Manuel Gómez Larrañeta, pionero de la investigación marina española

Manuel Gómez Larrañeta pionero de la investigación marina en España, falleció en Vigo (Pontevedra), a los 88 años de edad. Nació en Tolosa en 1924. Desde 1967  hasta 1979 fue director del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, después de haber sido director del Laboratorio costero de Castellón del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Entre los numerosos reconocimientos recibidos  a lo largo de su trayectoria profesional se cuenta la Medalla de Galicia en 1992. Experto de referencia mundial en el estudio de las pesquerías publicó numerosos trabajos sobre este tema y formó a gran cantidad de biologos pesqueros de España y muchas otras naciones.

«El 10 de abril de 1943, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo la dirección del Prof. Francisco García del Cid, creó el Instituto de Biología Aplicada. En 1949, el CSIC creó la Sección de Biología Marina, en el Instituto de Biología Aplicada, pero dependiendo del Patronato Juan de la Cierva para la Investigación Técnica». Los inicios del Instituto en 1949 fueron un ensayo indeciso del CSIC, con medios mínimos, que sólo la voluntad pionera de unos pocos jóvenes científicos consiguieron rápidamente la confianza del CSIC. «Sus primeros pasos consistieron en dar un curso ese mismo año (15 marzo al 15 julio) en Blanes (Girona). El Sr. Karl Faust prestó las instalaciones del Jardín Botánico “Mar i Murtra”, y los pescadores de Blanes ayudaron en los ejercicios prácticos de los estudiantes, contribuyendo al éxito del curso.» Entre estos estudiantes se encontraba Manuel Gómez Larrañeta que junto con Buenaventura Andreu y Julio Rodríguez Roda fundan el laboratorio del Grao de Castellón. «En 1951, el CSIC cambió el nombre de Sección de Biología Marina por el de Instituto de Investigaciones Pesqueras, bajo el liderazgo del Prof. García del Cid.»

«En octubre de 1987, aparecía en Industrias Pesqueras, el artículo de Manuel Gómez Larrañeta, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, dependiente del CSIC, en el que se recogían los datos básicos sobre «el fletán de Groenlandia». Pocos años después, y gracias a la iniciativa de armadores españoles como Juan Manuel Oya Pérez, la pesquería del fletán negro se convirtió en una alternativa fundamental para la flota que expulsada de Namibia buscaba nuevos caladeros en los que desarrollar su actividad. A finales de 1989, el buque «Combaroya Cuarto», propiedad de Juan Manuel Oya y patroneado por Angel Lemos, inicia la pesca de fletán negro en aguas de NAFO. A pesar de las dudas iniciales sobre su acogida por parte de los consumidores, esta especie pronto se convierte en una de las capturas «estrella» de la flota española de larga distancia. Años después, y con la pesquería completamente desarrollada, llegan los enfrentamientos con las autoridades canadienses, el apresamiento del «Estay» y la llamada «guerra del fletán». Y, finalmente, desde 2003, las flotas dedicadas a esta especie en aguas de NAFO han visto limitada su actividad debido a la delicada situación por la que atraviesa el fletán.»

Otro de los temas en los que Manuel Gómez Larrañeta centró su interés fue el colapso de las pesquerías. El fenómeno más llamativo en la historia de las pesquerías de Europa ha sido el colapso de los stocks más importantes de arenque en el nordeste del Océano Atlántico. Los desembarques que habían alcanzado 1.700.000 toneladas en 1966 se redujeron a sólo 20.000 en 1970. Otra pesquería de arenque al otro lado del Atlántico, la del Georges Bank que soportaba capturas de más de 140.000 toneladas durante 1966-1975, desapareció a partir de 1976.

A continuación incluyo parte de una conferencia sobre la La Productividad de las Pesquerías impartida por Manuel Gómez Larrañeta en el VI Foro Marino en el año 2003, que por su interés merecen la pena, en mi opinión, de ser leída con atención.

«De acuerdo con la dinámica de poblaciones de peces explotadas, el rendimiento máximo de una pesquería abierta, se obtiene de la dimensión de malla adecuada (edad de primera captura) para cada mortalidad por pesca, que depende del número de barcos y la eficiencia de los medios de pesca (esfuerzo de pesca), así que al aumentar el esfuerzo de pesca debe aumentar- se la amplitud de las mallas. Como normalmente al aumentar el esfuerzo disminuye la captura por calada, los pescadores dejados a su iniciativa estrechan las mallas para aprovecharlo todo, con lo que el rendimiento disminuye todavía más (sobrepesca).

Para conocer todos estos parámetros es necesario un meticuloso plan de muestreo, muy laborioso de obtener en la práctica. Además luego tiene que haber un concienzuda vigilancia para evitar que se pesque fuera de las normas establecidas. Esto es también muy difícil. El pescador es tan honrado como el que más, pero lo que no puede soportar es que haya un vigilancia deficiente, mientras algunos “listos” se aprovechan de esta relajación. La confianza del pescador en la vigilancia ha de ser total.

Otra manera de regular una pesquería es la de graduar el esfuerzo de pesca (número de licencias), o de capturas anuales totales (“TACs”). El sistema de licencias tiene grandes problemas económicos, pues termina por ir subiendo cada vez más el precio de la venta de las mismas. El sistema de TACs es el más apropiado para las pesquerías internacionales, pero crea grandísimas tensiones políticas a la hora de repartir las cuotas anuales entre las flotas de cada país. Estas tensiones comienzan en las reuniones previas de los científicos para deducir el TAC de cada especie para el año siguiente, cuyo reparto ha de ser luego negociado por los políticos.

Hay un cierto deslizamiento de los biólogos de los países costeros hacia la postura de que el problema es de sobrepesca, y la flota que sobra es precisamente la de los países lejanos, mientras que los biólogos de las flotas de los países lejanos tienden a ver que, sin negar el problema de la sobrepesca, hay con todo una gran influencia del cambio del ambiente en la disminución del rendimiento.

Aún suponiendo que hayan sido resueltos los tremendos problemas científicos y de regulación comentados más arriba, quedan todavía otros grandes problemas por resolver; por ejemplo, el problema del cambio de los factores ambientales, lo cual supone, por un lado, un vastísimo estudio hidrográfico y, por otro, un conocimiento de la reacción ecológica de las especies a estos cambios. Yo he sido casi siempre un biólogo de “flota lejana”, tal como las de los baca- laderos en el norte del Atlántico, y me he interesado mucho por las reacciones de los pesquerías a los cambios ambientales. El más popular de todos estos cambios es el llamado “cambio del clima”, que tan por supuesto se admite en los medios de comunicación, pero no así entre los medios científicos. Normalmente a los cambios meteorológicos más o menos seguidos, tal como varios años de sequía o de lluvias pertinaces, se los ve como cambios del clima, cuando estos no se manifiestan como verdaderos más que en las medias de periodos de 50 años e incluso de un siglo y aun así muchas veces aparecen como ciclos de varios siglos.

Muchas veces lo que aparece como un cambio del clima no lo es tal, o en la dirección en que parece estar. Por ejemplo los biólogos españoles apreciamos un ciclo oceanográfico en las pesquerías de Terranova durante las décadas de 1970 y 1980, que habría influido en las pesquerías de bacalao. Los biólogos canadienses insistieron en que se trataba de un fenómeno de sobrepesca, y es cuando se extendió la zona exclusiva de pesca reservada a la flota canadiense hasta las 200 millas. Luego incluso impusieron a su flota una moratoria de pesca sin que mejoraran los rendimientos, hasta terminar, actualmente, con la práctica desaparición del bacalao en sus costas. Sin embargo, basándonos en este cambio de la disminución de las temperaturas medias del agua, sugerimos la probable aparición de una pesquería de fletan negro por fuera de las 200 millas, pesquería que antes estaba más al norte en el Mar de Labrador; como así fue.

Otro ejemplo, es el estudio astronómico y sus consecuencias hidrográficas de lo que se llama “movimiento polar”, que es la aparente salida del eje de rotación de la Tierra según un circulo alrededor del polo geográfico. Este movimiento tendría que originar unas desviaciones de la Corriente del Golfo en su extremo norte, por cuestiones de la inercia, y con ello, unos cambios cíclicos de 1a temperatura en los mares al norte de Noruega que, a su vez, crearían ciclos de abundancia del bacalao, como luego así fue. Es decir estos estudios ecológicos de las relaciones entre la productividad de las pesquerías y los cambios ambientales tienen, al menos, la utilidad de vaticinar el estado futuro de las pesquerías, lo cual es muy útil en las negociaciones gubernamentales de las pesquerías lejanas. Así se podrían mostrar otros casos verdaderamente espectaculares, puesto que sorprende a los estados costeros, cómo es posible que los países leja- nos puedan conocer de antemano el estado de sus pesquerías.

Pero es que además están las consecuencias de los cambios de proporción de las diversas especies por efecto de la pesca o por causas naturales. Esto suele ocurrir en las pesquerías pelágicas cuando la biomasa de una especie disminuye bruscamente de abundancia y entonces, como se alimenta de huevos y larvas superficiales, permite 1a recuperación de otra especie pelágica que, a su vez, luego somete a una baja densidad a la primera especies, al cambiar el dominio trófico de la especie explotadora del zooplancton superficial. Esta clase de alternancias no se reparan con la suspensión de la pesca de la especie “dañada” sino que es preciso que, a su vez, descienda bruscamente la biomasa de la especie invasora. Por ejemplo, las dualidades sardina-anchoa, anchoveta-sardina, arenque-caballa, arenque-capelán, ni estas dualidades se comportan igual en todas las pesquerías del mundo. A veces hay relaciones a tres especies como son, una de ellas de fondo, por ejemplo, arenque-bolo-caballa y capelán-arenque-bacalao. Además existe una alternancia entre una especie pelágica y otra de fondo, ya que cuando abunda la pelágica devora grande cantidades de huevos y larvas de la de fondo, tal como la dualidad anchoveta-pescadi1la en las costas de El Perú, o también si una especie en su fase juvenil devora grandes cantidades de larvas de un crustáceo, al disminuir por sobrepesca una (v.g. merluza) puede aumentar otra (v.g. cigala).

El medio marino tiende a los equilibrios compensatorios, y toda la naturaleza. Los cambios radicales son raros y a largo plazo, puesto que están en relación con ciclos astronómicos, como son los de 21, 40 y 100 miles de años, y se manifiestan como periodos glaciares e interglaciares, cuando no como eras geológicas.»

 

 

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