Juan C. Marcos Recio

Ya no está. ¿Por qué se fue? Él mismo decidió. Quizás haya muerto para siempre.

Teníamos cada día la actualidad informativa. Era la competencia directa de los medios y hasta de las redes sociales, porque cada quien las utilizaba en su beneficio. Era la información al instante. Contada con un estilo muy personal, diverso, singular. La información en estado puro. ¿Nostalgia? Pues claro. Era un momento diferente de la clase. Todos se esforzaban por que su información trascendiera aquellas paredes de cemento armado.

-Mis piernas, ya no tiemblan, dice una alumna.
– Las mias tiemblan cada día en clase , responde otra.
– En mi caso, es pura experiencia, añade un tercer alumno.

-¿Quién lo inventó? ¿A quién se le ocurrió? se escucha entre murmullo al fondo del aula.

Y de ese murmullo sale una frase positiva para el grupo: Fue excitante dicen desde los laterales de la clase; al menos, fue excitante mientras duró. Te veías obligado a seguir la actualidad por unos días para ofrecer tu mejor versión.

De los primeros lugares del aula se escucha entre dientes, bajito como hablando para uno mismo: «Yo sigo soñando con él cada mañana. Es mi amor consentido».

Estar informados en la actualidad, en un grupo de más de cien personas, es un reto que asumimos al comenzar a estudiar periodismo. Hoy, desde la distancia del deber cumplido, contamos, narramos, ofrecemos nuestras experiencias vividas, de tipo personal, periodístico, humano, tecnológico, etc.

Pero no, no nos engañemos. No si queremos seguir en esta profesión que la mayoría de ustedes decidieron por vocación. Este minuto informativo nos acompañará para toda la vida. Informar es un reto, nuestro reto, que ya superamos en la primera ocasión en la que nos enfrentamos. Periodismo en estado puro.

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  1. 28 de Septiembre, 10 de la mañana. El profesor comienza a pasearse por la clase mientras relata las noticias del día. Sorprendidos. Expectantes. ¿Qué está haciendo?. Termina y el miedo nos penetra cuando dice que cada día, cinco de nosotros repetiremos ese minuto informativo.

    El tiempo pasa, la lista avanza, cada vez más cerca de la letra de tu apellido. Hasta que llega el día. Tu nombre. Era el momento de estar al tanto de las noticias, más que nunca. En pie, con más o menos nervios, había que darlo todo. Seguramente sería el único momento en que un profesor te escuchara solo a ti, con todo su interés. Entonar, transmitir la actualidad informativa, procurar mantener la atención de las cien personas que te escuchan sin provocar su aburrimiento. Empieza la cuenta atrás, sesenta segundos, largos e intensos. Terminas, y con ese minuto se va la primera “experiencia periodística” a la que nos enfrentamos. No ha sido para tanto, dices interiormente, mientras deseas volver a vivir algo parecido cuanto antes.

    Ya no volverá, el minuto que interrumpía la clase y la amenizaba. Te permitía conocer a tus compañeros, escuchar, aprender y tomar ejemplo. Sin despedida y sin funeral, el minuto en que te sentiste comunicador por primera vez, desapareció.

  2. Minuto informativo.
    Hasta yo misma me sorprendí, una vez concluyo el minuto informativo, ese eterno y ansiado minuto informativo, en el que debes ponerte en pie delante de 100 personas, penetrándote con su mirada y con el profesor mirándote fijamente, con el único pensamiento de que te vas a trabar delante de todos y deseando que llegue el momento de cerrar tus noticias, con la muletilla: eso es todo por hoy.
    Repito me sorprendí, porque pensé que me equivocaría, que me temblarían las piernas, o se me entrecortaría, la voz, pero no fue así, pude terminar ese minuto sintiéndome orgullosa y sobre todo pensando que con suerte en algún momento de mi vida, en un futuro todos los minutos de mi trabajo se asemejen a ese.
    Por eso creo que ese minuto nos pudo acercar de alguna manera a la realidad del periodismo, a la práctica, a lo que mucho deseamos poder hacer cuando terminemos esta carrera, por otro lado nos sirvió para conocernos mutuamente, a la hora de expresarnos, de hablar y de ver si realmente valemos para trasmitir información de esta manera. Al final ese minuto me supo a poco.

  3. Todo empezó un miércoles 28 de septiembre, nuestra primera clase de Documentación Informativa, me preguntaba que seria. Al cabo de 30 minutos de clase el profesor nos dijo: “Cuando sean las 12:00 me avisáis”. No teníamos ni idea de lo que pretendía hacer. Pasadas las 12:02 nos dimos cuenta de que había llegado a nosotros, El Minuto Informativo. Como su propio nombre indica, a través de él debíamos informar a toda la clase de las noticias más recientes y relevantes. Cada día el profesor daría diez nombres de la lista para que la siguiente semana nos informasen. A partir de ese día eche cuentas, para ver qué día me tocaría, evidentemente no para preparar las noticias, sino para prepárame a mí mismo. Estaba en periodismo y como estudiante de esta carrera debía estar preparado para hablar en público.
    Fueron pasando las semanas y por fin llego el día. Tocaba escoger las noticias, tampoco muchas que en un minuto no daría tiempo a mucho. El tema principal de aquel día fue la liberación de la cuidad iraquí de Mosul. Por aquel entonces, Madrid estaba en alerta por contaminación y la noche anterior, hubo jornada de Liga de Campeones.
    Al fin y al cabo, se me paso rápido, un minuto, 60 segundos, casi nada. Tuve el tiempo de mirar un par de veces al profesor y cuando me di cuenta ya me estaba despidiendo y diciendo que en una hora volveríamos con más actualidad.

  4. Lluvia de emociones. Todo tipo de sentimientos rondaron por mi cuerpo y mi cabeza. Timidez, miedo, euforia, nervios… En el mismo instante que escuché el aviso de mi compañera para empezar a hablar, comenzaron a salir palabras de mi boca que ni yo misma creía que iba a poder decir en tan sólo sesenta segundos. Al principio, todo parecía que iba a salir mal debido a mi timidez pero rápidamente pise fuerte y decidí que sesenta segundos no iban a poder conmigo. Alcé mi voz y comencé con el minuto informativo. Cuando iba por la segunda noticia, recuerdo que me trabé con una palabra que de hecho, supe antes de empezar que me pasaría, aún así enseguida respiré profundamente y seguí con mis sesenta segundos. Al fin terminó. Todas las emociones habían desaparecido. Ya solo quedaba una chica risueña que deseaba que sus piernas no temblasen más por una experiencia que había merecido la pena y que llevaría consigo siempre.

  5. Minuto Informativo. Noticias. Tiempo. Voz. Compañeros. Aplausos. Sensaciones. Miedos. Nervios. Miradas. Intentar esconder lo que en el fondo a todos nos pasa. Una práctica en directo. Observaciones premonitorias sobre quiénes quizás podrían llegar a ser periodistas. Pero no solo eso, se observaba la necesidad de gustar como símbolo de validez. ¿En serio? La verdad es que somos una generación guiada por los likes, que aturdidos entre aplausos nos sentimos victoriosos. Pero dime, ¿de qué?
    Aunque ciertamente, nos ha servido para preguntarnos o incluso confirmarnos por qué estamos aquí. ¿Por algo se empieza no?

  6. Mi nombre fue dicho en alto en compañía de otros cuatro para que en una semana pasara por uno de los minutos mas largos de mi vida. Se pasó rápido hasta llegar el martes por la tarde, yo no sabía donde consultar, qué noticias elegir, el criterio que debía seguir, la cantidad justa… una inmensidad de complicaciones que no me había planteado en toda la semana, o incluso, en todo el curso. Al llegar las 12 de la noche me senté delante del ordenador, pasaron 10 minutos, diez minutos dando vueltas a mi cabeza, diez minutos sin saber que hacer, diez minutos sabiendo que estaba haciendo periodismo, mi futuro. Decidí abrí el buscador y meterme en las páginas web de los principales periódicos, en ellas la portada era completamente diferente, con noticias alternas. Sin saber que hacer, investigué en las principales páginas web de los medios televisivos, teniendo los periódicos y este apoyo, pude empezar a redactar el ansioso minuto informativo. Lo terminé, lo leí, lo releí, lo rereleí hasta que, pude estar satisfecho de cómo estaba. Llegaron las 9 de la mañana, 1 hora antes de hacer el minuto, y yo me encontré con algo que debía añadir: ‘’Rita Barberá había muerto’’. Edité de nuevo todo lo que tenia hecho, me encontraba en una situación verdaderamente… ¿periodística? Eliminé noticias que me parecían menos transcendentes y añadí la nueva noticia. Llegaron las 10, y yo pensaba que no me sentía preparado, pero lo único que hizo falta fue que me nombraran, me dirigiera hacia la mesa del profesor, me pusiera el micrófono y empezara con uno de los primeros acercamientos que tuve hacia el periodismo.

  7. Un minuto de silencio por una actividad que termina y se marcha. Esperando a sus próximas presas: alumnos de primer curso de Documentación en septiembre de 2017.
    Nunca pensé que estaría tan nervioso y tan seguro al mismo tiempo. El minuto informativo consiguió transmitirme esas dos sensaciones tan opuestas en el mismo momento. Situación nunca experimentada.
    Como si de un boletín de noticias de radio se tratase. Pasión desde mi infancia hacia este medio de comunicación. El miedo a que la voz se me quebrara. La confianza en mi mismo. Las reiteradas repeticiones y ensayos para tratar de hacerlo lo mejor posible.
    Jamás había hablado para un publico tan numeroso. Levanté la mano. Le dije al profesor con voz ronca que era la hora. Comenzamos quince minutos más tarde de la hora estipulada para la exposición del minuto. Los quince minutos más largos de mi vida. Nombró mi nombre y todos los miedos desaparecieron. Allí estábamos frente a frente mi hoja y yo. Era la hora de la verdad y yo estaba preparado con total confianza en mi mismo.

  8. Fugaz fue el minuto como fugaz es la actualidad. Es algo que ocurre sin estar previsto, algo repentino. Estás atento a lo que pasa, debes contarlo, es tu obligación, eres periodista. Y así, con lo mejor del día, llegas a clase con el fin de informar de aquello que traes apuntado. Traes la actualidad del Congreso: ayer se aprobó algo importante. Traes el último capítulo de Cataluña: hay un nuevo frente en el desafío soberanista. Te sientas en clase y repasas todo para no equivocarte.

    Pero la actualidad es caprichosa y lo que vale a las 8:00 no vale a las 10:00. Rita Barberá había muerto mientras entrabas al aula, un huracán destrozaba las costas del Caribe mientras tú te levantabas de tu asiento para dar tu minuto. Eres periodista, tienes que informar: borrarlo todo y volver a empezar.

  9. Aún recuerdo ese día como si hubiese sido ayer. Recuerdo perfectamente los nervios previos a realizar mi primera práctica periodística, el tener que ponerme delante de toda la clase para narrar las noticias más importantes del día anterior, los minutos pasaban y no llegaban las diez, pero de pronto el momento llegó ahí comenzaron esos 60 segundos que para mí se hicieron interminables, fue en ese momento donde me di cuenta de que esto era lo que realmente había querido hacer desde siempre, puede que no hubiese salido perfecto pero sí que ganamos madurez.

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