Tres veces más pequeña y ligera que las cámaras actuales, alcanza una resolución de menos de un metro desde una altitud de 500 km
El vehículo japonés Kounotori 9, más conocido como HTV-9, despegará mañana del complejo de lanzamiento de Yoshinobu, en la isla de Tanegashima, para reabastecer a la Estación Espacial Internacional (ISS). Operado por la agencia espacial nipona Jaxa, la nave llevará todos los suministros necesarios para los tripulantes de la ISS. Pero también una nueva cámara inteligente de fabricación totalmente española. Una que podrá acoplarse a cualquier tipo de satélite de observación de la Tierra (incluso a nanosatélites) y que tiene la ventaja de ser tres veces más pequeña y ligera de las que se utilizan normalmente. Algo a tener muy en cuenta si se considera el hecho de que cada kilogramo lanzado al espacio tiene un coste cercano a los 30.000 euros.
El ingenio se llama iSIM 170, y se instalará en el exterior del módulo japonés de la estación espacial, llamado Kibo, mirando directamente hacia la Tierra. Desde ahí, a casi 400 km de altura, el dispositivo será capaz de grabar hasta 20 imágenes por segundo de ciuddes, costas, bosques y océanos con una resolución desconocida hasta ahora en este tipo de instrumentos. Las imágens podrán utilizarse después para un gran número de cometidos, desde monitorizar vertidos al mar a observar la circulación de plásticos en el océano, detectar minerales, controlar incendios o estudiar patologías de las cosechas.
Diseñada por completo por la empresa Satlantis, con sede en Bilbao, la nueva cámara solo pesa 15 kg (un 80% menos que las cámaras usadas hasta ahora) y alcanza una resolución de menos de un metro desde una altitud de 500 km, cubriendo tanto el espectro visible como el infrarrojo. Además, gracias a un algoritmo de Inteligencia Artificial especialmente diseñado, el dispositivo es capaz de mutiplicar casi por tres la resolución original de las fotografías.
Satlantis es una startup fundada en 2013 a partir de un proyecto de la Universidad de Florida que forma parte del sector espacial y que se dedica a la investigación, desarrollo y fabricación de cámaras ópticas para la observación de la Tierra desde el espacio.
Según explica su Consejero Delegado, Juan Tomás Hernani, las cámaras suelen ser el «corazón» de todas las misiones espaciales, y su tamaño «es el factor que determina la magnitud del satélite que las aloja. Miniaturizar es hacer asequible el espacio a muchas nuevas aplicaciones, en particular las de tiempo real».
Por eso, con un 80% menos de peso y un tamaño tres veces inferior al de las cámaras con tecnología clásica, las cámaras fabricadas por esta empresa española pueden alojarse en micro y nanosatélites, reduciendo enormemente los costes de las misiones espaciales. Una ventaja competitiva importante y que hará posible emprender proyectos tanto civiles como científicos que hasta ahora no habían podido ser abordados por razones presupuestarias.
El próximo 10 de junio, un par de semanas después del acoplamiento del Kounotori 9 a la estación espacial, los especialistas de Satlantis contactarán con los astronautas de la ISS, que utilizarán un brazo robótico para colocar la cámara es su posición operativa, en el «balcón» exterior del módulo Kibo, ya lista para empezar a operar. Satlantis, que desde 2018 tiene su sede en el Parque Científico del Campus de la UPV de Leioa y tiene una plantilla de 40 personas, cuenta con la colaboración de ESA, NASA, JAXA y el respaldo del Gobierno vasco y la Universidad de Florida, entre otros.
