Carta de Dios a los hombres
A veces ser dios es una carga terrible. Veo todo lo que hacen los hombres y llego a la conclusión de que el Paraíso que les otorgué se ha convertido en un infierno de odios y rencores, de luchas y rencillas. Hace unas semanas mi corazón explotó de dolor al comprobar lo que ocurría en las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos.