Fecha
Autor
López Guzmán, José. Ediciones Universidad de Navarra. Pamplona, 2005. 174 páginas

Ética en la industria farmacéutica: entre la economía y la salud.

SOBRE ÉTICA Y FARMACIA<br> Una reflexión sobre la moral profesional en la industria Reseña realizada por Rafael Herranz<br> Dirección General de la O.N.C.E.

Desde hace algunas décadas, las morales profesionales están atrayendo el interés de los especialistas en filosofía ética. Llamamos moral profesional al conjunto de reglas y principios morales que se aplican a una actividad u ocupación humana, a una rama del quehacer humano, y que definen, entre otras cosas, las obligaciones de quienes participan en esa actividad concreta, obligaciones que surgen en función del papel o de la posición que la persona asume voluntariamente al desarrollar esas tareas.

Todos sabemos que en nuestro quehacer cotidiano, en el día a día, surgen numerosas cuestiones de carácter moral que debemos resolver. Por suerte, la mayoría de ellas no plantean dificultades relevantes, y a menudo las abordamos sin especial reflexión. La cuestión más espinosa, y que ha generado una mayor atención académica, es la de las relaciones entre la Moral (con mayúscula) y las morales profesionales: o, dicho de otro modo, si estas últimas cuentan con principios morales propios y específicos que, en ciertos casos, puedan entrar en conflicto con la moralidad en general.

La realidad nos enseña que las prácticas comunes que caracterizan una actividad profesional (laboral, industrial, financiera, etc.) suelen orientarse decididamente hacia el éxito y la eficacia medidos en términos de esa profesión. Eficacia que no siempre va unida al respeto escrupuloso de los principios morales de general aplicación a la actividad de los seres humanos. Existe una tendencia a pensar que el profesional de éxito (en los negocios, o en cualquier otra ocupación) no ha de ser un modelo de honestidad, de sinceridad, o de tolerancia.

José López Guzmán, Doctor en Farmacia, y Profesor de la Universidad de Navarra, forma parte de la corriente de opinión mayoritaria que considera que los principios morales son igualmente aplicables a cualquier ocupación, y que las morales profesionales no son ramas dotadas de autonomía dentro de la teoría ética. Ello explica que dedique la Primera Parte de su libro a unas consideraciones generales y a una aproximación a la Ética, sin adjetivos, presentando algunos de los conceptos y teorías más importantes. La Ética define el marco donde operan las prácticas profesionales específicas, y fija las pautas a las que éstas deben ajustarse.

El Profesor López Guzmán parte de la filosofía moral cristiana como fundamento de sus posiciones. Las nociones de ley natural, de persona, y de dignidad humana sólo son, para él, comprensibles desde el pensamiento cristiano. Este punto de partida caracterizará la mayor parte de sus planteamientos a lo largo del libro, que aborda en su Segunda Parte la cuestión ¿es posible la ética en la industria farmacéutica?, que se extiende hasta la finalización de la obra reseñada.

La pregunta formulada no es ociosa: la popularidad de las compañías farmacéuticas ha descendido rápida y abruptamente en los últimos diez años. Si en 1997 más del 95 % de los entrevistados decía que los laboratorios prestaban ?un buen servicio? a los ciudadanos, ese porcentaje ha caído en las últimas encuestas hasta el 44 %. ¿Las razones? Junto a las fuertes subidas de precios, que refuerzan la imagen de la industria farmacéutica como un negocio más, orientado a maximizar el beneficio como sea, López Guzmán reitera, en varias ocasiones, el papel jugado por los escándalos y fraudes del sector, aireados por los medios de comunicación de forma inmediata.

El descrédito de la industria farmacéutica se apoya, asimismo, en la mayor información de que disponen los usuarios. Hoy no se discute que el impacto de los nuevos medicamentos en la mejora de salud es muy relativo, y que son los avances en nutrición, en higiene, en calidad de vida, los más determinantes. Tampoco se desconoce que los medicamentos presentan a veces importantes efectos secundarios, no deseables, cuya vigilancia no siempre es correcta (es el caso reciente de la empresa Merck con su producto Vioxx). Por último, la opinión pública considera que gran parte de los nuevos medicamentos son innecesarios, no proporcionan avances sustanciales, y que simplemente resultan más caros y sofisticados de los tradicionales, produciendo una saturación del mercado y una espiral consumista de difícil control.

López Guzmán es un gran conocedor de la industria, y abordó un tema relacionado con ella en un trabajo anterior: Objeción de conciencia farmacéutica. Maneja abundante información y bibliografía, lo que le permite ofrecer un libro de utilidad para cualquier lector interesado en estos temas, aun no especialista. Un ejemplo es el apartado dedicado a los códigos deontológicos, donde dedica notable atención al Código Español de Buenas Prácticas para la Promoción de los Medicamentos. No olvidemos que el marketing farmacéutico supone, en algunos casos, un tercio del total de los beneficios de algunas empresas, y se encuentra en el ojo del huracán de los escándalos del sector.

El apartado más extenso, y sin duda de mayor interés, es el dedicado a ?Cuestiones de ética en la industria farmacéutica?, en el que desgrana varios supuestos y casos problemáticos, en los que las exigencias morales parecen chocar con prácticas fuertemente consolidadas en la industria. Así, se discute ampliamente el asunto de la promoción de los medicamentos, tocando aspectos como la promoción encubierta, el nivel y detalle de la información a facilitar, los incentivos al personal sanitario, la distribución de material promocional, etc.

Los casos reales que se citan, y de los que han sido protagonistas laboratorios como Upjohn, Pfizer, Lilly, Merck, Glaxo, entre otros, son algunos de los que han obtenido mayor notoriedad pública a través de los medios de comunicación. El autor mantiene hacia éstos un tono fuertemente crítico, al entender que su interés por los problemas suscitados en la industria del medicamento es ficticio, y que simplemente pretenden airear noticias de carácter llamativo y escandaloso. Sin embargo, de la lectura del libro se deduce que los laboratorios han incurrido, más de lo debido, en prácticas comerciales agresivas en detrimento de la honestidad científica.

Los problemas relativos a la publicidad y a la promoción comercial de los medicamentos son los que gozan, en el libro, de un desarrollo más pormenorizado. Se indica cómo la injerencia de los departamentos comerciales de los laboratorios, con anuncios en los medios de información general, desdibuja la divisoria entre publicidad e información veraz (hace pocos meses tuvimos un ejemplo clarísimo en un número dominical extraordinario de El País, el 20 de febrero de 2005, con el título ?Industria Farmacéutica. Investigación rentable?, que generó varias cartas al director). La presencia de la industria farmacéutica en los medios es frecuente, y el consumidor se ha acostumbrado a valorar los medicamentos como un objeto de consumo más, sometido a las mismas reglas del juego que otros productos.

No se olvida la cuestión de los incentivos que los profesionales sanitarios reciben de la industria, incentivos que, en función de sus características, pueden llegar a convertirse en sobornos, afectando a la imparcialidad de los médicos en la prescripción de unos medicamentos frente a otros. Son conocidos y han generado frecuentes debates temas como los regalos y obsequios de todo tipo, la hospitalidad y los viajes a congresos, el papel de los visitadores médicos, etc. Más reciente es el control de las bonificaciones otorgadas por la industria a las oficinas de farmacia, sobre todo mediante la entrega de unidades gratuitas de productos genéricos.

Otros casos que se discuten son la competencia desleal en el seno de la industria farmacéutica, el conflicto de intereses, la objeción de conciencia, y la exigencia de formación continuada y de innovación, tanto en beneficio de sus trabajadores como del conjunto de la sociedad.

Los dos últimos apartados del libro se dedican a la responsabilidad social de la industria farmacéutica (apenas cuatro páginas) y al acceso a la salud de los grupos sociales desfavorecidos. Aquí se plantea el complejo problema de las patentes de medicamentos, y su incidencia en el acceso universal a la salud, cuestión en la que apenas se profundiza, y en la que se reiteran, sin apenas discusión crítica, los argumentos esgrimidos habitualmente por las empresas farmacéuticas.

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