Fecha
Fuente
El País
Autor
Miguel Ángel Criado

Un tercio de las muertes por calor se debe al cambio climático

La cuenca mediterránea y América del Sur, entre las regiones más afectadas por la mortalidad extra provocada por el calentamiento

El calor provocado por el cambio climático mata cada año en Madrid a una media de 177 personas, en Santiago de Chile, a 136 y en Ciudad de México, 115. No parecen cifras impresionantes, pero si se extrapolan a escala global serían más de 100.000 las personas que mueren anualmente por culpa de un calentamiento global generado por los propios humanos. Y es así al menos desde 1991, año en el que parte un macroestudio sobre el impacto del aumento de las temperaturas en la mortalidad en las ciudades del mundo.

El proyecto MCC analiza la conexión entre cambio climático y salud desde hace años. Ahora, 70 científicos que colaboran en el MCC han publicado un estudio que conecta el calentamiento global que está viviendo el planeta con un aumento de la mortalidad que se viene observando desde hace décadas. El trabajo, que usa datos desde 1991, ha investigado este vínculo en 732 localizaciones (la mayoría, ciudades o regiones) de 43 países. Salvo África, de la que no hay datos suficientes, para el resto del mundo han estimado que más de una de cada tres muertes (el 37%) relacionadas con el calor se deberían al cambio climático.

La investigadora en cambio climático y salud de la Universidad de Berna (Suiza) Ana María Vicedo es la principal autora del estudio, recién publicado en Nature Climate Change. Los países de la cuenca mediterránea venían siendo los que sufrían una mayor mortalidad provocada por las altas temperaturas del verano. “Pero es una zona ya castigada por el calor. Las regiones donde el incremento debido al cambio climático es mayor son las de América del Sur y el sudeste asiático”, dice. La proporción de fallecidos por la crisis climática es del 32% en Madrid, pero sube al 44,3% en Santiago de Chile. En Ciudad Ho Chi Minh (Vietnam), llega al 48,5%. Es decir, casi la mitad de los muertos son consecuencia de las emisiones antropogénicas.

El cambio climático afecta a la salud por diversos caminos, desde impactos directos como la contaminación del aire tras un incendio, a la ampliación del rango ecológico de patógenos. Pero el incremento de las temperaturas tiene su propio y directo impacto. La ola de calor de 2003, por ejemplo, provocó en Europa unas 70.000 muertes, 13.000 de ellas en España, y todo indica que cada año habrá más olas de calor, más largas y más intensas.

Lo que han hecho en este estudio ha sido modelar dos escenarios de temperaturas con los datos disponibles desde 1991 a 2018. En uno de ellos, modelaron la evolución térmica sin la aportación de las emisiones antropogénicas. En el otro, sumaron este impacto. Después, del total de muertes de los cuatro meses más cálidos del año, aislaron las atribuidas al calor. En una última fase, pudieron calcular cuántos fallecidos de más se están produciendo por el exceso de temperaturas del calentamiento.

En el total de las localizaciones estudiadas, en el escenario sin emisiones antropogénicas, el 0,98% de todas las muertes sucedidas en verano se deben al calor. Pero, al sumar los gases de efecto invernadero, el porcentaje sube al 1,56%. De ahí que puedan afirmar que más de un tercio de los fallecidos por las temperaturas se deben al cambio climático. Esa es la cifra media global, pero en los países del sudeste asiático el extra de mortalidad oscila entre un 48% y un 61% y sube al 76% en Ecuador o Colombia. Por ciudades, los extremos se están produciendo en urbes como Lima (Perú), Bogotá (Colombia) o Natal (Brasil). En la capital peruana, el extra de fallecimientos atribuibles al cambio climático sería de un 81,4%. En la ciudad brasileña, ascendería al 85,9% y en la capital colombiana, con el 92,6%, apenas habría muertes por calor si no fuera por el calentamiento.

El efecto del calor es único en cada ciudad. Lo ejemplifica la investigadora berlinesa de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla Veronika Huber, coautora del estudio y especialista en impactos climáticos: “Una ola de calor empieza en Berlín a partir de los 23º, pero en las gráficas vemos que en Taipéi (Taiwán) apenas hay curva, aunque la temperatura sea más alta”, dice. De hecho, en esta capital taiwanesa el riesgo no despunta hasta superar los 30º de media diaria. Y es que no solo cuenta la temperatura máxima alcanzada, sino las temperaturas habituales en esa ciudad, el diseño urbano, los servicios de salud...

El profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres Antonio Gasparrini es el autor principal de esta investigación y coordinador de la red MCC. Para Gasparrini, el mensaje es claro: “El cambio climático no solo tendrá impactos devastadores en el futuro, sino que cada continente ya está sufriendo las nefastas consecuencias de las actividades humanas en el planeta”.

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