Aunque cueste creerlo, los ataques de tiburones contra seres humanos son bastante raros.

Los ataques del tiburón blanco (Carcharodon carcharias), se pueden considerar anecdóticos si se comparan con los del tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) o el tiburón toro (Carcharhinus leucas).

Este último puede incluso remontar grandes ríos (Misisipi, Amazonas, Zambeze etc.) y atacar a las personas a varios kilómetros del mar, tal como ocurrió en Matawan (Estados Unidos).

No obstante, las muertes causadas por estas tres especies en su conjunto son inferiores a las provocadas por serpientes marinas y cocodrilos cada año, e incluso menores que los fallecimientos ocasionados por animales tan aparentemente inofensivos como abejas, avispas e hipopótamos.

Se considera que es más probable morir de un ataque al corazón en alta mar que por el ataque de un tiburón.

Un ataque de tiburón es uno de los riesgos que todo usuario de playas y mares debe contemplar sin embargo es importante entender ese riesgo en sus propias proporciones.

Muere más gente cada año por ataques de perros que la que ha muerto por ataques de tiburones blancos en los últimos 100 años.

En todo el Mediterráneo sólo se han confirmado 31 ataques de tiburones contra seres humanos en los últimos 200 años, en su mayoría sin resultado de muerte.

Para España, la cifra es de 4 ataques desde mediados del siglo XIX; De acuerdo con algunos investigadores estadounidenses, la cifra de ataques de tiburones blancos a nivel global entre 1926 y 1991 sería de 115, siendo California, Australia y Sudáfrica quienes registraron más.

Resulta bastante ilustrativo que en las aguas sudafricanas, infestadas de tiburones, la cifra de ataques de tiburones blancos desde 1940 sea de sólo 29 frente a las 89 agresiones protagonizadas por tiburones toro.

En California se contabiliza alrededor de una víctima mortal por ataque de tiburón blanco cada cinco años.

De todas las especies de tiburón, el tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es el que más llama la atención.

En español, las denominaciones más comunes son tiburón blanco y gran tiburón blanco (esta última influida por el nombre oficial en inglés, Great White Shark).

El nombre de “blanco” se debe a que en algunos ejemplares viejos, con el paso de los años, han ido aclarando el tono negruzco de su dorso hasta un gris claro, y junto al blanquecino del vientre, les dan el aspecto de ser blancos. Y como peces que son, siguen creciendo a lo largo de su vida y cuanto más viejos más grandes, de ahí lo de “gran blanco”.

Los tiburones blancos no son “máquinas de matar”, tal como nos muestra nuestra imaginación.

Para poder capturar los grandes mamíferos que constituye la base de la dieta de los adultos, los tiburones blancos practican una característica emboscada: se sitúan a varios metros bajo la presa, que nada en la superficie o cerca de ella, usando el color oscuro de su dorso como camuflaje con el fondo y volviéndose así invisibles a sus víctimas.

Cuando llega el momento de atacar, avanzan rápidamente hacia arriba con potentes movimientos de la cola y abren las mandíbulas. El impacto suele llegar en el vientre, donde el tiburón aferra fuertemente a la víctima: si ésta es pequeña, como un león marino, la mata en el acto y posteriormente la engulle entera.

Tiburón blanco (Carcharodon carcharias).

En algunas zonas del Pacífico, los tiburones blancos arremeten con tanta fuerza a las focas y leones marinos que se elevan un par de metros sobre el nivel del agua con su presa entre las mandíbulas, antes de volver a zambullirse.

Se han diseñado y ensayado varios métodos para evitar las heridas por mordedura de tiburón blanco en caso de un ataque repentino, entre las que se encuentran repelentes químicos, cotas de malla metálicas que se superponen a los trajes de buceo y aparatos que generan un campo eléctrico en torno al buzo o surfista y desorientan a cualquier tiburón que se aproxime, ya que perturban la información que éstos reciben a través de las Ampollas de Lorenzini.

Sin embargo, y por muy efectivos que puedan ser estos métodos, es evidente que lo mejor a la hora de evitar ataques es no cometer imprudencias como alejarse demasiado de la costa, nadar en solitario o en las primeras y últimas horas del día, visitar zonas con gran abundancia de pinnípedos (base alimenticia de los tiburones blancos adultos) o, evidentemente, acercarse de forma deliberada a un ejemplar, sobre todo si es de tamaño considerable.

No se preocupen, aunque es posible cada vez será más difícil que le muerda un tiburón. Cinco de las 47 especies mediterráneas de tiburón han perdido entre el 96% y el 99,99% de su población en los últimos 200 años. En concreto, los investigadores han analizado el declive del tiburón martillo, la tintorera, el marrajo común, el tiburón zorro y el marrajo sardinero.

La disminución de las poblaciones de estos tiburones se debe a la captura no intencionada en pesquerías en mar abierto, la pesca específica y la presión humana en zonas costeras. El estudio revela que cada vez se capturan más tiburones que aún no han llegado a la madurez.

De todas formas, si ven un tiburón, manténganse alejados.

CONSEJOS

Para disminuir las probabilidades de ataque de un tiburón, se deberían seguir las siguientes reglas:

1. Nunca nadar en solitario. Los tiburones no suelen atacar a grupos de personas, pero sí a individuos solos. Son oportunistas.

2. No adentrarse mucho en el mar. Haciendo esto se aísla uno y además se aleja de una posible asistencia.

3. Evitar bañarse al amanecer, al atardecer, o de noche. Muchos tiburones suelen ser más activos durante esas horas, pudiendo localizarnos ellos mejor, que nosotros a ellos.

4. No introducirse en el agua con heridas sangrantes. Los tiburones pueden oler la sangre, y seguir el rastro hasta su origen.

5. No usar joyas brillantes. La luz que reflejan se asemeja a las escamas relucientes de una posible presa.

6. No nadar en aguas con algas. Las algas atraen a los peces pequeños, que a su vez atraen a los tiburones.

7. Evitar aguas donde se esté pescando, donde se esté cebando, o donde se sepa que haya actividad predadora. Las gaviotas y otras aves en acción son buenas señalizadoras del peligro.

8. No introducirse al agua si se han detectado tiburones. Abandonar inmediatamente el agua si se han visto tiburones.

9. Evitar bañarse con ropa reluciente o con un bronceado irregular. Los tiburones tienen gran capacidad de percibir contrastes, por lo que hay que extremar la precaución cuando se esté en aguas poco claras.

10. No chapotear. Además, mantenga a sus mascotas fuera del agua. Los movimientos erráticos pueden atraer tiburones.

11. Tener precaución cerca de los bancos de arena o de pendientes bruscas. Estos suelen ser los refugios favoritos para los tiburones, cuando acechan a sus presas.

12. No confiarse porque haya marsopas cerca. Ver marsopas no implica la ausencia de tiburones. Ambos se alimentan de los mismos peces.

13. No intente tocar un tiburón si encuentra alguno!

14. Si es atacado por un tiburón, la regla general es “haga lo que sea para alejarse de él! ” Algunas personas se han librado adoptando una postura agresiva, otras pasiva. Unos han gritado debajo del agua, otros han hecho burbujas. Normalmente es preferible reaccionar y hacer ver que uno no es presa sino amenaza.

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