LAS PATENTES QUE FINANCIARON A LAS SS

Cuando una guerra azota a un país, todos sus estamentos sufren en mayor o menor medida. Las Oficinas de Patentes no pueden ser una excepción. Ya en el número 52 de la revista Marchamos ofrecíamos información sobre las vicisitudes vividas por el Registro de la Propiedad Industrial, en realidad los dos “registros de la propiedad industrial” que funcionaron durante la Guerra Civil Española.

En el mismo artículo de la revista Marchamos se mencionaba que también durante la Guerra de Secesión estadounidense ambos bandos contaron con sendas Oficinas de Patentes. Se puede añadir que, durante esa guerra, el antiguo edificio de la Oficina de Patentes Estadounidense en Washington fue utilizado como hospital, cuartel y morgue.  

Respecto a la Oficina de Patentes del Reino Unido, se conoce que su sede en Londres sufrió un incendio como consecuencia de los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, más concretamente debido a una bomba V1 y se perdió numerosa documentación. También es sabido que su labor de examen fue prácticamente interrumpida durante aquellos años y que con posterioridad hubo que contratar un número extraordinario de examinadores para recuperar el retraso, lo cual no se logró hasta la década de los sesenta.

Indudablemente, de las grandes Oficinas de Patentes del mundo occidental, es la alemana la que más vio alterada su actividad durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque ahora su sede central se encuentra en Múnich, en aquellos años estaba ubicada en Berlín. Tras la llegada al poder del partido nazi en 1933, todos los funcionarios judíos fueron despedidos y se privó a los agentes de patentes judíos del ejercicio de su profesión. En 1938, los judíos perdieron el derecho a presentar solicitudes de patente y las patentes en manos de judíos debieron ser traspasadas a alemanes no judíos.

De esos años oscuros dominados por el nazismo, destaca una historia relacionada con las patentes, la del reflector para pedales de bicicleta. Anton Loibl, miembro de las SS, chófer de Hitler y uno de los integrantes de su círculo en Múnich durante los primeros años, incluyendo el “Beerhall Putsch” en el que participó y por el que estuvo en la cárcel, era también inventor. A mediados de la década de los treinta inventó unos pedales para bicicletas que tenían incrustados cristales que reflejaban las luces de los vehículos que se aproximaban. Las SS formaron una empresa con Anton Loibl, de nombre “Anton Loibl GmbH” para explotar éstas y otras invenciones. Se habla de que, aunque la invención no cumplía con los requisitos de patentabilidad, fue concedida por presión de Himmler (líder de las SS). La patente en cuestión es la de número DE670226C.

Parece ser que la comercialización de la invención infringía dos patentes relativas a las piedras empleadas como reflectores, concretamente las de número DE692562C y DE697207C , pero sus titulares fueron forzados a conceder licencias a la empresa Anton Loibl GmbH en condiciones muy ventajosas para esta última. Una vez obtenida la patente sobre la invención, nada mejor que establecer la obligatoriedad de su utilización en todas las bicicletas para maximizar los beneficios. En 1937, Himmler modificó el código de tráfico alemán, obligando a que todas las bicicletas que se vendieran en Alemania llevaran incorporado ese reflector en el pedal. El pedal reflector también se patentó en el Reino Unido (GB508910), Austria (AT157469),  Suiza (CH206072) y Dinamarca (DK57798).

La Compañía se diversificó y desarrolló y patentó otros productos que durante años proporcionaron abundantes ingresos a las SS, que en su mayoría se derivaron hacia la Ahnenerbe (un instituto de estudios arqueológicos de las SS) y la Lebensborn (una asociación dedicada a la promoción de la llamada “raza aria”). La empresa empleó “trabajo esclavo” y prisioneros de campos de concentración. En este artículo del diario “Der Spiegel” de 1963, se afirma que todavía en la década de los sesenta era obligatorio que las bicicletas llevaran en la República Federal Alemana reflectores en los pedales.

Es posible encontrar más información sobre el funcionamiento de las finanzas de las SS y el papel que la empresa Anton Loibl GmbH jugaba en ellas, en las actas de los juicios de Núremberg concretamente en el volumen V de las mismas, donde se incluye una traducción al inglés de un informe que un subordinado remite a Himmler informándole sobre las empresas del conglomerado de las SS, entre las que se encuentra “Anton Loibl GmbH”:

La empresa Anton Loibl GmbH también patentó en España dos de sus invenciones:

ES147188 Un aparato para comparar automáticamente la intensidad de los haces de rayos luminosos (Fecha de solicitud: 27/10/1939). Esta solicitud tenía por objeto un aparato que permitía distinguir la capacidad de reflexión de distintas piezas y podría estar relacionada con la fabricación de los pedales reflectores para bicicletas.

ES151816 Un procedimiento para la obtención de un modelo de copiar para trabajos de imprenta. (Fecha de solicitud: 13/02/1941).

Se observa que la dirección de la empresa Anton Loibl GmbH es “Geisbergstrasse 21, Berlín”, que coincide con la dirección de otra empresa de las SS, la llamada “Sudetenquell”, una marca de agua mineral.  

También al revisar el expediente de la patente ES147188, disponible en el archivo histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas se observa que dicha patente no llegó a explotarse. De acuerdo al Estatuto de la Propiedad Industrial de 1929 (Art. 100) era posible cumplir con la obligación de explotar ofreciendo la licencia de explotación de la patente mediante un anuncio en un periódico de gran circulación y en un periódico o revista industrial. Dentro del expediente figuran los anuncios de ofrecimiento de una licencia de explotación en el diario “El Alcazar”.

En 1945, durante los últimos meses de la guerra, el gobierno alemán trató de evitar la pérdida de documentación de patentes y miles de expedientes, así como algunos examinadores de patentes se dispersaron a lo largo del país. Gran parte de la documentación se destruyó en diferentes incendios. En relación con las patentes, un artículo del New York Times de marzo de 1945, titulado “Unscorched earth marks nazis’ wake” o “la estela de los nazis no deja tierra quemada” relata que, a diferencia de lo que había ocurrido en los países ocupados donde a medida que se retiraba el ejército alemán, se iba aplicando la política de tierra quemada, en Alemania se estaba tratando de conservar la industria y las infraestructuras. La Oficina de Patentes de Suecia, que había permanecido neutral durante la guerra, estaba experimentando desde 1944 un aumento exponencial en el número de solicitudes de origen alemán, que habían llegado a suponer un 60% de todas las solicitudes de patentes presentadas, con solicitantes tan poderosos como Daimler-Benz. Bosch, Zeiss, Siemens y A.E.G, todo ello, aparentemente en un intento por trasladar la producción a ese país, a la espera de mejores tiempos en Alemania y según el autor del artículo, para prepararse con vistas a una tercera guerra.

Gran parte de la documentación de la Oficina de Patentes de Berlín, incluyendo las patentes declaradas secretas, se escondieron en una mina de potasa en Heringen, pero éstas últimas se quemaron poco antes de la llegada del ejército estadounidense. Cuando las tropas americanas llegaron allí, encontraron a 50 examinadores trabajando en la clasificación y examen de solicitudes de patentes. La colección de patentes que allí se hallaba se trasladó a los Estados Unidos para su estudio, aunque se devolvieron años más tarde, tras ser microfilmadas, a diferencia de lo que ocurrió con la colección de documentación geológica, que aún permanece en los Estados Unidos.

Todas las patentes que se pudieron recuperar pasaron a manos de los aliados, que las explotaron hasta 1951. En 1949, la Oficina de Patentes Alemana se trasladó al Edificio del Museo Alemán (Deutches Museum) en Munich y comenzó a recibir solicitudes de patente.

En la conocida como República Democrática Alemana, en Berlín Este, comenzó a funcionar en 1950 la llamada Oficina de Invenciones y Patentes. En 1990, tras la reunificación alemana, se fusionaron las dos oficinas de patentes, con una sede central en Munich y sucursales en Berlin y Jena.

Conclusión

Indudablemente, cuando se patenta una invención es para obtener ingresos. En ese sentido, el pago de las tasas puede considerarse una inversión. En la historia objeto de esta entrada, las SS utilizaron las patentes, junto con los poderes absolutos de que disfrutaban, para generar ingresos con los que financiar algunos de sus proyectos más estrambóticos y siniestros. Sólo queda confiar en que nunca más una patente proporcione fondos para fines tan deshonestos.

 

 

 

 

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4 comentarios

  1. PATENTES, FRANQUICIAS Y MARCAS, QUE HOY ESTAN METIDAS EN TODOS LOS CONFLICTOS BELICOS DEL MUNDO, EJEMPLO SIRIA, IRAK, YEMEN, AFRICA CENTRAL, COLOMBIA, VENEZUELA, ENTRE OTROS Y DETRAS TODO ESTO ESTAN LOS HEREDEROS DE LAS SS DE HITLER, LA C.I.A.

    EN VENEZUELA El día 4 de junio de 1954, la Dirección de Comercio de la propiedad Industrial y Comercial del Ministerio de Fomento de la República de Venezuela, concedió al ingeniero Mecánico Luis Caballero Mejías la patente 5176, titulada Harina de Masa de Maíz o Masa de Maíz Deshidratada a partir del desarrollo que dicho profesional había realizado para industrializar la producción de masa de maíz.

    Hoy en día esta patente pertenece a la reconocida marca desde el año 2005, como propiedad de la empresa canadiense Deutsche Transnational Trustee Inc (Dtti), y es esta empresa la que está autorizada a manejar ese nombre para mercadear los productos de Polar en el extranjero.

    Esta patente, la marca y la empresa, son los promotores de la Guerra económica que vive Venezuela con el objetivo de crear y mantener, como lo hacen en Siria, un coflicto permanente que nadie quiere resolver, para empoderarse de los casi 300mil millones de barriles de petróleo que tiene Venezuela como reserva y evitar que esta cantidad de energía alimente al creciente bloque Chino como nueva potencia.

    Entonces mi estimado «patentesymarcas», cuando usted concluye que «Sólo queda confiar en que nunca más una patente proporcione fondos para fines tan deshonestos», vemos que esa «confianza» tiene que transformarse en «acción» firme por parte de los pueblos para evitar lo que las SS hicieron y hoy después de 71 años lo sigue haciendo la marca Harina PAN, la empresa POLAR / Deutsche Transnational Trustee Inc (Dtti)y la C.I.A.

    PD: Lo peor dee todo es la intromisión de la Derecha española en Venezuela… Recuerdo a Bolivar y su decreto de guerra a muerte…

  2. Indudablemente si por algo se caracterizó el holocausto es por su industrialización. Así en 1942, la empresa Topf & Söhnes presentó una solicitud de patente que se declaró secreta sobre “un horno de incineración masiva de cadáveres para funcionamiento continuo” y destinado a los campos de concentración.La solicitud probablemente se quemó en los últimos días de la guerra y no se publicó nunca. Más información aquí:

    http://www.topfundsoehne.de/media_de/abb_014.html
    http://www.topfundsoehne.de/cms-www/index.php?id=120
    http://www.nytimes.com/1993/07/27/opinion/l-german-company-got-crematorium-patent-856293.html
    http://vho.org/VffG/2002/4/Graf398-421.html

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