LA CAFETERA ITALIANA: UN GRAN INVENTO QUE AUN NOS ACOMPAÑA A DIARIO

Recientemente la “cafetera italiana”, que muchos aún empleamos a diario, a pesar de la competencia de las cápsulas de café, que por cierto están siendo muy criticadas por los residuos que generan y por supuestamente favorecer el crecimiento de bacterias, ha estado en los medios de comunicación debido al fallecimiento de su creador.  Renato Bialetti, director de la compañía Bialetti, la creó, y aún se fabrica. Como muestra de su amor por el producto estrella de la compañía, sus cenizas se introdujeron en una “cafetera italiana” de un tamaño algo mayor al habitual, antes de ser depositadas en el panteón familiar de Omegna, su ciudad natal en el Piamonte.

La “cafetera italiana” o “moka”, como se la conoce en Italia e internacionalmente, es un producto mítico dentro del mundo del diseño e incluso un ejemplar de cafetera de los años 30 se encuentra en la colección del MOMA de Nueva York.

Alfonso Bialetti se inspiró para inventar la cafetera moka en otro dispositivo que se utilizaba en muchas cocinas italianas de la época; un dispositivo que se empleaba para lavar la ropa y se llamaba “Lisciveuse” o “Lessiveuse” en francés. La máquina lavadora primitiva consistía en un cubo con una tapa de la cual salía un tubo vertical. El cubo se llenaba con agua jabonosa y se ponía sobre el fuego. Cuando el agua hervía, agua jabonosa vaporizada salía por el tubo y se depositaba sobre la ropa. Bialetti imaginó un mecanismo similar en el que una cámara inferior de la máquina cafetera tuviera agua hirviendo que expulsara vapor que a su vez atravesaría los granos de café molido y se condensaría en una cámara superior. Bialetti solicitó al inventor Luigi di Ponte que diseñara una máquina con esas características.

La patente se presentó en 1933 y a continuación se inició su comercialización. El café expreso había nacido en Italia a principios del siglo XX, con la máquina patentada por el inventor Luigi Bezzera para ahorrar tiempo en la preparación de su café, de hecho “espresso” significa rápido en italiano. Por el tamaño y precio de la máquina, no era un artilugio que se pudiera poseer en cada hogar. El que deseaba disfrutar de un café expreso, debía acudir a una cafetería.

Gracias a la invención de la cafetera moka de Bialetti y De Ponti, durante una seria crisis económica mundial fue posible, primero para los italianos y posteriormente para el resto del mundo, degustar en casa un café espresso similar al servido en las cafeterías, aunque frente a los 9 bares de presión de las máquinas de café espresso tradicionales, la “italiana” o “moka” sólo proporciona 2. Fabricada en aluminio, tiene una vida muy prolongada, con la única necesidad de sustituir periódicamente el filtro y la junta de estanqueidad.

En los años 50, comenzaron a proliferar las copias de la cafetera moka y Alfonso Bialetti decidió dar un impulso a su empresa, con una campaña publicitaria que alcanzó una gran popularidad en Italia. El publicista  Paolo Campani  diseñó el “Omino con i baffi” u “hombrecillo con bigote”, inspirado en Renato Bialetti, hijo de Alfonso, logrando unas ventas muy importantes, basadas en la gran calidad del producto.

En los años 80 se inventó y patentó una variante de la cafetera para la elaboración del café tipo Capuchino , en la que se puede introducir leche y a la que se denomina  “mukka” (mucca es vaca en italiano). También figura como inventor Luigi de Ponti. La fabricación tiene lugar actualmente en Rumanía.

Figura de US4516484

Muchas de las características de estas cafeteras son de carácter estético y se pueden proteger mediante la figura del diseño industrial.

Figura del diseño español I0138051         Diseño USA D539589 correspondiente a la Mukka

E incluso se han llegado a proteger como marca:

Marca internacional H0190707

En resumen, un gran invento con una gran componente de diseño, que sin ser de alta tecnología ha hecho posible disfrutar de café expreso casero durante cerca de 1 siglo.

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