Los océanos constituyen más de las dos terceras partes de nuestro planeta. Lógicamente son fuente de muchos recursos, entre ellos alimento. Alrededor de un 35% de los productos pesqueros que se consumen en el mundo proceden de la acuicultura y este porcentaje sigue incrementándose paulatinamente. El 70% de los caladeros internacionales se encuentra en estado de sobreexplotación y el nivel de capturas actual procedente de las actividades pesqueras ha llegado prácticamente al máximo que puede alcanzarse. La producción acuícola española la lidera Galicia, con una producción anual cercana a las 210.000 toneladas, y que constituye la mayor parte de la producción total de la acuicultura española, cifrada en torno a las 270.000 toneladas. La biotecnología podría ayudar a conseguir una producción económicamente rentable de animales sanos con un impacto ambiental limitado.

La biotecnología consiste en aprovechar todo lo que tienen los seres vivos en nuestro beneficio y no solo en la producción de animales para el consumo. Por esto, la biotecnología marina incluye además de la producción de alimento mediante el cultivo de organismos marinos, el aprovechamiento de los recursos de nuestros mares como fuente de productos naturales o incluso como energías alternativas.

La naturaleza guarda miles de secretos para el desarrollo de nuevos tipos de analgésicos y métodos desconocidos para la recuperación de tejidos y órganos perdidos. En el mundo marino tenemos múltiples ejemplos de la utilidad de diversas especies para usos biomédicos u otras aplicaciones tecnológicas, de hecho, hoy en día existen ya casos de comercialización de distintas sustancias a partir de especies marinas.

Muchas especies de tiburón sufren una exagerada sobrepesca. Esto significa la escasez de escualamina, una sustancia con propiedades antibióticas y antifúngicas. Además su empleo permite controlar el crecimiento de tumores cerebrales en ratas experimentales prolongando su vida. Esta sustancia ataca los tumores al inhibir la formación de nuevos vasos sanguíneos.

En nuestro país se producen varios medicamentos derivados de especies marinas. El más conocido es Yondelis® (trabectedina) obtenido de la ascidia Ecteinascidia turbinata. Yondelis® , producido por la empresa española PharmaMar, tiene un mecanismo de acción novedoso, resultante de su unión al ADN interfiriendo en los procesos de división celular, de transcripción genética y en los sistemas de reparación del ADN.

Los moluscos gasterópodos de la familia “Conidae” producen un compuesto con un efecto analgésico 1.000 veces superior al de la morfina, útil para aliviar el dolor a pacientes de sida y cáncer. La ziconotida, una forma sintética del veneno de un caracol de mar permite un alivio del dolor de moderado a completo en aproximadamente el 53% de los pacientes tratados.

En animales tan próximos a nosotros como son los mejillones, se ha descubierto una nueva clase de péptidos antimicrobianos, con actividades antivirales y antibacterianas, llamada myticina C. Los péptidos antimicrobianos son pequeñas moléculas, presentes en la gran mayoría de organismos, que actúan como antibióticos naturales ante determinadas enfermedades. Forman parte del sistema inmunitario innato, que se encarga de defender al organismo de todo lo que éste no reconoce como propio.

 

Es sorprendente la capacidad que tiene el mejillón para adherirse a cualquier superficie y para aguantar varias veces su peso. Los mejillones son capaces de viajar adheridos a cascos de barcos a gran velocidad y no caerse. Las proteínas adhesivas presentes en el pegamento natural que los mejillones secretan para adherirse a las rocas y entre sí llamó la atención de investigadores financiados por el National Institute of Health de Estados Unidos y la NASA. Su aplicación en cirugía permite que los tiempos de recuperación sean más pequeños, y que las cicatrices sean menos visibles. Aunque la sustancia se comercializa, su uso no ha llegado aún a la experimentación clínica. Aún es necesario averiguar la composición correcta para la aplicación en humanos por lo que algunos grupos científicos están buscando versiones sintéticas de ese pegamento.

Numerosas empresas e iniciativas científicas están actualmente intentando desarrollar biocombustibles a partir de algas y otros microorganismos marinos fotosintéticos, como las cianobacterias. La idea es prometedora pero la viabilidad económica por ahora no es muy evidente.  Según Exxon no haría falta, en un futuro, adaptar las infraestructuras a este nuevo tipo de combustible, sino que “se procesaría en las mismas refinerías actuales y se suministraría en las mismas gasolineras”. Actualmente, los biocombustibles agrícolas ya están presentes en el mercado como un producto mezclado con los combustibles tradicionales. España cuenta con algunas ‘biogasolineras’ que los suministran. En cuanto a previsiones de futuro, la compañía petrolera estima que las algas podrían producir, potencialmente, más de 20.000 litros de combustible por hectárea y año. Los objetivos no son excesivamente ambiciosos, aunque sí realistas, similares al potencial de otras empresas. El problema es lograrlo.

Escribir que dependemos del petróleo es una perogrullada, una obviedad. También es cierto que tarde o temprano esta fuente de energía se agotará y no solo como motor del mundo sino como solución para muchas de nuestras necesidades. Los polímeros sintéticos derivados del petróleo como polietileno o nylon están presentes en casi todos los productos de consumo. Estos plásticos necesitan muchos años para degradarse. Los problemas de eliminación y la falta de materia prima han llevado a los investigadores a inventar nuevas alternativas. El quitosán es un biopolímero marino derivado de la quitina que se encuentra en el caparazón de algunos crustáceos marinos. Ya en 1995 se describió la capacidad del quitosán de interferir con la absorción de grasas. Otros estudios han confirmado que el quitosán puede captar los ácidos biliares que se sintetizan a través del colesterol en el hígado y que son vertidos al intestino, provocando una disminución de la tasa sanguínea de colesterol total y una mejoría en la relación colesterol HDL (el malo) y el colesterol total.

Otro ejemplo de nuevos materiales son las algas verdes marinas, que a veces tanto molestan a los bañistas. Podrían convertirse en un futuro en parte de la materia prima de los nuevos biocauchos destinados a producir neumáticos para coches. La empresa italiana Pirelli tiene la patente  y parece que el nuevo material supera las pruebas estándar habituales de los cauchos que se utilizan en la fabricación de neumáticos con respecto a densidad, dureza, resistencia al rasgado, atracción, viscosidad o calentamiento.

La apuesta por la biotecnología marina es uno de los grandes desafíos pendientes de la investigación en España. La estrategia de especialización inteligente (RIS3) y la de Blue Growth de la Unión Europa es una estupenda oportunidad para unir el potencial investigador de las universidades, los centros de investigación públicos y las empresas para avanzar decididamente en esta dirección. No olvidemos que la Unión Europea estima que la economía azul representa 5,4 millones de puestos de trabajo y un valor añadido bruto de casi 500.000 millones de euros al año. Pocas son las autonomías en España que reúnen las potencialidades de Galicia en esta actividad científica e industrial.

Desde luego nos queda mucho por investigar…A ver si el mar, además de servir de basurero y de despensa (mientras dure la Pesca y la Acuicultura), nos guarda sorpresas en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades que tanto nos preocupan. Para esto sirve la Ciencia.

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3 comentarios

  1. Desde luego, el mar ofrece infinidad de maravillosas imágenes para nuestra vista! Que buen artículo, gracias por compartir y hacernos recordar algunos de los tesoros que tenemos en los océanos. Más protección y menos explotación para mares y océanos!

  2. ¿Cuando los que dedican su esfuerzo a engrosar los beneficios de sus compañías entenderán que esos beneficios, en principio legítimos, han de hacerse compatible con la vida?, única forma de que éstos puedan mantenerse a largo plazo. Si destruyes la vida no tendrás beneficios. Quizas tengamos que hacérselo ver de esta forma, ya que parece que es la única que entienden. Excelente artículo, gracias por ayudarnos a comprender.

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