Calamar Gigante

El Titán de las Profundidades que Salió del Mito

Imagina esto: una criatura del tamaño de un autobús escolar, con brazos repletos de ventosas dentadas, ojos tan grandes como una pelota de fútbol y un pico que podría partir un pez por la mitad. Vive en las profundidades donde la luz no llega y ha sido protagonista de mitos marinos durante siglos. Hoy sabemos que es real. Se llama calamar gigante (Architeuthis dux). Y no está solo.

Tiene un primo más pesado, más raro y aún más misterioso: el calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni). Estos seres no solo existen, sino que representan uno de los mayores desafíos para la biología marina moderna.

Un monstruo bajo las olas
Durante siglos, las historias sobre criaturas marinas gigantes eran consideradas pura fantasía. Vikingos y marineros escandinavos hablaban del kraken, un ser tan enorme que podía hundir barcos enteros. El término “kraken” viene del noruego y significa algo así como «árbol con las ramas hacia arriba», una referencia visual a los tentáculos que emergen de las profundidades.

Pero en 1857, todo cambió. Un zoólogo danés, Japetus Steenstrup, analizó los restos de un calamar gigante hallado en las costas de Islandia. Así nació el nombre científico Architeuthis dux, el “jefe de los calamares”. A partir de entonces, las piezas empezaron a encajar.

La lucha en la oscuridad
Estos calamares no son fáciles de encontrar. Viven a más de 1.000 o 1.500 metros de profundidad, en completa oscuridad. Por eso, durante mucho tiempo, solo se supo de ellos por los cadáveres encontrados en playas o en los estómagos de sus depredadores, principalmente los cachalotes. Estos gigantes marinos se sumergen hasta 2.000 metros para alimentarse de ellos. Se han hallado restos de sus tentáculos dentro de muchos de estos cetáceos.

La evidencia más clara de su existencia: cicatrices circulares en la piel de los cachalotes, producidas por las ventosas armadas del calamar gigante durante sus feroces enfrentamientos.

Diseño para sobrevivir
El cuerpo del calamar gigante es largo, blando y fusiforme. Posee ocho brazos y dos tentáculos, estos últimos especializados para capturar presas. Las ventosas de los tentáculos están reforzadas con dientes córneos que les permiten agarrar con fuerza.

Tienen un pico curvado, similar al de un loro, con el cual despedazan a sus presas antes de tragarlas. Y un dato curioso: el esófago atraviesa el centro del cerebro. Tragar algo demasiado grande podría dañarles el sistema nervioso.

A pesar de su tamaño y fuerza, no son agresivos con los humanos. No se conoce ningún caso documentado de ataque. Eso sí, si te encontraras con uno, sería mejor mantener las distancias.

Ojos que todo lo ven
Una de sus armas más sorprendentes son sus ojos gigantescos, los más grandes del reino animal. Pueden medir hasta 30 centímetros de diámetro. Estos ojos les permiten detectar la bioluminiscencia de otros animales a distancias considerables. Así pueden evitar a sus depredadores o detectar a sus presas incluso en la negrura más absoluta del océano profundo.

Ingenio sin igual entre los invertebrados
¿Son inteligentes? Sí, pero no como nosotros. Como todos los cefalópodos, pueden leerlo aqui, tienen un sistema nervioso complejo, con un cerebro bien desarrollado. Se adaptan, resuelven problemas simples, y muestran habilidades notables para el camuflaje. Son, sin duda, los invertebrados más inteligentes del planeta.

España: un territorio kraken
España tiene un rol destacado en esta historia. En las costas de Asturias y Galicia, sobre todo en zonas como Luarca, se han encontrado numerosos ejemplares de calamar gigante. Los científicos creen que es debido a la existencia de cañones submarinos y corrientes frías —ambientes muy parecidos a los que se encuentran cerca de Japón o Nueva Zelanda— donde estos calamares encuentran refugio y comida.

En Luarca, incluso existía un pequeño museo, el Aula del Mar, que llegó a albergar más de 40 ejemplares conservados, hasta que una tormenta lo destruyó.

¿Se pueden comer?
Aunque no es común, sí se han comido calamares gigantes. Durante la guerra, en Asturias, los pescadores los cocinaban. Los llamaban “peludines” por las fibras que soltaban al sacarlos del agua. Su sabor, sin embargo, no es nada agradable. Tienen altos niveles de amoníaco, lo que los vuelve casi incomestibles si no se preparan con mucho cuidado.

El calamar colosal: el otro titán del abismo
Y ahora, el protagonista absoluto: el calamar colosal. Menos conocido, más pesado. Descubierto oficialmente en 1925, ha sido una figura de culto entre biólogos marinos.

Sus características son únicas. A diferencia del calamar gigante, sus tentáculos están armados con ganchos giratorios, y su cuerpo es más ancho. El adulto puede medir 7 metros y pesar hasta 500 kilos. Son los invertebrados más pesados del planeta.

Su hábitat es aún más misterioso: las profundidades del océano Antártico. En 2024, por primera vez, un ejemplar juvenil fue grabado vivo por un robot submarino llamado SuBastian, a 600 metros de profundidad en las islas Sandwich del Sur.

Era pequeño, de 30 centímetros, con el cuerpo casi transparente, como una escultura de vidrio. Fue un hallazgo histórico. Una ventana al ciclo de vida de esta criatura esquiva.

Un futuro lleno de misterios
Hoy, seguimos con más preguntas que respuestas. ¿Cómo se reproducen? ¿Cuánto viven? ¿Qué amenazas enfrentan? Las expediciones actuales, como la Ocean Census, exploran nuevas zonas del planeta en busca de pistas.

También han registrado por primera vez al Galiteuthis glacialis, otro calamar misterioso con cuerpo traslúcido, filmado en el Mar de Bellingshausen. Todo apunta a que apenas hemos arañado la superficie del mundo abisal.

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