El prestigio de la universidad se adquiere destinando recursos a la investigación e innovación, no con campañas de imagen corporativa
Los gestores de algunas universidades creen que lanzando una campaña de imagen corporativa pueden alcanzar el prestigio y la solidez que requiere una institución académica. Lamentable error.
El prestigio de una institución universitaria no se adquiere ni se rige por estrategias de comunicación o marketing. Eso corresponde a una empresa o institución ajena al contexto científico y académico. Alcanzar los rankings mundiales de reputación como lo tiene Harvard, Columbia, Stanford o Berkeley, por citar sólo algunas, no ha sido porque hayan desarrollado un buen plan o campaña de comunicación corporativa, sino, por haber potenciado el know how y el made how de sus académicos e investigadores, huyendo de la mediocridad y apostando por la innovación y avance del conocimiento científico.
De ahí que, invertir en estrategias de comunicación que, repito, son necesarias en el mundo empresarial o corporativo pero no en universidades, es malgastar tiempo, dinero y recursos. El prestigio y la calidad de una institución académica se miden por la producción científica de sus miembros, mediante proyectos de investigación competitiva y publicación de artículos en revistas de prestigio internacional. Por tanto, es en este aspecto en donde deben dedicarse la mayor cantidad de recursos económicos que permitan disponer de mejores infraestructuras, con laboratorios innovadores, potenciando el bilingüismo, formando investigadores bajo un modelo de mentoring, promoviendo redes internacionales de investigación, etc. Sólo de esta forma se puede alcanzar el prestigio y la calidad deseada, evitando el anquilosamiento académico y contrarrestando los efectos de la obsolescencia de conocimientos, consecuencia de la expansión de las tecnologías disruptivas.
Un artículo que publica el diario El País (28/02/2019), informa que el 34% de los catedráticos (3.600) y el 60% de los profesores titulares (16.200) no han demostrado producir ciencia de calidad a lo largo de toda su carrera, como revelan los datos recién publicados por el Ministerio de Educación. En este mismo artículo, como afirma Juan Romo, rector de la Universidad Carlos III de Madrid: “Lo que diferencia a una buena Universidad es que su plantilla esté en contacto con la frontera del conocimiento, profesorado que no solo transmita, sino que genere y transfiera ese conocimiento”.
En este contexto, los recursos deben destinarse en incentivos económicos para los académicos que si investigan, que si producen y que si proponen iniciativas como lo hacen las universidades internacionales y algunos centros españoles.
Según refiere Aurora García-Gallego, catedrática de Análisis Económico, en el diario El País: “es en los países anglosajones, donde el investigador cada año se reúne con su jefe y repasa la contribución científica de este, los fondos económicos que ha traído a su universidad para emprender líneas de investigación y la opinión que sus alumnos tienen de él”.
Sin embargo, hay universidades españolas, como la Carlos III, que si evalúa la labor del profesorado cada dos años y la premia económicamente. Según el rector Juan Romo: “Hay que incentivar la investigación con complementos salariales, menos horas de clase, más laboratorios o más ayudantes”. Esto, lamentablemente, no es el común denominador.
Por tanto, para alcanzar el prestigio que corresponde a una institución académica, se han de dedicar los esfuerzos en recursos a la investigación, a infraestructuras, a la innovación y, en suma, a las iniciativas de sus miembros que desean contribuir a la grandeza de la universidad. Un ejemplo de ello, se tiene con la reciente presentación del nuevo centro de donación de cuerpos de la facultad de Medicina, el más moderno de Europa, perteneciente a la Universidad Complutense de Madrid. Sobre la institución pesaba la losa de haberse desentendido durante años de los cadáveres donados a la ciencia, que se apilaban en condiciones insalubres en los bajos del departamento de Anatomía. Hoy, el centro, inaugurado el 28/02/2019, no necesitó de ninguna campaña de comunicación corporativa para mejorar su imagen, sino de dotar de una infraestructura de calidad para sus estudiantes y profesorado.
Fuentes: El País
https://elpais.com/ccaa/2019/02/28/madrid/1551379677_634042.html
https://elpais.com/sociedad/2019/02/27/actualidad/1551285363_939435.html?id_externo_rsoc=TW_CC