Patentes Históricas: La lavadora

El uso de la lavadora no fue generalizado en España hasta bien entrada la década de los sesenta. Anteriormente el lavado de las prendas de vestir era bastante penoso, como todos hemos podido comprobar en aquellas ocasiones en que este humilde aparato se ha averiado en nuestros viviendas, no digamos cuando no se disponía de agua corriente en los domicilios y era preciso acudir a los “lavaderos” que había en todos los pueblos y ciudades, situados en las orillas de los ríos o arroyos.

En Inglaterra y con fecha 1691 hay referencias a la existencia de una máquina para lavar y escurrir ropa, pero no se conoce su diseño. La mayoría de las máquinas lavadoras de esa época consistían en dispositivos mecánicos que imitaban el movimiento que las manos humanas efectuaban sobre la ropa durante el lavado manual. Durante el siglo XVIII se inventaron varios dispositivos destinados al lavado de ropa y consistentes en un tambor giratorio en el que se introducían las prendas, se pueden citar los de Jacob Christian Schäffer, Henry Sidgier y Edward Beetham. No se puede hablar de un primer inventor de la máquina lavadora, se trató de un proceso gradual y muy prolongado en el tiempo. Una de las primeras patentes que se conservan sobre una máquina lavadora es la US 117, de 1837 por William Hovey, que define un aparato en el que la ropa discurre por el espacio existente entre un cilindro con relieves y una serie de pequeños cilindros o rodillos circundantes. El objetivo era aumentar todo lo posible la fricción sobre la ropa.

Patente US117

Ya a principios del siglo XX comenzaron a comercializarse en Estados Unidos lavadoras consistentes en un tambor giratorio accionado por un motor eléctrico. En 1928 se habían vendido cerca de un millón de estas lavadoras en EE.UU. Sin embargo, no se produjo su popularización hasta los años 50.

Anuncio de lavadora de 1910

Los principales problemas que tuvieron que resolver los primeros fabricantes de lavadoras se referían a la obtención de motores y métodos de transmisión que suministraran suficiente potencia al mecanismo durante el arranque y no se sobrecalentaran. Para evitar descargas, el estator y el rotor se encontraban protegidos por una carcasa y eran refrigerados por un ventilador. La mayoría de las mejoras posteriores fueron dirigidas a aumentar el funcionamiento automático de la máquina. Así, se introdujeron una bomba de desagüe y temporizadores destinados a aplicar tiempos de funcionamientos distintos, según el tipo de tejido que fuera a ser lavado, y a lograr un funcionamiento totalmente automático.

Hasta los años 70, el control de la velocidad del tambor se realizaba por medios mecánicos. Desde entonces se ha realizado mediante medios electrónicos. Otro de los aspectos en los que se ha evolucionado es en la velocidad de centrifugado. Antes era raro obtener las 800 r.p.m, mientras que en la actualidad la mayoría de los modelos llega a las 1600 r.p.m.

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Un comentario

  1. Un interesante artículo sobre la historia de las lavadoras. La verdad es que durante muchos y muchos años la ropa se lavó a la mano hasta bien poco tiempo me lo recuerdo de eso principalmente en las casas de las familias más humildes. Pero no hay duda que ha sido una grande revolución.

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