Algunas hembras del chinche del género Megymenum gracilicorne han desarrollado una ingeniosa defensa frente a depredadores. Cultivan hongos en un órgano especial de las patas traseras y los usan para cubrir sus huevos y protegerlos.
Las hifas de los hongos forman una capa que impide que avispas parásitas como Trissolcus brevinotaulus depositen sus huevos en ellos. Además, el órgano que aloja los hongos y que se pensaba que tenía funciones auditivas, está diseñado con miles de poros que permiten el crecimiento del hongo y su transferencia a cada huevo. Es decir, parece que ambas especies han evolucionado juntas, creando una simbiosis en la que el hongo encuentra un lugar adecuado en el que crecer, a la vez que actúa como escudo biológico para proteger a los huevos.
Lo hemos leído en este texto de Science (y aquí el artículo científico original)
Foto de portada: Imagen (Megymenum brevicornis, una especie emparentada con M. gracilicorne: Len Worthington)