Altura de las olas durante el huracán Irma. / contains modified Copernicus Sentinel data (2017), processed by DLR (ESA)
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Sentinel-1 atraviesa los huracanes

La actual temporada de huracanes en el Atlántico nos ha recordado de forma cruel el dolor y la devastación que conllevan estas fuertes tormentas.

La adquisición de imágenes de la cima de los huracanes desde el espacio no es nada nuevo, pero los satélites Sentinel-1 pueden ver a través de estos imponentes sistemas meteorológicos, midiendo la superficie marina que hay debajo para ayudar a predecir el recorrido de las tormentas. Aunque la temporada de 2017 aún no ha concluido, diez tormentas atlánticas seguidas ya han alcanzado fuerza de huracán, algo que no había acontecido en más de un siglo.

Dado que comprender y predecir estos potentes sistemas es esencial para salvaguardar vidas y bienes, los científicos han estado estudiando la forma en que podría contribuir la misión de radar Sentinel-1 de Copernicus.

La pareja de satélites Sentinel-1 ofrece imágenes por radar de la Tierra para el programa europeo de vigilancia medioambiental Copernicus. La información de esta misión de vanguardia tiene numerosas aplicaciones: desde la vigilancia del hielo y los vertidos de crudo en el mar hasta la elaboración de mapas de inundaciones y deformaciones de la superficie provocadas por terremotos.

La observación de huracanes no formaba parte de los objetivos inicialmente previstos. A diferencia de los satélites con instrumentos ópticos, que nos ofrecen las imágenes que todos reconocemos de las cimas de los huracanes, los radares pueden atravesar las nubes para producir imágenes del mar bajo estos potentes y destructivos sistemas meteorológicos.

Un equipo de científicos del Centro Aeroespacial Alemán ha desarrollado una técnica que, alejando a Sentinel-1 de su objetivo inicial, permite al radar examinar los vientos en la superficie del mar y la altura de las olas. Esta información sobre el estado del mar resulta clave, ya que puede ayudar a evaluar el grado de destrucción de un huracán y predecir su recorrido, permitiendo saber dónde y cuándo podría penetrar en la costa.

Esta misma información puede emplearse para avisar a buques y emitir alertas por inundación costera.

Esta nueva técnica se aplicó por primera vez cuando el huracán Irma alcanzó Cuba y los Cayos de Florida a principios de septiembre. En esa ocasión, se midieron olas de hasta 10 m de altura. Sentinel-1 funciona en varios modos, pero es precisamente el 'modo de franja ancha', que abarca una sección de 250 km con una resolución de 5 x 20 m, el que resulta más valioso para comprender el oleaje del océano.

Esto es especialmente importante, ya que no es posible obtener mediciones in situ del estado del viento y el mar mediante boyas o sondas en condiciones meteorológicas tan extremas o de un área tan amplia.

Como explica Ramón Torres, gestor del proyecto Sentinel-1 de la ESA: "Vemos que la misión Sentinel-1 se está utilizando para muchas aplicaciones distintas en beneficio de la sociedad, pero este es un ejemplo particularmente bueno de cómo la misión puede suponer una diferencia real en las vidas de las personas. Sentinel-1 nos está dando más de lo que esperábamos".

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