gráfico en la parte superior de este post).

¿Es realmente la financiación el principal problema de las startups? Crear una empresa tecnológica requiere cada vez más dedicación, habilidades y capacidad para procesar información diversa por parte de los emprendedores, tanto para desarrollar nuevos contactos y relaciones como para promover eficazmente su marca personal y de empresa, para encontrar y asimilar la información relevante, para buscar financiación,… En opinión de los emprendedores del mismo estudio NEBTs 3, prácticamente todos esos factores pueden influir ahora en mayor medida que hace años sobre la evolución de sus empresas. Algunos de esos factores como la comercialización, la imagen de marca y la disponibilidad de personal cualificado técnico pueden ser incluso condición necesaria para acceder a la financiación y pueden influir en mayor medida que ésta sobre la evolución de la empresa y el desarrollo de innovaciones. 

A la vista de todo lo anterior parece necesario seguir apoyando la búsqueda de financiaión en el exterior ante inversores que valorarán la solidez de la tecnología y la capacidad y compromiso internacionales del equipo y del proyecto. Sabemos que las NEBTs están más centradas que hace años en la comercialización y en la búsqueda de socios y clientes de cualquier parte del Mundo, en contar con el mejor personal técnico y en conocer mejor los productos, servicios y tecnologías de los competidores, actuales o futuros. Además, sus expectativas de crecimiento siguen siendo muy positivas, algo muy valioso para los inversores internacionales. Entonces la gran pregunta es: ¿cuántas startups tienen estrategias y equipos realmente preparados para la internacionalización temprana?

 

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