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“Yo soy madrileño pero este premio lo ganan los que viven y trabajan en Madrid, por lo que se puede considerar un premio internacional”

Entrevistamos al Catedrático de Farmacia Francisco Javier Puerto Sarmiento, Premio de Investigación de la Comunidad de Madrid Julián Marías 2021 a la carrera científica

Preséntenos sus líneas de  investigación

Soy catedrático de la Universidad Complutense de Madrid desde hace casi cuarenta años. Fui catedrático muy joven y mi investigación, como la de casi todos los historiadores de la ciencia, no se circunscribe a una sola época. A lo largo de mi vida, he seguido tres líneas de investigación fundamentales. Empecé, y ahora continúo, durante la pandemia, con historia de las epidemias. Fundamentalmente estudié el cólera. Esta es una de las líneas de investigación.

La segunda línea, que en su día fue la más novedosa, trató sobre las expediciones españolas en América entre el s. XVI y el s. XVIII. Fue mi primer libro y seguramente el mejor recibido. Luego han venido muchos más. También hice trabajos sobre la ciencia en el Siglo de Oro y sobre Felipe II. Pero tanto unos como otros forman parte de la misma línea de investigación.

Y la tercera línea de investigación, que he desarrollado menos, ha sido sobre la represión y el exilio de los farmacéuticos durante la Guerra Civil. Fueron muchos los académicos de la Real Academia de Farmacia asesinados durante los primeros meses de la Guerra Civil y otros tantos se tuvieron que exiliar al acabar la contienda por haber sido republicanos.

Esas son las tres líneas fundamentales, aunque hay otras, pues siempre he tenido que hacer cosas por encargo, pero mis principales líneas de investigación son esas tres.

Además de Catedrático de Farmacia y miembro de número de la Real Academia Nacional de Farmacia, también pertenece a la Real Academia de la Historia. ¿Qué hace un científico en una institución del área de las humanidades?

Esa es una pregunta fantástica. Hay una anécdota de Benet, que era un gran escritor y, además, ingeniero. Cuando estaba entre ingenieros, estos comentaban: “como ingeniero, este no vale nada, pero, como escritor dicen que es maravilloso”. Y cuando estaba entre escritores, estos decían: “como escritor es un desastre, pero como ingeniero, parece que es maravilloso”. Yo he estado siempre en tierra de nadie. Soy historiador de la ciencia y, por lo tanto, me dedico a las humanidades, pero a las humanidades científicas. Esto no es extraño en España. Es extraño ahora, pero esta cátedra se fundó en 1915. Es decir, es una cátedra más que centenaria. Lo que sucede es que, en sus inicios, la historia de la medicina, la historia de la farmacia y, en general, las historias profesionales, eran geográficas y, en la actualidad, formamos parte de la historia de la ciencia, somos historiadores.

¿Cómo valora la divulgación científica que se hace en nuestro país? ¿No cree que cada vez la divulgación está más extendida entre los científicos?

Yo no contribuyo a la divulgación de la ciencia, sino a la divulgación de la historia de la ciencia, que es otra cosa. En cuanto a la divulgación científica a mí me parece magnífica, siempre que sea un científico que hace su investigación y la divulga. Una compañera, María Vallet, a quien le han dado también el premio este año de investigación de la Comunidad de Madrid, divulga maravillosamente lo que ella hace. En este momento me parece imprescindible la divulgación referente a las vacunas. Y eso sí lo hemos hecho desde la historia de la ciencia, divulgar la historia de las vacunaciones. Con la Fundación de Ciencias de la Salud hemos hecho un largo ciclo en el que hemos aportado visibilidad a lo que supone la microbiología, para que la gente no crea que es algo de brujería. 

Los períodos posteriores a las pandemias se suelen caracterizar por cambios y transformaciones sociales. ¿Qué nos dice la historia sobre la evolución de las sociedades que atravesaron una epidemia de esta magnitud?


“Yo he estado siempre en tierra de nadie. Soy historiador de la ciencia y, por lo tanto, me dedico a las humanidades, pero a las humanidades científicas. Esto no es extraño en España. Es extraño ahora, pero esta cátedra se fundó en 1915”

En el estudio de la historia de las epidemias se percibe un desconocimiento de lo que te ataca, que en el caso de la peste, por ejemplo, nunca se conoció. En la actualidad se sabe, pero mientras la peste atacaba nunca se supo por qué. En el caso del cólera, se conoció el agente en la última epidemia, aunque no estaba del todo claro. Por otra parte las pautas de comportamiento social ante las epidemias son muy similares. Es decir, contra la pandemia de la covid hemos empleado recursos que se emplearon en la epidemia del cólera, como hacer cercos para intentar evitar que pase la enfermedad. Nunca se sabía muy bien por dónde pasaba y siempre ha habido una manipulación de la enfermedad por parte del poder. Generalmente, las epidemias han dado lugar a convulsiones sociales e incluso a guerras. Es decir, aprovechando que un determinado país estaba un poco más debilitado se le atacado. Sin embargo, esta pandemia es absolutamente distinta a todas las demás porque, debido a la globalización, ha sido simultánea en todo el mundo. En las pandemias anteriores de cólera se iniciaba la epidemia en un lugar, pero se iba extendiendo poco a poco, de manera que  te podías refugiar, y podías ir huyendo de ella, pasando de un país a otro. En esta no. Todo el mundo ha sido atacado atacado simultáneamente. Lo que está sucediendo dentro de los países es que hay muchas ganas de vivir y se producen muchos desórdenes y botellones, aunque esta vez los desórdenes no son violentos.

Ya sé que me dirán, como buen académico que la ciencia no tiene fronteras, ni nacionalidad… pero no por ello deja de ser cierto que la ciencia la hacen personas concretas en lugares determinados. Usted ha recibido fondos públicos, becas, presupuestos para desarrollar su carrera. Permítanme hacer la pregunta: ¿cómo avanza Madrid cuando avanza la ciencia en Madrid?

Es una pregunta preciosa. Estoy absolutamente de acuerdo en que la ciencia no tiene nacionalidad, pero la transmisión científica sí. Por eso, cuando se dice que un país si no tiene ciencia no avanza, es cierto pero un país tiene que tener investigación científica y transmisión. Lo estamos viendo muy claramente en el caso de las vacunas. Tenemos maravillosos investigadores en Madrid, algunos también en Cataluña y algunos también en Galicia, pero están teniendo problemas de transmisión. Es decir, los científicos trabajan en red en todo el mundo y colaboran todos con todos, pero al final hay un país que absorbe el conocimiento y suele llamarse Estados Unidos de Norteamérica o China. Por eso es muy importante tener una buena red de científicos como tiene Madrid, que tiene unos científicos excepcionales, pero es fundamental tener dónde transmitir ese conocimiento y eso es en lo que falla nuestro país, que cuenta con algunas empresas biotecnológicas pero resultan escasas.

Por eso, en ocasiones, parece que existe un desfase entre los magníficos científicos que tenemos y las realidades. Los científicos que tenemos se han formado en su mayoría en Estados Unidos, han venido a España a dar lo mejor de lo que son capaces y realmente lo están dando, pero muy a menudo las transferencias solo se hacen allá.

¿Qué ha supuesto en tu trayectoria haber sido premiado por la Comunidad de Madrid con el premio de investigación “Julián Marías”?

Pues una tremenda satisfacción porque, en primer lugar, es un premio al que uno no se presenta y a mí tuvieron la delicadeza de no decírmelo, lo cual me produjo una satisfacción inmensa. En segundo lugar, yo soy madrileño pero este premio lo ganan los que viven y trabajan en Madrid, por lo que se puede considerar un premio internacional. Quiero decir que hay pocos madrileños a los que se les concede y eso produce mucha satisfacción. No es el premio de tu pueblo, sino que es el premio de la Comunidad de Madrid. Y en la Comunidad de Madrid hay unos cuantos madrileños, pero hay de todas las zonas de España y en la universidad, también de muchos países. Y, en tercer lugar, Julián Marías era un liberal moderado, un hombre con un par de agallas. El hecho de relacionar mi nombre con el suyo, teniendo, además, en la academia de la historia a uno de sus hijos, Fernando Marías, que es una persona a la que admiro y aprecio mucho, pues es triple satisfacción. Estoy encantado, no voy a decir otra cosa.

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