Próxima pandemia
Según algunos, la próxima pandemia puede provenir no de murciélagos o pájaros, sino del hielo derretido por la subida de las temperaturas.
¿Qué pasaría si de repente nos exponemos a bacterias y virus mortales que han estado «dormidos» durante miles de años, o que nunca antes hemos conocido?
Las temperaturas bajo cero sirven para conservar las muestras biológicas porque las enzimas que degradan los tejidos y las macromoléculas que constituyen la materia viva inhibidas a temperaturas bajo cero.
Las células vivas, sufren con los procesos de congelación y descongelación porque los cristales de hielo rompen las membranas celulares y pueden perder en gran medida su viabilidad, para evitar estos daños existen protocolos de laboratorio.
A los virus, que son partículas subcelulares, mucho más pequeñas y sencillas, la congelación les mantiene “hibernados”, con su actividad biológica inhibida, pero viables como partículas infecciosas si se recupera la temperatura a la que son capaces de desarrollar el proceso infectivo.
Incremento de temperatura global y liberación de patógenos congelados en la naturaleza.
En 2016, un brote de ántrax en el norte de Siberia que mató a un niño e infectó al menos a otras siete personas se atribuyó a una ola de calor que derritió el permafrost y expuso el cadáver de un reno infectado. Antes de esto, el último brote en la región había sido en 1941.
El ántrax (o carbunco) es una enfermedad infecciosa grave causada por una bacteria grampositiva y baciliforme conocida como Bacillus anthracis. El ántrax puede encontrarse naturalmente en la tierra y afecta comúnmente a mascotas y animales salvajes en todo el mundo. Aunque no es lo habitual, las personas pueden contraer el ántrax si están en contacto con animales infectados o productos de origen animal contaminados.
Los científicos han descubierto fragmentos de ARN (ácido ribonucleico) del virus de la gripe española de 1918 en cadáveres enterrados en fosas comunes en la tundra de Alaska. La viruela y la peste bubónica también están probablemente enterradas en Siberia.
En la década de 1890 hubo una importante epidemia de viruela en Siberia y una ciudad perdió hasta el 40% de su población. Los cadáveres fueron sepultados bajo la capa superior de permafrost en las riberas del río Kolyma. 120 años después, los desbordamientos del Kolyma han comenzado a erosionar las riberas, y el derretimiento del permafrost ha acelerado este proceso de erosión.
En un trabajo reciente desarrollador en el lago Hazen, se recogieron muestras de suelo y sedimentos, en donde fluían aguas de deshielo de los glaciares locales. A continuación, se secuenció el ARN y el ADN de estas muestras para identificar secuencias que coincidieran con las de virus conocidos, y sus posibles huéspedes animales, vegetales o fúngicos. También determinaron la probabilidad de que estos virus infectaran distintos grupos de organismos.
Los resultados se publicaron en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, y sugiere que el riesgo de que los virus y otros microorganismos, se propaguen a nuevos huéspedes es mayor en lugares cercanos donde fluyen grandes cantidades de agua de deshielo glacial.
No determinaron cuántos de los virus identificados eran desconocidos, algo que, ni evaluaron si estos virus eran capaces de desencadenar una infección.
Sin embargo, el año pasado, investigadores de la Universidad Estatal de Ohio en los EE. UU. anunciaron que habían encontrado material genético de 33 virus, 28 de ellos nuevos, en muestras de hielo tomadas de la meseta tibetana en China. Se estimó que los virus tenían aproximadamente 15.000 años.
En 2014, científicos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia lograron revivir un virus gigante que aislaron del permafrost siberiano por primera vez en 30,000 años.
El Mollivirus sibericum es un virus gigante descubierto en 2015 por los investigadores franceses Chantal Abergel y Jean- Michel Claverie en una muestra de 30,000 años de antigüedad de permafrost siberiano, donde previamente el equipo había encontrado el virus Pithovirus sibericum (el cual no está relacionado con el mollivirus). Mollivirus sibericum es un virus esférico con ADN de un diámetro de entre 500 a 600 nanómetros (0.5–0.6 μm). Mollivirus sibericum es el cuarto virus antiguo que ha sido encontrado congelado en permafrost desde el 2003.
Aun así, es importante señalar que probabilidad de contagio no es lo mismo que afirmar que se van a dar contagios o pandemias reales. Si los virus y las especies intermedias no estén presentes simultáneamente en el medio ambiente, la probabilidad de eventos dramáticos es baja.
Un estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters determinó que los niveles de deshielo del permafrost eran un 240% superiores a los niveles históricos y el suelo se hundió 90 cm durante el estudio, que duró más de 12 años, entre 2003 y 2016.
Los investigadores también registraron descongelación en profundidades que no se esperaban hasta por lo menos 2090, según lo que había predicho el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas.
Por otro lado, se baraja la hipótesis de que el cambio climático alterará el rango de presencia en distintos ecosistemas de algunas especies, lo que podría poner en contacto a nuevos huéspedes con virus o bacterias antiguos con los que no hubo un contacto previo y para los que no hay inmunidad.
No solo en el hielo.
Los patógenos aislados de los seres humanos también podrían aparecer en otros lugares, no sólo en el hielo o en el permafrost.
En febrero de 2017, científicos de la NASA anunciaron que habían encontrado microbios de 10.000 a 50.000 años de antigüedad dentro de cristales en una mina mexicana.
Estaban en la Cueva de los Cristales, parte de una mina en Naica, en el norte de México, que contiene muchos cristales de color blanco lechoso de la selenita mineral, formados durante cientos de miles de años.
Se han encontrado bacterias más antiguas en la cueva de Lechuguilla en Nuevo México, a 300 metros bajo tierra. Estos microbios no han visto la superficie durante más de 4 millones de años.
Hay investigadores que discrepan. Vea enlace.
La cueva nunca ve la luz del sol, y está tan aislada que el agua de la superficie tarda unos 10.000 años en llegar a la cueva.
El microbioma se define como una comunidad microbiana característica que ocupa un hábitat bien caracterizado, con distintas propiedades fisicoquímicas. Éste no solo se refiere a los microorganismos involucrados sino que también engloba su teatro de actividad.
Es necesario explorar los microbiomas en todo nuestro planeta, no solo en el Ártico, para evaluar los posibles riesgos.
Más vale prevenir que curar.