La ciencia básica y la política

La pasada semana recomendé la lectura de un artículo de Patricia Fernández de Lis sobre la ciencia y la crisis. Esta recomienda la lectura de otro de sus artículos sobre la rentabilidad de la ciencia básica.

Como escribe la autora, es importante ser muy claros a la hora de evaluar el impacto económico de la ciencia o de prometer grandes e inmediatos beneficios. Las velocidades de los tiempos políticos, sociales, económicos y científicos son muy diferentes.

Los científicos tenemos la tarea de comprenderlos y de saber utilizarlos.

A continuación el artículo y ¡¡¡enhorabuena!!!

A los políticos les pirran los números. Las administraciones nos bombardean cada día asegurando que tal partida ha aumentado un x%, mientras que la oposición o los expertos denuncian que en realidad ha disminuido un y%. Los políticos adoran las cifras porque los ciudadanos vivimos en la ficción de creer que son neutras. Sin embargo, un número es sólo la mejor manera de confirmar una opinión preconcebida con un dato que nadie va a tener el tiempo, o el conocimiento, de poder discutir.

La ciencia no sólo no es inmune a esta tendencia, si no que el desconocimiento y la extremada especialización provocan que esta ‘cifritis’ sea aún más acusada.
Veamos un ejemplo. Durante su reciente discurso del Estado de la Unión,Barack Obama aseguró: “Cada dólar que hemos invertido en desvelar elgenoma humano significó 140 dólares de retorno”. La cifra se repitió en medios, blogs, Twitter y muros de Facebook, porque contiene una hermosa lección: invierte en ciencia básica, y te harás millonario.
El problema es que esa cifra es más falsa que un euro de madera, y también lo es la conclusión a la que llega. Proviene de un documento elaborado en 2011 por el Battelle Memorial Institute en Ohio (EEUU). En él se asegura que una inversión de 3.800 millones de dólares en 1988 se ha transformado en una industria de 796.000 millones en 2010, con lo cual la relación es de 141 dólar de beneficio por cada dólar invertido.

La rentabilidad de la ciencia básica es difícil de medir

Los autores del estudio cometieron estrepitosos fallos. El más importante de ellos fue contabilizar los gastos de personal entre los beneficios, y no en los costes, como criticaban después varios economistas en un artículo en ‘Nature‘. El estudio había sido financiado por una fundación vinculada a la compañía biotecnológica Life Technologies, y es de presumir que, si llegó a la Casa Blanca, es porque fue utilizado en diversas (y respetables) actividades de ‘lobby’.
La rentabilidad de la ciencia básica es extremadamente difícil de medir y, de hecho, es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta esta disciplina. La secuenciación del genoma humano puede significar enormes ingresos dentro de algunas décadas para industrias de distintos sectores, como la salud, la biología o el medio ambiente, pero, sobre todo, lo que ofrece son beneficios incalculables para la humanidad.
Con su cita, Obama no sólo confunde la rentabilidad real de secuenciar el genoma con una simple cuestión económica, sino que siembra una duda: ¿qué ocurre con las investigaciones que no ofrecen rendimientos económicosporque, por ejemplo, buscan erradicar una enfermedad olvidada que sólo sufre ya el Tercer Mundo? La ciencia da dinero, pero exagerar ese retorno sólo hace daño a la propia ciencia, porque nos hace olvidar el que debería ser su principal objetivo: contribuir a que la vida en este planeta sea un poco más justa.

 

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Un comentario

  1. […] Poco importa. El caso es que estos científicos, ya acostumbrados a moverse y trabajar entre diferentes países, decidieron dejar su trabajo o las perspectivas profesionales en el extranjero e intentar establecer su investigación en España. Con los beneficios que su producción científica conlleva para un país, algo difícil de cuantificar pero que sobrepasa con creces las estimas que esgrimió recientemente e…. […]

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