A la Sombra del Hielo
Gripe Aviar en la Antártida, el Lamento de los Elefantes Marinos.
La gripe aviar, también conocida como influenza aviar, es una enfermedad vírica que afecta principalmente a las aves, pero en algunos casos puede transmitirse a los seres humanos. El virus responsable de la gripe aviar pertenece al subtipo H5N1, aunque han surgido variantes como H5N6 y H5N8. En casos raros, la infección puede transmitirse de aves a humanos, generalmente a través de contacto directo con aves infectadas o sus secreciones.
La detección inicial del virus de la influenza aviar H5N1 altamente patógeno en aves acuáticas domésticas en el sur de China en 1996 marcó el comienzo de una serie de eventos que han tenido un impacto significativo en la salud humana y animal a nivel mundial. Designado como A/ganso/Guangdong/1/1996, este virus pronto dio lugar a brotes en aves de corral en China y Hong Kong en 1997, con consecuencias devastadoras para la población humana: 18 casos confirmados, de los cuales seis resultaron en muertes, con una tasa de mortalidad superior al 50%.
Tras un periodo de relativa tranquilidad en la detección del virus, la amenaza resurgió en 2003, extendiéndose a lo largo de Asia con brotes generalizados en aves de corral. Para el año 2005, el H5N1 se había transmitido desde aves silvestres a aves de corral en África, Oriente Medio y Europa, ampliando aún más la amenaza global. Este resurgimiento se caracterizó por la diversificación genética de la hemaglutinina del virus en varios clados y genotipos.
Entre 2014 y 2016, se observó una evolución en la situación con la aparición de nuevos subtipos de virus, específicamente H5N6 y H5N8. El intercambio de genes entre los virus H5 de aves de corral y aves silvestres dio lugar a estos subtipos emergentes. En este período, la hemaglutinina continuó diversificándose, especialmente en el clado 2.3.4.4, que se extendió por Asia, África, Europa, Oriente Medio y América del Norte. A su vez, se identificaron varios linajes genéticos y genotipos, mostrando la complejidad de la evolución del virus.
A partir de 2018 y hasta 2024, los virus del clado 2.3.4.4b se propagaron de manera generalizada, marcando un cambio significativo en la epidemiología de la influenza aviar. Los subtipos H5N6 y H5N8 se convirtieron en predominantes a nivel mundial, reemplazando a los virus originales H5N1. En 2022, se notificaron más de 70 casos de infecciones en humanos causadas por el virus H5N6, junto con 7 casos relacionados con el virus H5N8.
La transmisión de la gripe aviar a los seres humanos puede ocurrir de dos maneras principales: directamente desde aves o entornos contaminados, o a través de un huésped intermedio, como cerdos. Aquellas personas expuestas a aves potencialmente infectadas, como trabajadores en operaciones de sacrificio, o en contacto cercano con mamíferos potencialmente infectados, como zorros o animales silvestres, deben tomar precauciones adecuadas y ser objeto de seguimiento cercano tras la exposición.
Aunque se ha demostrado que la gripe aviar puede transmitirse a través del contacto directo con aves o sus entornos contaminados, no se ha confirmado que la enfermedad pueda transmitirse a los seres humanos mediante el consumo de productos avícolas contaminados. La manipulación segura de la carne cruda y otros ingredientes, junto con una cocción adecuada y prácticas de higiene en la cocina, son medidas eficaces para prevenir o reducir el riesgo asociado con estos productos alimenticios potencialmente contaminados.
La propagación de la gripe aviar ha alcanzado proporciones alarmantes en la Antártida, donde cientos de elefantes marinos han sido encontrados muertos. Existe un temor justificado de que el virus altamente contagioso pueda causar uno de los mayores desastres ecológicos de los tiempos modernos si llega a las remotas poblaciones de pingüinos. En este contexto, recientemente se informó de la muerte de al menos un pingüino rey a causa de la gripe aviar en la Antártida.
Datos previos de Sudáfrica, Chile y Argentina han demostrado la susceptibilidad de los pingüinos a la enfermedad, con más de 500,000 aves marinas fallecidas en América del Sur. Pingüinos, pelícanos y piqueros se encuentran entre las especies más afectadas.
Los informes iniciales del virus en la Antártida se remontan a Bird Island, frente a Georgia del Sur. Desde entonces, se han registrado muertes masivas de elefantes marinos, así como un aumento en las muertes de lobos marinos, gaviotas y skúas marrones en otras regiones, incluso a 1,500 kilómetros al oeste de Georgia del Sur, entre los fulmares del sur de las Islas Malvinas.
En Chile y Perú, el virus ha causado estragos, con alrededor de 20,000 leones marinos muertos. La cepa altamente infecciosa H5N1, que emergió en 2021, ha llevado a la pérdida de millones de aves silvestres. La cepa 2.3.4.4b ha diezmado poblaciones de aves en el Reino Unido, Europa continental, Sudáfrica y América, con colonias de aves marinas experimentando pérdidas del 50% al 60%. Aunque la cepa H5N1 aún no ha alcanzado Oceanía, la situación actual plantea un riesgo significativo para los ecosistemas y la vida silvestre de la región.
En diciembre de 2023, se confirmó la gripe aviar como causa de la muerte de un oso polar en Alaska, señalando una amenaza potencial para poblaciones remotas poco controladas. Los ecosistemas polares, únicos y vulnerables, se enfrentan a riesgos elevados debido a la gripe aviar y el cambio climático.
La evolución de la gripe aviar desde 1996 hasta 2024 refleja la complejidad del virus y su impacto en la salud humana, animal y los ecosistemas globales. La gestión efectiva requiere esfuerzos internacionales, abordando la salud humana y animal, y considerando el impacto en la biodiversidad y los ecosistemas polares.
[…] A la Sombra del Hielo: Gripe Aviar en la Antártida, el Lamento de los Elefantes Marinos […]