LA PÍLDORA ANTICONCEPTIVA: UNA INVENCIÓN PATENTADA QUE TRANSFORMÓ LA SOCIEDAD

En esta entrada me voy a ocupar de una invención que ha provocado grandes cambios sociales en todos los países en los que se ha ido aprobando su uso; la píldora anticonceptiva. Se trata de un medicamento que no tiene por objetivo el tratamiento de una enfermedad pero que dio lugar a una auténtica revolución económica y social en el último tercio del siglo XX.

Para comprender por qué el anticonceptivo oral tuvo tal éxito en su lanzamiento, es preciso repasar los anticonceptivos que se habían utilizado a lo largo de la historia. En el antiguo Egipto, se utilizaba excremento de cocodrilo, Aristóteles recomendaba aceite de oliva y se dice que Casanova utilizaba limón. Otros métodos más modernos presentan tasas de fracaso elevadas, como el 18% en el preservativo, el DIU (Dispositivo Intrauterino) o las esponjas. En el caso de la píldora anticonceptiva, el riesgo de fallo es del 6% y además su utilización es responsabilidad exclusiva de la mujer. No es preciso entrar en negociaciones con la pareja, como puede ocurrir con el preservativo, ni es tan complicado y aparatoso como el DIU o la esponja. La píldora es sencilla y discreta, de ahí su éxito. La píldora se aprobó en los EE. UU. en 1960 y su aceptación fue muy rápida.

Pero detrás de su obtención había años de estudio, de ensayos y …. una patente. Como en tantas otras ocasiones, fueron varios los inventores que estaban trabajando con el fin de obtener un anticonceptivo oral. En 1951, el mexicano Luis Ernesto Miramontes Cárdenas sintetizó la molécula que permitió elaborar la primera píldora anticonceptiva. Se trataba de la “noretisterona”. Luis Ernesto Miramontes puede ser considerado, por tanto, el primer inventor de un anticonceptivo oral. En la patente estadounidense de número US2744122 (01/05/1956) y prioridad mexicana (22/11/1951) que obtuvo la compañía mexicana Syntex, figuraban también como inventores Carl Djerassi y George Rosenkranz. La empresa Syntex había sido fundada por el científico norteamericano Russell Marker (experto en la síntesis de hormonas), junto con otros científicos que se habían refugiado en México huyendo del nazismo y de la guerra en Europa. La comercialización no llegaría hasta unos años más tarde y comenzaría en los EE. UU.

Reivindicación independiente de US2744122

Dentro del equipo de Syntex también se encontraba el biólogo estadounidense Gregory Goodwin Pincus. Este científico ya había investigado abundantemente en el tema de la anticoncepción, a partir de los trabajos del austriaco Ludwig Haberlandt que había demostrado en conejos la posibilidad de lograr la anticoncepción mediante el empleo de hormonas. De vuelta en los EE. UU, Pincus conoció a Margaret Sanger, fundadora de la liga americana para el control de la natalidad, la cual le proporcionó financiación para la creación de un laboratorio destinado a desarrollar un anticonceptivo oral. Con ese apoyo económico, Pincus y el científico chino-americano Min Chueh Chang investigaron de manera intensiva sobre la utilización de la progesterona con efectos anticonceptivos. A partir de la progestina (progesterona sintética) familia a la que pertenece la noretisterona patentada por Syntex, Pincus y su equipo desarrollaron una serie de “pildoras anticonceptivas” que la empresa estadounidense Searle ensayó en Puerto Rico. El primer anticonceptivo oral aprobado por la FDA (Agencia del medicamento norteamericana) fue la combinación mestranol/norethydronel en 1957 y se comercializó bajo la marca Enovid. Inicialmente su indicación era para problemas menstruales y en 1960 se añadió la utilización como anticonceptivo. En 1961 fue aprobado como anticonceptivo en el Reino Unido y en Canadá. Después de haberse recetado abundantemente en los EE. UU. empezaron a aparecer casos de trombos y embolias pulmonares. Estos y otros efectos secundarios como la hipertensión estaban provocados por la elevada dosis hormonal empleada. Actualmente, la dosis que se utiliza es de 1/3 de la inicial y por tanto ofrece mucha mayor seguridad.

Esta píldora es la que se conoce como combinada (estrógeno + progesterona) que se debe tomar durante los primeros 21 día del ciclo a la misma hora del día. También existe la píldora que solo contiene progestágeno y que se toma de forma continuada.

En 1965 casi la mitad de todas las mujeres casadas de los EE. UU.  que utilizaban algún método anticonceptivo empleaban la píldora. Sin embargo, no fue hasta 1970 que las mujeres estadounidenses solteras fueron autorizadas a emplear el anticonceptivo oral. A partir de entonces, las universidades estadounidenses comenzaron a abrir centros de planificación familiar y a mediados de los 70 la píldora era el método anticonceptivo más extendido entre las mujeres de 18 y 19 años. Ello dio lugar a una revolución económica y social. Hasta entonces había titulaciones universitarias que eran mayoritariamente masculinas: más del 90% de hombres en medicina y derecho, el 95% en los MBA y el 99% en odontología. Antes de que se dispusiera de la píldora, para poder optar a esas titulaciones era preciso retrasar la maternidad hasta los 30. Pero sin anticonceptivos eficaces, ello suponía un gran riesgo si se mantenía una vida sexual activa, algo así como construir una fábrica sobre un terreno con riesgo sísmico. Un pequeño error y toda la inversión de tiempo y dinero podía irse al traste. Sin embargo, la utilización del anticonceptivo oral permitió retrasar la edad del matrimonio y de la maternidad y ello provocó que el porcentaje de mujeres universitarias se disparara. Procesos similares se vivieron en las sociedades de todos los países en los que se fue autorizando la “píldora”.

Para mostrar la influencia que la aprobación de la píldora tuvo en la incorporación de la mujer a los estudios y al mundo del trabajo, se puede contraponer al de los EE. UU. el caso de Japón, que puede ser considerado el país del mundo más desarrollado dónde existe una mayor desigualdad de género y donde la píldora no fue autorizada hasta 1999.

En España, la píldora anticonceptiva se comercializó a partir de 1964, pero oficialmente sólo se autorizaba en tratamientos ginecológicos para “regular el ciclo menstrual”. La “legalización” se produjo el 7 de octubre de 1978, cuando las Cortes Constituyentes despenalizaron la venta, divulgación y uso de los anticonceptivos modificando el artículo 416 del código penal.

La patente española sobre una composición anticonceptiva (su procedimiento de  fabricación pues los productos farmacéuticos no fueron patentables en España hasta 1992) más antigua que he encontrado en la base de datos española de patentes “invenes” es una de número de publicación ES0319318 y solicitante “American Cyanamid Company”. Se trata de una composición con un agente estrógeno y otro progestativo pero de aplicación tópica, en lo que parece ser un antecedente del actual parche anticonceptivo.

Puesto que estamos hablando de patentes, es conveniente recordar que las invenciones relacionadas con la anticoncepción estuvieron excluidas de la patentabilidad hasta bien entrado el siglo XX en la mayor parte de los países occidentales por considerarse contrarias al orden público y las buenas costumbres.

El siguiente capítulo de esta historia, aún no escrito en su totalidad, es el de los anticonceptivos orales de uso masculino. Aunque periódicamente surge alguna noticia relacionada con el tema, aún no se comercializa este tipo de anticonceptivo. Se está investigando sobre unas inyecciones que contienen progesterona y testosterona, que presentan un 95% de efectividad pero importantes efectos secundarios. También se están estudiando proteínas que bloquean la emisión de espermatozoides.

Habría que preguntarse por qué hasta ahora no se ha obtenido este anticonceptivo oral masculino. Quizás tenga una base científica  (la naturaleza muestra que durante el embarazo no es posible una nueva concepción y que ello coincide con la secreción de progesterona), pero por otro lado quizás tenga que ver con lo que Margaret Mead declaraba cuando se conocieron los primeros efectos secundarios graves de la píldora:

“The pill is entirely the invention of men. And why did they do it?… Because they are extraordinarily unwilling to experiment with their own bodies… and they’re extremely willing to experiment with women’s bodies… it would be much safer to monkey with men than monkey with women.”(La invención es completamente una invención de los hombres. Y ¿por qué lo hicieron? Porque no están dispuestos en absoluto a experimentar con sus propios cuerpos….. y sin embargo están muy dispuestos a experimentar con los cuerpos de las mujeres….. Sería mucho más seguro hacer ensayos con hombres que con mujeres)

Leopoldo Belda

Nota : Esta entrada está basada en gran medida en el siguiente programa de la BBC: “contraceptive pill: 50 things that made the modern economy”.

 

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5 comentarios

  1. Haría falta un estudio más profundo o acudir a fuentes que permitan afirmar que el acceso de las mujeres a los estudios universitarios se debe al uso de anticonceptivos. Por otros estudios puedo afirmar que es falso. No es ni es hoy en día un factor determinante. De hecho muchas mujeres que no los han usado han destacado intelectual y profesionalmente. La maternidad no es un obstáculo, no es una enfermedad o una carga de la que haya que liberarlas. Otra cosa es que los varones han diseñado por siglos un mundo a su medida y recién desde el siglo XX podemos ver la transformación gracias a la incorporación de la mujer sin renunciar a priorizar la familia ni la maternidad sino haciéndola compatible e involucrando a los varones también en el cuidado del hogar.

  2. Muy completo el articulo , sin duda produjo un gran cambio a partir de su aprobacion para su uso. Aunasi parece que mucha gente no sabe o conoce de su existencia , quizas tambien por un tema religioso o cultural sobre todo en la generaciones de antes .

  3. Me haría una pregunta:
    ¿Cuál es el principio de la vida humana? ¿En la unión espermatozoide y óvulo?
    Si en la unión de espermatozoide y óvulo hubiese nacido yo, gracias por mi derecho a la vida, pero ¿y si mis padres hubiesen tomado la píldora?
    Yo no habría nacido.
    ¿Dónde está el derecho a la vida? ¿Hasta dónde llega?
    Es una pregunta bastante filosófica…

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