Valorar correctamente el potencial de tu tecnología

Seguro que en algún momento de la vida de tu proyecto o empresa tecnológica has necesitado conocer, o al menos te has planteado saber, cuál es su valor económico real.

La incapacidad de valorar correctamente los activos tecnológicos de la empresa es una de las principales dificultades para captar recursos económicos y obtener financiación de bancos e inversores.

 

Determinar el precio de las empresas tecnológicas implica valorar el activo actual, pero sobre todo las expectativas futuras, para lo que se pueden utilizar diferentes métodos de valoración de empresas como descuento de flujos, opciones reales o múltiplos relativos. Hoy en día puedes utilizar herramientas que te ayudarán a conocer este precio, teniendo en cuenta el valor de los activos intangibles (si necesitas orientación ponte en contacto con nosotros) o, de un modo más amplio,  del capital intelectual de tu empresa como el “Intangible Assets Monitor”, el “Skandia Navigator” o el “Balanced Scorecard”.

 

Para mejorar esta situación de falta de información de las empresas, varias  iniciativas internacionales como el reciente informe RICARDIS: Reporting intellectual capital to augment research, development and innovation in SMEs proponen publicar información sobre el estado del capital intelectual de las empresas (proyectos de I+D+i, métodos de gestión, recursos humanos…), lo que permitiría poner a disposición de los inversores información precisa, tratando de no desvelar información sensible.

 

De todos modos, tal vez haya limitaciones reales o aspectos de confidencialidad por las que no sería tan sencillo para las empresas proporcionar esa información.

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Un comentario

  1. Creo que esta noticia refleja una de las grandes necesidades que tienen las pequeñas empresas de base tecnológica, que están apostando por una fuerte inversión en I+D.

    La necesidad de financiación en ellas es grande, y a la hora de buscar fuentes de la misma normalmente solo se valora el activo y cuentas de resultados, sin influir para nada en las decisiones financieras de los posibles inversores las expectativas de futuro que los nuevos desarrollos pueden suponer.

    Esto es especialmente grave en aquellas empresas que se intentan introducir en el mundo de productos sanitarios y/o farmacológicos, donde se requieren unas normativas más estrictas y unas autorizaciones de fabricación y comercialización de productos supeditadas, como es lógico, al cumplimiento de las mismas.

    Para este tipo de empresas es imposible obtener una cuenta de resultados positiva en un corto período de tiempo tras su constitución, pues el proceso de instalación y fabricación suponen gastos importantes, que no se pueden empezar a recuperar hasta la ansiada autorización de comercialización. Cualquier balance económico ha de ser por fuerza negativo en esta etapa.

    La inclusión de la valoración del esfuerzo que se realiza en I+D por la empresa, del potencial humano existente y del capital intelectual aportado por la Empresa indudablemente mejoraría las posibilidades de financiación, importantes precisamente para poder acometer con éxitos estos inversiones en I+D.

    Desgraciadamente muchos de nosotros, que provenimos de una labor docente e investigadora en la Universidad, no somos conscientes del valor del esfuerzo realizado en términos económicos. Asimismo las entidades financieras normales en nuestro país creo que tampoco valoran de una forma realista el capital de I+D presente en la Empresa. En este sentido cualquier método de valoración de estos “activos intangibles”, cualquier iniciativa que impulse una cultura de valoración en todos los ámbitos de los mismos, empresariales y financieros, será bienvenida.

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