Paquistán 2022

Lo que hemos presenciado este verano en Pakistán es una catástrofe climática.

Tal vez un nuevo aviso de que el cambio climático no es una broma.

Cada vez notaremos más y con más frecuencia sus consecuencias.

Antes y después. Río Kabul. Paquistán. Fotografía: Imagen satelital ©2022 Maxar Tech/AFP/Getty Images

Paquistán es uno de los países más vulnerables del mundo al calentamiento global, y las catastróficas inundaciones actuales se producen después de cuatro olas de calor consecutivas con temperaturas que superaron los 53 °C a principios de este año. Estas primeras olas de calor pusieron fin a la primavera, reduciendo el rendimiento de los cultivos y aumentando la tasa de deshielo de los glaciares.

Antes y después. Provincia Khyber Pakhtunkhwa. Paquistán. Fotografía: Imagen satelital ©2022 Maxar Tech/AFP/Getty Images

Luego vinieron las lluvias monzónicas que duraron días y días y causaron estragos en todo el país. Un tercio de Pakistán estuvo bajo el agua. Más de 1.300 personas murieron y más de 33 millones de personas sufrieron las consecuencias.

Antes y después. Gudpur. Paquistán. Fotografía: Imagen satelital ©2022 Maxar Tech/AFP/Getty Images

Los expertos dicen que las fuertes lluvias fueron causadas por un calentamiento superior al promedio del Mar Arábigo. En la provincia de Sindh, que produce la mitad de los alimentos del país, el 90% de los cultivos están arruinados. Más del 75% de Baluchistán, la mitad de Pakistán, está parcial o totalmente dañado.

Un área equivalente a la mitad de España está inundada, con más de 200 puentes y 3,000 millas de líneas de telecomunicaciones colapsadas o dañadas.

Antes y después. Gudpur. Imagen aumentada. Paquistán. Fotografía: Imagen satelital ©2022 Maxar Tech/AFP/Getty Images

Algunas ciudades recibieron en agosto entre 500 y 700% más lluvia de lo normal.

Muchos huyeron de las zonas rurales inundadas en busca de comida y refugio a las ciudades cercanas que no están bien equipadas para hacer frente a la situación, y no está claro cuándo, o si, podrán volver alguna vez.

El agua tardará meses en drenar.

Antes y después. Hala, provincia de Sindh. Paquistán. Fotografía: Imagen satelital ©2022 Maxar Tech/AFP/Getty Images

Antes y después. Mianwali, Punjab. Paquistán. Fotografía: Imagen satelital ©2022 Maxar Tech/AFP/Getty Images

Paquistán, tiene más de 7.200 glaciares, más que en cualquier otro lugar fuera de los polos, que están sufriendo un proceso de deshielo acelerado debido al aumento de las temperaturas, añadiendo agua a los ríos que ya están desbordados por las lluvias.

El “tercer polo”, como suele llamarse, es una vasta región montañosa que se extiende desde Myanmar hasta Afganistán. Este gélido muro de hielo separa a China de siete países del sur de Asia, incluidos Pakistán, India, Bangladesh, Nepal y Bután. La región alberga los picos más altos del mundo e innumerables glaciares.

Este “tercer polo” funciona como una reserva de agua cuyos 10 ríos principales fluyen río abajo desde estas montañas y sustentan a más de 1.500 millones de personas.

Los modelos predicen que en 2100, un tercio de las capas de hielo de esta región habrán desaparecido, incluso si se consigue el cada vez más lejano objetivo de calentamiento global de incremento de 1,5 °C.

A pesar de esto y de todos los datos que se siguen publicando, las principales economías no han logrado llegar a un consenso sobre la reducción de emisiones. Ha habido innumerables cumbres y reuniones internacionales sin resultados reales.

Los gases de efecto invernadero permanecen activos en la atmósfera mucho tiempo. Por eso se los denomina “de larga permanencia”. Del CO₂ emitido a la atmósfera, alrededor del 50 % tardará 30 años en desaparecer, un 30 % permanecerá allí varios siglos y el 20 % durará varios miles de años.

Según el informe United in Science, la estabilización de los gases de invernadero en 445 ppm limitaría el aumento de la temperatura global a unos 2 °C. Pero para ello necesitamos reducir entre un 50 y un 85 % las emisiones de gases de efecto invernadero para mediados de este siglo.

El documento señala que en 2018 se emitieron 37 000 toneladas de CO₂, una cifra récord.

Sus autores estiman que la última vez que se registró una concentración de CO₂ de 400 ppm fue hace entre 3 y 5 millones de años. Por entonces, la temperatura superaba en de 2 a 3 grados la actual. Las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida occidental se derritieron y el nivel del mar subió entre 10 y 20 metros.

Según diversos estudios, con las reducciones nacionales planteadas en el Acuerdo de París, firmado en 2016, la temperatura media aumentaría entre 2,9 y 3,4 ℃. Sin embargo, los expertos advierten que este incremento no debería superar los 1,5 grados. Para lograrlo, las propuestas de los países para frenar el cambio climático deberían multiplicarse por cinco. O por tres para que no aumente más de 2 grados.

Un estudio del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU advierte que podríamos cruzar ese umbral crucial de 1,5 ℃ –por encima de los niveles preindustriales– en menos de 10 años. Esto supondría una “catástrofe global”.

Situaciones como sequías extremas, incendios forestales, inundaciones o la escasez de alimentos podrían ser algunos de los primeros síntomas del problema.

Para evitar esa situación, de acuerdo con estos especialistas, “el mundo necesita cambios rápidos, de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad”. Según los científicos, hay que conseguir o bien que la producción industrial sea menos contaminante o bien producir menos.

Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50 y un 85 %, será necesario recortar cada año un 0,12 % del producto interior bruto (PIB) global.

China, Estados Unidos e India temen que los posibles recortes afecten a su crecimiento económico, por eso procuran no refrendar estos informes.

Nos adaptaremos pero con bastante sufrimiento.

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