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Investigando el carbono negro oceánico

Los resultados de un nuevo estudio muestran que el carbono negro disuelto en los océanos contiene una proporción notablemente más alta de carbono-13 que el hallado en los ríos

Desde hace tiempo se ha supuesto que el “carbono negro”, moléculas de carbono alteradas por la exposición al fuego o la combustión, se origina en tierra y que alcanza el océano a través de ríos y arroyos. Pero si el carbono negro oceánico es notablemente diferente del encontrado en los ríos, ¿de dónde procede realmente? Un trabajo publicado en la revista Nature Communications examina este problema.

Según Sasha Wagner, del instituto politécnico Rensselaer, la firma del carbono negro disuelto en los océanos es muy distinto de aquel hallado en los ríos, lo que nos hace preguntar si hay otras fuentes de carbono negro disuelto, si es degradado en los ríos, si es secuestrado en sedimentos, o si es alterado antes de alcanzar el océano abierto.

La datación por radiocarbono muestra que el carbono negro disuelto en las profundidades oceánicas puede tener edades de hasta 20.000 años, mientras que los cálculos estiman que los ríos podrían reemplazar todo el carbono negro disuelto en los océanos en unos 500 años.

Wagner desarrolló una nueva técnica de análisis del carbono negro. Utiliza los isótopos del carbono (variantes que contienen un número distinto de neutrones) para discernir las diferentes fuentes de carbono negro disuelto. Wagner comparó así muestras de los océanos Atlántico y Pacífico, con otras de ríos grandes, como el Amazonas, el Congo, etc.

Los resultados muestran que el carbono negro disuelto en los océanos contiene una proporción notablemente más alta de carbono-13 que el hallado en los ríos.

Es decir, el carbono negro en el océano no procede de los ríos. El de estos últimos no llega hasta ellos, lo que propone una serie de alternativas que habrá que explorar.

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