Pescado (fresco), vacas y cambio climático

Recientemente se anunció una investigación sobre un nuevo conservante natural que permitirá alargar la frescura del pescado. Aunque todavía se encuentra en una fase experimental, el BPS2 se convertirá en un nuevo método para conservar las especies durante más tiempo. Hasta quince días podrá permanecer la pesca en óptimas condiciones desde el momento de la captura en los barcos hasta su llegada al punto de venta.


Se trata de una sustancia que incluye compuestos naturales, con propiedades antioxidantes, y que podría alargar la vida útil de las capturas. El proyecto se centra en el estudio del rapante, el rape y la pescadilla, tres especies abundantes en el caladero de Gran Sol y donde la flota gallega tiene una importante presencia.

Los motivos de esta elección son económicos, ya que la presencia de estos productos en los puertos de la comunidad es evidente. También el lirio es objeto de estudio, a pesar de que está considerado una especie de descarte, por sus problemas para mantenerse en fresco.

En el proyecto participa  la Facultad de Veterinaria de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), el Instituto de Investigaciones Marinas y la Asociación de Armadores de Vigo (ARVI).

El pescado y si es fresco mejor es muy beneficioso para el que lo come pero además “la inclusión de una pequeña cantidad de aceite de pescado en la dieta del ganado puede contribuir a reducir sus flatulencias, una fuente importante de gases de efecto invernadero.

Cada año, las bacterias que viven en el aparato digestivo de vacas, cabras y ovejas producen unas 900.000 millones de toneladas de metano (CH4), un gas contaminante más potente que el CO2 y con gran capacidad para absorber el calor del sol y aumentar así la temperatura del planeta. La función de esas bacterias es ayudar al animal a descomponer los alimentos (el forraje o la paja tienen un alto contenido en fibra y son de difícil digestión), en un proceso en el que se produce metano como resultado de diversas reacciones químicas.

Si bien la cantidad de metano derivada de la acción del hombre es varias veces mayor a la procedente del ganado, la ciencia ha comenzado a estudiar formas de reducir las flatulencias de los rumiantes y a sugerir suplementos alimenticios que lo consigan.

La aportación de estas grasas, procedentes de pescado, a especies herbívoras debe ser muy pequeña, ya que cantidades importantes pueden ser perniciosas para la salud del ganado.

Alarguemos la vida al pescado y si no se lo damos a las vacas. Por lo menos pararemos el cambio climático….

Lo siento no puedo evitarlo. Es evidente que lo de las vacas tiene mucho peligro… y si tienen dudas vean el video.

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2 comentarios

  1. Se siente tan agradable encontrar a alguien con algunas ideas originales sobre el tema. Muy agradecido con usted para poner en marcha esto.

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