San Isidro: un santo con afición taurina
La tradición cuenta que el santo patrón de la capital dedicaba parte del tiempo de trabajo a orar y que los ángeles del cielo hacían su trabajo mientras oraba. Esta versión de la leyenda fue la que contó Santa María de la Cabeza, su esposa, para no descubrir la verdadera razón por la que el marido no atendía las labores del campo.