Los europeos son los más afectados por las enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa
Investigadores radicados en Suecia han obtenido avances importantes respecto a las causas de la dolorosa inflamación intestinal en la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
Las investigaciones realizadas durante el proyecto de la Unión Europea MIRA son una buena noticia, ya que, por motivos que aún no están claros, Europa tiene la prevalencia más elevada a nivel mundial de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), según un estudio publicado en «The Lancet». Noruega tiene la prevalencia más alta de colitis ulcerosa, que puede provocar rectorragia, con 505 pacientes por cada 100 000. Alemania lidera la clasificación con 322 personas por cada 100 000 que sufren de la enfermedad de Crohn.
Con el apoyo del programa Marie Skłodowska-Curie, el proyecto MIRA proporcionó información sobre los mecanismos mediante los cuales algunos linfocitos T activan una respuesta inmunitaria y adquieren sus funciones. Esto podría ser la clave para entender por qué los sistemas inmunitarios de algunas personas son incapaces de diferenciar las bacterias intestinales inofensivas de las que merecen resistencia, lo cual provoca inflamación.
«Mostramos que la activación de linfocitos T específicos de las comensales ocurre en los nódulos linfáticos que drenan líquido linfático de los intestinos inflamados y que la función de estos linfocitos puede cambiar al migrar a tejidos inflamados», explica la investigadora Chiara Sorini.
Fue supervisada por Eduardo Villablanca, profesor asociado y beneficiario de una beca de investigación de la Academia Wallenberg en Medicina en el Instituto Karolinska de Suecia, cuyo laboratorio investiga la EII.
La investigación también identificó células dendríticas —que actúan como mensajeros entre los sistemas inmunitarios innatos y los adaptativos— como agentes importantes en la inducción de las respuestas de los linfocitos T. También descubrieron que esas respuestas podían reprogramarse mediante un mecanismo desconocido.
Factor ambiental
«Creemos que la capacidad de linfocitos T específicos de las comensales para transformar su función ante cambios en su entorno es uno de los descubrimientos más intrigantes de este proyecto», dice Sorini.
Piensa que será posible diseñar maneras de aliviar la inflamación intestinal una vez los científicos logren entender mejor los mecanismos que impulsan este cambio funcional.
En el marco de la investigación de MIRA, también se insertaron linfocitos T modificados en ratones para reconocer antígenos microbianos inmunodominantes en pacientes con EII. Después, los investigadores hicieron un seguimiento de su comportamiento en tejidos en modelos experimentales diferentes de inflamación químicamente inducida.
El equipo observó la activación de los linfocitos T en los nódulos linfáticos que drenaban los intestinos y su migración a los intestinos. Asimismo, caracterizaron su función en distintos momentos durante la inducción y la resolución de la inflamación.
En base a sus experimentos, Sorini y Villablanca creen que el ambiente asume un papel fundamental en provocar a los linfocitos T para tratar a las bacterias inofensivas como si fuesen un agente infeccioso.
Villablanca señala: «La EII es una enfermedad muy compleja que resulta de la interacción entre muchos factores, tanto genéticos como ambientales. No obstante, parece ser necesaria la preexistente alteración del recubrimiento del tracto intestinal que hace de barrera para que ocurra la primera impronta de los linfocitos T específicos de las comensales y su posterior contribución a la inflamación intestinal».
Se precisarán más estudios sobre los factores que causan este desequilibrio en el recubrimiento del tracto intestinal, pero el equipo de MIRA considera que ha logrado dar un paso importante para abordar unas enfermedades que afectaron a 6,8 millones de personas en 2017, según el artículo titulado «The global, regional, and national burden of inflammatory bowel disease in 195 countries and territories, 1990–2017: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2017», publicado en «The Lancet».
