El neumático de Dunlop

En esta ocasión nos ocuparemos del neumático, una invención que por sí sola no parece tan importante, pero junto a otras invenciones ha contribuido a la configuración del automóvil, que en su esencia no ha evolucionado radicalmente a lo largo del último siglo.

 

Ya en 1839 , el estadounidense Charles Goodyear descubrió por accidente la vulcanización del caucho, cuando al volcar azufre sobre una sartén con látex, éste se volvió más duro y estable, pero sin perder su elasticidad natural. La invención del neumático se considera que se produjo en 1887, cuando el veterinario escocés John Boyd Dunlop, que residía en Belfast (Irlanda del norte) y ya conocía el caucho vulcanizado, desarrolló el primer neumático para el triciclo de su hijo. Lo que hizo fue inflar unos tubos de caucho vulcanizado, rodearlos con una lona y pegarlos a las llantas de las ruedas. Hasta entonces las ruedas eran de caucho macizo, con lo que la marcha era muy brusca. Dunlop obtuvo su patente en EE.UU en 1890.

 

Sin embargo, la patente fue invalidada dos años más tarde ante los tribunales, tras demanda de otro inventor escocés, Robert William Thomson, que había pate ntado en 1847 un neumático muy similar, de utilización en coches tirados por caballos. Sin embargo, nunca explotó comercialmente su invento, volviendo a las ruedas de caucho macizo, debido a la incapacidad de obtener un volumen suficiente de caucho con las propiedades necesarias.

 

 Finalmente Dunlop ganó la batalla legal y su patente fue revalidada. La producción comercial comenzó a finales de 1890, cuando Dunlop fundó la compañía Dunlop Rubber Company que poco tiempo después vendió a otra empresa a cambio de 1500 acciones de la compañía resultante. Otras grandes compañías pioneras en la comercialización del neumático fueron Michelín en Francia y Goodyear Tire and Rubber Company en los EE.UU. Otros hitos en la historia del neumático fueron la fabricación por parte de Goodyear de los primeros neumáticos de caucho sintético en 1937 y la invención por parte de Michelín del neumático radial en 1946, en el que las distintas capas de material se colocan unas sobre otras en línea recta, lo que confiere mayor estabilidad y resistencia a la cubierta que en los neumáticos diagonales utilizados hasta entonces en los que las distintas capas se colocan de forma diagonal.

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