Innovación distribuida

La innovación está distribuida. Ésta es una de las primeras conclusiones a las que llega Francis Pisani en su libro de reciente publicación, editado por Ariel y la Fundación Telefónica, titulado «Creadores de futuro. De la innovación en el mundo».

Francis Pisani, autor, junto a Dominique Piotet, del libro de cabecera «La alquimia de las multitudes» y uno de los más grandes periodistas que ha entendido a la perfección la evolución del ecosistema informativo (así lo demostró durante su participación en el II Congreso Internacional de Periodismo en Red que organizamos en 2007, en la Universidad Complutense de Madrid), considera que Silicon Valley ya no es el único centro del mundo de las tecnologías de la información y de la comunicación. Aunque, es, y seguirá siendo durante largo tiempo, el polo más dinámico; el que más gente atrae, que hace falta conocer y de cuya inspiración se saca el mayor provecho (una inspiración de la que he bebido personalmente en el valle del silicio en 2014  y que intento transmitir en mis clases: «The bigger the problem, The bigger the opportunity»).

Pero, copiar a Silicon Valley ya no lleva a ninguna parte. Para Pisani, aquellos que deseen internarse en la innovación tecnológica pueden empezar, indudablemente, por darse una vuelta por San Francisco (y yo añado, especificamente, por el distrito de La Mission, en donde Google ha abierto oficinas), Menlo Park, San José y Fremont, pero ya no pueden ignorar Nairobi, Tel Aviv, Berlín, San Petersburgo, Bangalore, Singapur o Shanghái, por mencionar unas cuantas paradas ineludibles. De ahí que, en coincidencia con el autor de la obra:

Hoy, la innovación está distribuida en lo que respecta a las tecnologías. Aún más evidente si uno no se preocupa tan solo de las máquinas y de sus programas, sino también de los seres humanos y sus sociedades. Sin embargo, tal distribución no impide que Silicon Valley conserve una ventaja considerable, cuyos principales elementos son:
• Universidades de muy alto nivel.
• Disponibilidad de abundante capital, ágil y listo para asumir riesgos en un simple encuentro, tras un «pitch» de pocos minutos.
• Gran capacidad para atraer las diásporas creativas procedentes del mundo entero.
• Apoyo considerable de los gobiernos federal y local.
• Buen tamaño del mercado natural y de un pool de early adopters.
• Concentración en un área delimitada donde las conexiones son fáciles.
• Extraordinaria diversidad de industrias instaladas alrededor de la bahía de San Francisco, donde se reagrupan actividades de todo tipo, que contribuyen a su estupenda
capacidad de renovación.

Aunque Silicon Valley se interesa cada vez menos en cambiar el mundo, el afán de lucro perdura y la cultura se transmite todavía con la suficiente fuerza para que se continúe indagando en busca de nuevas perspectivas, de formas novedosas de mejorar o de conquistar nuevos mercados, de ganar más. En Silicon Valley circula una premisa que quien no innova o no inventa  antes de los treinta años, ya no tiene nada que hacer. Esto nos da una idea de la carrera por la innovación inmersa, principalmente, en los jóvenes que buscan la oportunidad de hacer algo grande.

Pero, el resto del mundo también lo hace, como lo entendieron los inversores más emprendedores y más abiertos como Dave McClure con sus 500Startups.co y sus GeeksOnAPlane.com a quienes lleva hacia los cuatro puntos cardinales en busca de golpes oportunos.

El libro completo de Francis Pisani AQUI

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