Bibliofilias en la Fundación Lázaro Galdiano

Mirar un libro, tocarlo, dejar que las yemas se hagan agua entre sus venas.

Juan Miguel Sánchez Vigil

Los libros son contenido y continente, es obvio. Por mas que nos empeñamos en repetirlo, los popes de las empresas informáticas o de productos multimedia no acaban de entenderlo. El artefacto denominado e-book no es más que un objeto y los contenidos que pueden leerse gracias al mismo son ficheros con información, documentos digitales.

Los libros son otra cosa. El adjetivo electrónico para el libro no es adecuado, esto lo saben quienes lo inventaron, pero la mejor forma de vender los artilugios y sus contenidos era recurrir al término libro.

El marketing lo puede todo. A nadie se le ocurrió llamar cine catódico a la televisión, ni prensa oída a la radio… ¿Cómo entenderlo? Visitando la exposición de la Fundación Lázaro Galdiano.

Allí están los LIBROS, selecto conjunto de veinticinco obras de arte que son ejemplo de las especialidades de la bibliofilia. El bibliófilo puede seguir distintos caminos o especialidades según sus predilecciones o las oportunidades que se le presenten.

Las circunstancias personales del bibliófilo, sus preferencias, su disponibilidad económica, y las que se dan en los ambientes relacionados con la afición al libro, desde la presencia de obras en el mercado hasta las tendencias de la moda, son factores decisivos en la formación de una colección. La exposición se centra en cinco aspectos: manuscritos, impresos, encuadernaciones, libros que presentan huellas de su fortuna y manuscritos o impresos de un tema o una materia.

Vayan con tiempo porque merece la pena visitar el museo y descubrir la figura del polifacético don José Lázaro Galdiano. Sólo les adelantaré que fue el fundador de la editorial La España Moderna y el editor de la revista del mismo nombre.

Más información en: http://www.flg.es/

 

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