Juan C. Marcos Recio

Ya no está. ¿Por qué se fue? Él mismo decidió. Quizás haya muerto para siempre.

Teníamos cada día la actualidad informativa. Era la competencia directa de los medios y hasta de las redes sociales, porque cada quien las utilizaba en su beneficio. Era la información al instante. Contada con un estilo muy personal, diverso, singular. La información en estado puro. ¿Nostalgia? Pues claro. Era un momento diferente de la clase. Todos se esforzaban por que su información trascendiera aquellas paredes de cemento armado.

-Mis piernas, ya no tiemblan, dice una alumna.
– Las mias tiemblan cada día en clase , responde otra.
– En mi caso, es pura experiencia, añade un tercer alumno.

-¿Quién lo inventó? ¿A quién se le ocurrió? se escucha entre murmullo al fondo del aula.

Y de ese murmullo sale una frase positiva para el grupo: Fue excitante dicen desde los laterales de la clase; al menos, fue excitante mientras duró. Te veías obligado a seguir la actualidad por unos días para ofrecer tu mejor versión.

De los primeros lugares del aula se escucha entre dientes, bajito como hablando para uno mismo: «Yo sigo soñando con él cada mañana. Es mi amor consentido».

Estar informados en la actualidad, en un grupo de más de cien personas, es un reto que asumimos al comenzar a estudiar periodismo. Hoy, desde la distancia del deber cumplido, contamos, narramos, ofrecemos nuestras experiencias vividas, de tipo personal, periodístico, humano, tecnológico, etc.

Pero no, no nos engañemos. No si queremos seguir en esta profesión que la mayoría de ustedes decidieron por vocación. Este minuto informativo nos acompañará para toda la vida. Informar es un reto, nuestro reto, que ya superamos en la primera ocasión en la que nos enfrentamos. Periodismo en estado puro.

Compartir:

159 comentarios

  1. “¡Me tenía que tocar a mí la primera!!” Le dije a mi compañera de al lado “siempre me pasa igual” añadí.
    Recuerdo que ella me respondió con un “tranquila, verás como lo haces bien. Te ayudare cronometrándote, si quieres”
    Primer reto, primer minuto. Desventajas de ser tímida y tener que hablar delante de más de cien personas, pero ¿qué mejor remedio para superar mis miedos qué enfrentándome a ellos?
    Me compre todos los periódicos que encontré en el kiosko más cercano, leí los periódicos online y las últimas notificaciones de noticias que aparecían en mi móvil, las dudas eran miles ¿cuál será la más importante?, ¿cuál se merece estar en los 60 segundos?, ¿tenía que ser creativa? o ¿solo leer los titulares? Me quede con lo básico. No me arriesgue. Dos noticias de ámbito nacional, otra de internacional y por último una deportiva. Lo redacte. Practique con el cronómetro y en mi cabeza mientras tanto “Respira. No te pongas nerviosa que luego acabas hablando rápido y pareces Shakira cantando waka waka”
    ¿Un minuto? ¿¡Un minuto?! 60 segundos lo que equivale a 60 milisegundos. Déjate, déjate, concéntrate.
    Son las 12 las 11 en canarias y me tocaba a mí el famoso minuto informativo, me pongo en pie y “Buenos días…” ay, recuerdo no apartar la mirada del folio intentando no temblar. Seguro que no he llegado al minuto y he hablado como si de una carrera se tratase “aaah!”, pero se terminó. Paso el relevo.

  2. Como una extranjera, una china que todavía no habla muy bien el español, me parecío que el minuto informativo es mi “pesadilla”. No oso imaginar como será que yo hablo delante más de 100 personas. La noche anterior me preparé dos manuscrios, uno es de español y otro es de chino que el profesor me pidió y practiqué una y otra vez.
    Aquella clase no pude escuchar nada, solo me quedé fijada en mi papel y hice lectura silenciosa. El tiempo pasó tan lento, hasta que el profesor nombró mi nombre, mi corazón latió violentamente y me puse nerviosa alzándome.
    -Esta compañera va a informar en dos idiomas, primero en chino, adelante. Dijo el profesor, quien ya tomó su boli y anotó como lo hice. Tanta gente centrando sus ojos en mi cara y después de respirar, empecé a leerlo en mi lengua materna, pero sin control, lo leí cada vez más rapido por los nervios, sé que es divertido, porque los chinos no van a hablar tan rápido. Cuando terminé, miré al profesor y a mi alrededor con una cara sonrojada, no sé si estuvo bien o mal.
    -Respira. ¿Seguro que lo que dices es verdad? Bromeó el profesor y todo el mundo se rio.
    Me reí también y mis nervios se relajaron mucho, luego seguí leyendo en español.
    Gracias al minuto informativo, he hablado delante de tantas personas en un idioma que nadie entiende pero todo el mundo te escucha seriamente, este sentimiento fue maravilloso para mi. Gracias por esta oportunidad, recordaré aquel momento con mucho cariño.

  3. Si te acongoja la pena o te revienta la dicha no debes de hacer caso. Creo que ante toda situación donde hay que mantener el control, de forma jactanciosa y dejando de lado la pusilanimidad hay que enfrentarse al oyente que no desdeña los fallos. Olvidar complejos para que suene lo más limpio y puro nuestro mensaje. No hay que olvidar que, aunque leamos un texto que no es nuestro o aunque enunciemos noticias en tercera persona, siempre habrá un yo ineludible en cada palabra que soltemos por la boca. Como Cyrano deberás atacar con el alfabeto a la hora de hablar. Y al finalizar os hiero, y al acabar el minuto sentir como rematas a los espectadores. Como clavar una pica en Flandes. Así comencé yo a afrontar mi composición de noticias. Envalentonada al principio fui perdiendo fuelle hasta que llegué sin aliento al día. Más que el Cyrano de Bergerac parecía, por lo colorada y mi posición ante la silla de pie, Charlie Rivel. Quizás también por los llantos posteriores.
    Prefiero retirarme al estudio y la práctica para volver más fuerte, que tener un sobresaliente a la primera. Ya que pensaría que fue un golpe de suerte.

  4. Primero fue el miedo. El terror de ver cómo algunos alumnos se levantaban y empezaban a recitar las noticias. Pensé que era improvisado, pensé que eran alumnos al azar, ¡Y casi me muero del susto!
    Luego vino la explicación, que era algo que todos debíamos hacer, que se podía leer, que era como una práctica más. Y empezó la preocupación. Preocupación por hacerlo de una forma original, o clásica, por qué noticias escoger, por cómo leerlo, por si gustaría o no, por pensar si controlaría mis nervios, si me temblaría la voz, si me equivocaría al hacerlo.
    Días enteros pensando formas originales de dar las noticias, jugar con distintos enfoques, de darle vueltas y más vueltas.
    Y llegó el día de antes, y escogí las noticias que me llenaban, que me interesaban, y me sentí segura, porque era mi noticiario, eran mis intereses, y me gustaba.
    Y llegó el día, y ya no estaba nerviosa. Hablar en público es para mí como leer mi libro favorito. Y con nervios y todo, me levanté, y comencé.
    Sí, me trabé. Leer no es tan fácil. Lees más rápido de lo que hablas. Pero no importó, seguí adelante.
    Y cuando acabó, me senté, liberada ya de la responsabilidad de hacer más, y me dio hasta pena.Pena porque gracias a ese minuto, di protagonismo a las noticias silenciadas, di voz a las amordazadas, y eso no lo cambio por nada.

  5. Cerré los ojos y suspiré, jamás había temido tanto por oír mi nombre. Por otro lado la ilusión llenaba mis recovecos, una sensación profundamente ambigua que siempre ocurre cuando empezamos algo nuevo. Quizás siempre no, quizás solo cuando sabes que llega algo importante. Alcé la voz y comencé. Casi escuchaba más los latidos de mi corazón así que volví a alzar la voz, estaba ganándole la batalla a mis nervios. Estoy hecha para esto. La magia de los comienzos se asemeja a subirse a una lanzadera, arriba no sabes ni por qué lo hiciste, pero una vez en tierra volverías a hacerlo una vez más. Sientes el agua fría en los pies cuando quema la arena, entras en la zona de confort que quince minutos antes jamás pensaste que alcanzarías y entonces vuelves a repetir: »estoy hecha para esto». Dicen que el miedo se supera enfrentándote a él, que un gran músico siempre lo siente antes de subirse a un escenario, que lo mismo le pasa a un atleta que se santigua antes de salir al terreno de juego. Eso es ilusión, humildad y magia. Se trata de saber que puedes fallar, que todos te miran y que podrán decir mil cosas de ti, pero la ilusión y el amor a lo que haces también se siente en las gradas, en la audiencia y en tus seguidores. Así lo sienten todos y así lo sientes tú, así que, ¿Que más da cuantas veces falles si esto es lo que te corre por la sangre? Seguro que lo harás mucho mejor que el que tiene más talento y menos ganas. Alcé mas la voz y terminé: »pasen un buen día» (nunca será mejor que el mío).

  6. ¿Cómo algo tan fugaz como un minuto puede convertirse en una eternidad? Sesenta segundos… sesenta segundos de agonía y paz. Sí. Y es que, el minuto informativo es el desencadenante a un cúmulo de sentimientos contradictorios. Por un lado, te mueres de ganas de que llegue tu día, el día en que puedes destacar entre más de cien personas y exponer ante ellas las noticias que a tu parecer, son las más relevantes de la actualidad. Por otro lado, te mueres de miedo, porque es el minuto que representa todo aquello que harás en un futuro no muy lejano, y quieres hacerlo lo mejor posible, para demostrarte a ti misma que vales para esto. Pero acaso, ¿no es todo lo bueno de esta vida aquello que más nos cuesta conseguir? Lo que rápido viene, más rápido se va. Solo hay que tener clara una cosa: nadie va a regalarte nada. Por eso, hay que aprovechar cada oportunidad que se nos brinda, sobre todo, aquello que hace que podamos poner en práctica nuestras habilidades, para mejorarlas y llegar a ser todo aquello que queramos ser. El minuto informativo ha sido la primera de esas oportunidades, y puedo decir, que está superada con éxito. Con él empezó esta gran aventura que es el periodismo. Solo queda decir gracias y hasta nunca, minuto informativo.

  7. Minuto informativo para ti. Minuto de silencio para los demás. Tienes que ser breve. Tienes que ser preciso. Tienes que ser novedoso. Tienes que estar seguro. Todo va a salir bien si cumples todo lo anterior, solo es un minuto. Un minuto para ti. Un minuto en el que todos tus compañeros y tu profesor te van a estar escuchando con curiosidad y respeto. Un minuto para contar lo que pasa en todo el mundo. Un minuto en el que has estado pensando desde que el maestro dijo que iba a ser tuyo. Y por último, un minuto de experiencia en esta profesión; la primera experiencia periodística.

  8. El miedo a que los nervios te jueguen una mala pasada, a no aprovechar bien esta oportunidad, a que no te salga como quieres. Eso es el minuto informativo. Un minuto que se hace eterno pero que a la vez es muy fugaz. Por un minuto te sientes como esas personas que están detrás de la pequeña pantalla cada día informando al mundo. Quizás a día de hoy no valoramos ese minuto, pero quizás dentro de unos años recordaremos este minuto informativo como el primero de muchos, como aquel minuto informativo que dio inicio a una carrera, a una nueva forma de vida.

  9. “Tal vez, lo que necesitas no es contar los titulares del día, sino vivirlos”, decía un querido amigo la tarde anterior al temido minuto informativo. Y así decidimos pasarla, sentados frente a la sede del PSOE, esperando cualquier movimiento y conversando con algunos de los corresponsales enviados a cubrir el asunto.
    Sin embargo, esto no ayudó mucho a calmar mis nervios, que fueron acrecentándose conforme se acercaba el momento, pues, aunque no era la primera vez que me dirigía a un público de oyentes, sí que era la primera vez que lo hacía sintiéndome como una periodista de verdad. Y, aunque mi cabeza intentara retrasarlo centrándose en otros asuntos, finalmente llegó el día.
    Los minutos se fueron sucediendo y contemplé la destreza vocal de algunos de mis compañeros y la falta de experiencia de otros, hasta que, finalmente, el profesor pronunció mi nombre. Me levanté. Las piernas y las manos me temblaban mientras que la hoja que sostenía parecía haber tomado vida propia entre mis manos y bailaba de un lado a otro sin detenerse. Tomé aire. 1, 2, 3… Y comencé a hablar: “Buenos días, son las 12, las 11 en Canarias y estos son los titulares del día”.
    Cuando terminé, me senté extasiada. Mis compañeros de mesa me felicitaron, pero yo en aquel momento solo tenía ganas de llorar por el gran peso que me había quitado de encima en menos de un minuto.
    Ahora, con meses de reflexión, lo miro desde otra perspectiva y me doy cuenta de que sí valió la pena, por muy duro que fuera, porque fue el primer paso para mi futuro.

  10. Finales de septiembre, principios de octubre.Aparece un señor llamado Juan Carlos Marcos Recio,dice ser el profesor de documentación.En una de sus clases magistrales,hace un inciso,nos cuenta nuestra primera practica,si el minuto informativo,en ese momento empiezo a tener a tener sentimientos encontrados, no se si me produce miedo o es que presiento que este camino no va a ser fácil.Primera toma de contacto con el mundo al que te quieres dedicar,si no sientes miedo en principio , es que no le tienes respeto al periodismo.Da igual,todavía queda mucha lista de alumnos.Pero aquel día llegó,aquel dichoso minuto.Toda la tarde anterior preparándolo,buscando las mejores noticias,mandando audios a tu familia para pedir opinión,pero sobre todo lo más importante,intentando absorber a tu queridísimo profesor para que te ponga un 10 y sobre todo para que piense «esta chica tiene talento».Ahí llego yo,con mi minuto preparadísimo,mi ordenador con música y mis piernas temblorosas.Así fue como conseguí hablar sin respirar durante 1 minuto,todo un milagro que siga viva.Me quedo con la sensación placentera que sentí al terminar,cumplir mi trabajo y mi sueño,informar a aquellas personas de lo ocurrido aquel día.Esta practica hace que te metas en el papel,creerte periodista,documentarte y ser consciente de lo importante que es lo que estas diciendo y la repercusión que tiene una información.

  11. Por suerte o por desgracia mi apellido comienza por la letra b, por lo que mi turno no tardó en llegar. Recuerdo como el día de antes esperé hasta el informativo de por la noche, tras verlo elegí cuidadosamente las noticias que iba a transmitir a mis compañeros.Tenían que ser claras y actuales, tampoco podían ser todas negativas. Realice un montón de pruebas para cuadrar el tiempo, cambie mil veces la presentación y la despedida hasta que encontré la adecuada. No paré de ensayar hasta el momento de realizarlo ni siquiera de camino a la facultad en el metro. Cuando llegó el momento en el que el profesor me nombró, comencé a ponerme nervioso y noté como mientras transmitía las noticias a todos mis compañeros me temblaba el cuerpo. Por suerte no me trabe y a mi parecer me salio bastante bien, pero los momentos antes de realizarlo y el día que te nombra el profesor, prefiero no volverlos a tener que vivir el año que viene porque eso no sería nada bueno, pero si que me gustaría volver a encontrarme con él en mi futuro laboral.

  12. Se volatiliza. Tras pensarlo, es la única respuesta que logra explicar por qué es tan efímero. Intenso, sí, pero fugaz. Demasiado corto como para calmar las ansías de transmitir información que contiene un aula llena de proyectos de periodistas. Ahora qué, qué asustadiza voz nos susurrará lo acontecido en las últimas horas; ya sea en español o en chino…
    Nadie sabe qué será de ti, qué planes tienes para los próximos nueve meses sin madrugones, o si llegarás a leernos siquiera. Aún así, pase lo que pase, quiero hacerte llegar un mensaje en nombre de nuestro grupo de Whatsapp “Periodismo 1ºDivas”: eres mágico, interesante y divertido a partes iguales. Contigo sentimos por primera vez el cosquilleo de informar; eres el principio de nuestro futuro.
    Toca despedirse y ya sabes, no quisiera causarte molestias durante tus vacaciones, por lo que seré breve: gracias, amigo. Gracias por avivar mi amor hacía la profesión.
    Posdata: si no te has decidido, quedas invitado a pasar este periodo en mi paraíso canario, aunque… dudo que te interese tener que sintonizar Radio Complutense a las 9.

  13. El 24 de noviembre amanecí con ganas de comerme el mundo, de que saliera de mi cuerpo un tono particular de periodista donde mis nervios hicieran más fuerza que mi mente, era mi momento, llegaba aquel esperado minuto. Intenté creer que no me iba a poner nerviosa, que simplemente iba a leer de manera concentrada un papel sin mirar a nadie, pero, como todos podéis imaginar, me equivocaba. Llegó mi hora, el momento en el que escuché mi nombre, en el que debía ponerme de pie e informar de las noticias más relevantes. Ahí, cuando me prometí no mirar más allá de mi folio, solo veía un papel tembloroso rodeado de cabezas mirando de reojo, interesadas en conocer mi voz y empatizar. Compañeros con la posibilidad de juzgar la decisión que tomé.
    Jamás había pensado que 60 segundos fueran tan largos y que un eco de infinitud de respiros expectantes solo estuvieran pendientes de mis palabras, pero, lo que de verdad nunca creí, es que fuera capaz de enfrentarme con firmeza a mi profesión, a la actualidad con la que estoy dispuesta a comprometerme y en la que me veré inmersa, a este oficio al que conocen como periodismo.

  14. El minuto informativo, me acuerdo cuando llegué a clase una semana después que mis compañeros debido al cambio de grupo y me encontré contigo. Esa práctica con la que solo al oír su nombre me entró y nos entró un escalofriante vértigo, un miedo a decir en tan solo 60 segundos toda la actualidad de España y del mundo, pero pensé Laura venga este va a ser tu futuro no tienen que poder los nervios y el miedo contigo, tienes que vencerlos tu a ellos y superarlo. Día tras día iba escuchando los nombres de los compañeros que tenían que hacerla y esperaba que nunca llegara mi turno, hasta que llegó y me tocó como les había tocado a los demás, intenté prepararla de la mejor manera posible pensando que incluso una hora antes de que llegaran las 10:00 de la mañana podía acontecer cualquier noticia que pudiera trastocar todos mis planes, cualquier cosa me ponía más nerviosa aún debido al temor que tenía a que no contase todas las noticias de última hora o que me trabara o que me diera la tos y no pudiera parar. Gracias a ti he tenido mi primera pequeña experiencia como periodista y espero que seas la primera de muchísimas.

  15. Un minuto. Un minuto para contar todas esas noticias con las que se despertó el día. Para demostrar por qué quiero dedicarme a esto. Un minuto que tardó en llegar y se fue demasiado rápido. Una primera toma de contacto con eso que algún día será nuestra profesión. Y muchos nervios peleándose con las ganas, que al final ganaron. Le dediqué un viaje en tren, muchas consultas y más repeticiones de las que quizá se merecía, pero valió la pena que el cronómetro se cansara de que no le dejara avanzar más de sesenta segundos. Se fue y, después de temerlo, ahora todos lo echamos de menos, aun sabiendo que, tarde o temprano, se volverá a cruzar por nuestro camino en un futuro que esperamos no muy lejano. Minuto informativo, ha sido un placer compartir noticias contigo.

  16. El minuto informativo. Ese minuto que esperas con nervios e incertidumbre desde que sabes de su existencia. Un minuto que marcará un antes y un después en tu futuro profesional, el primer reto al que un periodista se enfrenta.
    Observas cada día como tus compañeros con valentía y fuerza exponen sus noticias, con mayor o menor desazón, pero confiando en si mismos. Piensas en como lo harás tu, si estarás a la altura, si demostrarás en sesenta segundos si esta profesión es para ti.
    Ese mismo día sólo puedes pensar en él, en superarlo con creces e intentar aprovechar ese momento, tu momento. Disfrutar de aquello que formará parte de ti toda una vida, la profesión que has elegido por vocación.
    Finalmente llega el momento, las doce, te levantas y expones las noticias seleccionadas con garra y brío.
    Al terminar sientes nervio y al mismo tiempo regodeo. Te das cuenta que ese famoso minuto es sólo la primera piedra del camino.

  17. Y por fin llegó el 16 de noviembre, sí, el día que me tocó cerrar el minuto informativo de esa mañana. Tenía que dejar a mis compañeros y profesor con un buen sabor de boca.
    Mi despertador sonó a las cinco, yo tenía que pillar las noticias más actuales posibles no me podía conformar con las de la noche, de eso se encarga un periodista entre otras muchas cosas. Mi propósito era decir pocos titulares, los más actuales y a la vez informando, pero haciéndolo ameno y sin ser pesado para la gente que me esté escuchando. Hablando alto y claro. Mi desparpajo y acento extremeño no lo podía perder, siempre va conmigo. Iba muy decidida y a por todas, me pinté mis labios de color vino y camino a la facultad.
    Llegó mi momento, sí, ese maravilloso momento que, por ser el primero, las piernas temblaban, pero eso no iba a impedir mis fuerzas y mis ganas de poder mostrar lo que valgo.
    Terminó y muy contenta por la reacción de mis compañeros y mi profesor que, aunque me corrigió en un titular, para eso está, para decirme tanto lo bueno como lo malo y así poder aprender de él. Y también me quedo con sus felicitaciones, que eso provocó en mí, una sonrisa de oreja a oreja. Y así es, una experiencia que la volvería a repetir sin duda alguna.
    “Oh,bendito minuto informativo, que estas en las mentes de todos los novatos periodistas por J.C Marcos Recio, santificado sea ese minuto,
    venga a nosotros tus informaciones,
    hágase tu voluntad en la Facultad de Ciencias de la Información, Amén”.

  18. Fue el primer contacto que tuvimos con lo que de verdad va a ser nuestra profesión. Una simulación perfecta del esfuerzo de estar informado durante todo el día para poder llegar a clase y transmitir. Más que informar, fue disfrutar contando lo que sucedió en la actualidad. Disfruté contando las cosas a mi manera, con mi propio estilo, centrándome en las noticias que más importantes me parecieron aquel día.
    Lo definiría como mi primer reto periodístico, parecía sencillo, pero detrás de unos simples sesenta segundos de información se escondían nervios, horas de preparación y emoción. Nadie que de verdad aprecie esta profesión va a saber la satisfacción de ser escuchado por un centenar de personas mientras les cuentas las últimas novedades informativas. Lo bonito del minuto es ver la expresión de la gente al oírte, al escuchar noticias nuevas, algunas conocidas, otras causaron más sorpresa, esto será algo que no podamos disfrutar en nuestra profesión todos los días, informaremos, nos escucharán, nos leerán, pero nunca sabremos la expresión facial de aquella persona en ese primer instante.
    Disfrutar haciendo lo que más me gusta, lo que voy a seguir habiendo durante estos cuatro años de carrera, y a lo que pienso dedicarme cuando salga de esta universidad, el minuto quedará apartado como un bonito recuerdo, pero siempre será mi primer contacto con la que es mi vocación.

  19. Nervios, nervios y nervios, esa es la palabra que define el minuto justo en el que dicen tu nombre por primera vez y te toca comenzar a hablar. Un minuto informativo puede parecer insignificante para muchas personas, pero es algo muy importante para cualquier alumno de periodismo, que este en los comienzos y tenga el sueño y la ilusión de llegar a ser en el futuro un gran periodista.
    Es el momento en el que sales de tu pequeño mundo y vives de cerca lo que es la profesión, aunque sea en pequeñas dosis, la milésima de segundo en la que te das cuenta que se abre un gran abanico de sentimientos incontrolados que te ponen los pelos de punta, y que a la vez te llena el cuerpo de un desmandado hormigueo que aparentemente parece que no va a dejarte articular palabra pero que como bien he dicho, solo aparentemente. En mi caso he de decir que me encanto la posibilidad de poder practicar un minuto informativo desde el primer momento, justo ahí es cuando comienza la locura, y todo eso transcurre en los días siguientes cuando prácticas día tras día, y te lo repites, y te lo vuelves a repetir y así hasta mil doscientas veces, y es ahí, justo ahí, cuando por primera vez te quedas satisfecho con tu trabajo. Todo eso es lo que hace que cada día tengas la emoción de ponerte a seleccionar las noticias, de utilizar tu propio criterio, de querer mejorar, de llenarte de esas ganas de superarte e ir haciéndolo cada vez mejor y poder demostrarlo cuando llegara tu turno en la temible lista.
    Para mí el minuto informativo ha sido mucho más que sesenta segundos, han sido ganas, entusiasmo, oportunidades de mostrarte, de sobresalir, esfuerzo, aprendizaje, constancia y la señal de unos primeros pasos en los que tu cabeza se da cuenta o empieza a tener constancia de que si, de que estás haciendo el trabajo de un periodista.

  20. El minuto informativo volvería a hacerlo tantas veces como pudiera, volvería a sentirme la “chica del telediario”, a entonar como ella o al menos intentarlo, a tener a todos los oyentes que tuve, a prepararlo y ensayarlo una y otra vez hasta que la entonación y el transcurso de una a otra noticia fuera correcto.

    Lo que recuerdo de mi minuto informativo son los nervios de aquel día, quería hacerlo perfecto, sin equivocarme, entonando tal y como lo había hecho cientos de veces antes en mi cuarto…Pronto llegaron las 9.00, las 9.10, y 20, y 30 … y así contando los minutos hasta que dieron las 10.00 de la mañana, y enseguida el profesor me nombró , y entonces, comencé… “Buenos días, son las 10, las 9 en Canarias, comenzamos con el minuto informativo…” y 60 segundos después todo había acabado. -“Se acabó minuto informativo”, pensé. A día de hoy solo espero que vuelvas, te estaré esperando. Te agradezco todas las sensaciones y la emoción que como futura periodista llegaste a producir en mí.

  21. «En ocasiones se nos escapan miles de sensaciones y sentimientos que caen en el olvido de un instante,
    aullidos, bramidos que se ahogan lentamente en el frío silencio.
    y frío, ardiente y arduo escalofrío baila mi cuerpo con temblores al son de los nervios.
    Tarde llegó la hora.
    Erguido, postrado frente al resto, era yo la voz.
    Era aquel que permitía informar de todo aquello.
    -Jose Carlos Aragón.
    Sudores, suspiros.
    Sesenta segundos.
    Sesenta rápidos segundos, infinito en un minuto.
    Desgracias, desdichas, a la hora de las noticias.
    Un aplauso, por favor.
    ya todo ha cesado, aquel ardor ya ha saciado.
    Los nervios desaparecen, de nuevo los sentimientos divergen.
    Y con aquel instante fijamos un recuerdo,
    una experiencia que,
    cuerdo,
    como periodista añoraré y guardaré en sentimiento eterno»

  22. ‘Alejándrez Andión… maldito apellido que tengo.’ Esto es lo que llevo pensando toda mi vida, ya que debido a ello he sido siempre el conejillo de indias a la hora de salir a la pizarra o hacer el primero algo. Este año, por primera vez, no soy el primero de la lista, soy el séptimo, pero aún así tocó hacer el Minuto Informativo en la segunda ronda, en segunda posición. La verdad es que nunca he tenido muchos problemas para hablar en público, siempre mis profesores han tenido una predilección por las exposiciones en la pizarra que nunca he llegado a entender, pero que ahora agradezco en cierto modo. Yo soy de los que piensa que si toca hacer algo ‘si o si’ es mejor dejar a un lado la vergüenza y hacerlo lo mejor posible, ya que con miedo y timidez los nervios se notan más y te acaban jugando una mala pasada. Por eso me puse de pie delante de 130 desconocidos —sí, todavía íbamos todos a clase, era la primera semana—e informé de las noticias más destacadas del día anterior. La verdad que no fue la mejor experiencia de mi vida, ni me salió como yo habría deseado, pero lo hice lo mejor que pude y traté de que fuera lo más natural posible y de no parecer un robot preprogramado. Creo que me salió bien, el tiempo fue justo y el tono de voz, creo que, adecuado. Es obvio que los ha habido mejores, ya que con el paso de los días la vergüenza con el resto de compañeros va disminuyendo, y el hecho de ver como lo hacen los demás te da la posibilidad de aprender, tanto de sus fallos como de la manera de hacerlo, ya que cada uno aportamos una idea y un toque personal.

    Con respecto a la idea de hacer un ‘Minuto Informativo’ en mitad de la clase me parece que es muy buena, ya que se hacen más amenas las clases y se rompe con la seriedad que la asignatura tiene.

  23. Querido minuto informativo:
    Gracias por dejarnos sentir periodistas durante 60 segundos, en los cuales muchos de nosotros nerviosos ante la oportunidad de dejarnos escuchar ante aproximadamente 100 compañeros, hicimos de él una oportunidad única.
    Una oportunidad única que será recordada por todos nosotros como la ¨primera práctica¨ realizada en este mundo de los medios comunicativos.
    Un mundo de los medios que esperamos que con esfuerzo y trabajo nos sonría en un futuro.
    Gracias minuto informativo, gracias profesor.

  24. «Son las 10, las 9 en Canarias», día tras día escuchando esa frase en boca de los compañeros y temiendo el día que me tocara, pero… ¿por qué temiendo? Recuerdo el día que Juan Carlos explicó la práctica, me resultó la más excitante e interesante de todas, la que más me ayudaría, sin duda, la que más se asemejana a aquello que me hizo estudiar periodismo. Y no me confundía, desde luego tenía los nervios a flor de piel, como si el minuto lo fuese todo, como si antes y después no hubiera luz, ni oscuridad. Recuerdo que pedí beber agua antes de comenzar, el movimiento de mis noticias como consecuencia del temblor de mi mano, de mi cuerpo en general, pero, desde luego, recuerdo la satisfacción de terminar, ya podía decir orgullosa que había hecho el minuto informativo, y, tras vivir la experiencia… ¡La repetiría sin duda alguna! Requiem por el minuto informativo

  25. Aquel día caminé con resolución, y por qué no decirlo, también con cierta inquietud hacia el aula 537. He de admitir que más que caminar, corrí con resolución, puesto que se adelantó la hora del minuto informativo. En mi mente se agitaba la misma duda que probablemente asaltó a mis compañeros en su momento: «¿lo haré bien?». Elaborar un minuto informativo, para después recitarlo en voz alta y clara ante la mirada expectante del profesor, sumada a la del resto de mis compañeros, fue una experiencia novedosa para mí. En mi opinión, algo ameno, agradable y beneficioso que definitivamente rompía con la dinámica que habitualmente siguen las clases. A pesar de los nervios, y ése temblor fino tanto en la voz como en las piernas, puedo decir que fue una actividad divertida.
    ¡Gracias por ello!

  26. Una grata experiencia que rompe con la tónica de las clases, aportando cierto dinamismo. Nos acerca a lo que un día pretendemos ser. Este tipo de prácticas, que nos sacan de la monotonía del apunte y estudio, son de agradecer. Aportan una prueba tangible de nuestra capacidad, aunque los nervios nos traicionen. Piernas temblorosas, notas al borde de precipitarse fuera del alcance de su angustiado dueño. Prueba de fuego para nosotros, neófitos de la profesión. Te recordaremos con cariño.

  27. Gracias. Creo que eso es lo que tendría que decir al minuto informativo. Comienzo y afirmación de aquello que me gusta, el periodismo. Me ha ayudado a desenvolverme como a muchos otros compañeros. Aunque, he de reconocer que al principio no lo veía como un amigo, sino como su total antagonista.
    Según la persona podía producir diversas emociones, sin embargo creo tener razón si digo que a la mayoría les provocaba la misma, temor. ¿Y cómo no? Es normal tener miedo a aquello que no conocemos. Nos ayudaste a impulsar nuestros deseos de informar y no sólo eso, fomentaste nuestras ganas de hacerlo más veces y superarnos a nosotros mismos en todo momento.
    Al final y al cabo, a esto nos vamos a dedicar. Tendremos el privilegio de ejercer un derecho fundamental de la humanidad, la libertad de expresión. Que a pesar de no ser posible en todos los países actualmente, es necesaria. Para conseguir esta libertad se precisa de conocimiento, y este se adquiere a su vez de la información que los medios de comunicación damos a la audiencia, ya sea grande o pequeña. No hay que olvidar que siempre, y digo siempre, aportaremos nuestro granito de arena a la sociedad y con ello promoveremos que esta sea imparable.
    Por tanto, me repito y le doy las gracias al minuto informativo por convertir lo que parece muy pequeño en algo gigante.

  28. Sientes el querer contextualizar los titulares que hay que narrar a tiempo, la prisa del oyente, el tic tac de «cada segundo es oro» en la radio. El minuto informativo es una de las genialidades del periodismo. Sin embargo, demuestra la incapacidad de resumir las maravillas y tragedias del mundo en sesenta segundos.

  29. El minuto informativo no fue para tanto. Puede que nos pusieras nerviosos y nos saliera mal, pero cuanto antes nos enfrentáramos a hablar ante 100 personas mejor sería para nuestro futuro profesional.
    Ese día nos levantábamos pronto para buscar las noticias más destacadas de los periódicos. La selección era sencilla, el problema llegaba a la hora de redactarlas para no excedernos de tiempo. Una vez hecho, cronometro en mano, las leíamos un par de veces y nos íbamos a la facultad. Antes de comenzar la clase, hacíamos una consulta de las noticias de última hora para realizar los cambios oportunos.
    El minuto informativo también hacia que la asignatura fuera más amena. Las clases eran muy teóricas y un descanso siempre venía bien.

  30. Por fin ha dicho nombre, no sabes si suspirar o alegrarte… Llegas a casa, te desesperas, enciendes el televisor, te vuelves a desesperar. ¿Por qué tantas noticias trágicas? ¿Por qué todos los medios expresan prácticamente lo mismo? ¿Y la cultura? ¿Y la ciencia?… Política y más política y fútbol y más fútbol.
    No encuentras nada, optas por buscar en algún periódico, quizás “el País” o tal vez “el Mundo”. Intentas que tus noticias estén lo más actualizadas posibles. Te decides por las más destacadas. Actualizas el periódico, vuelves a actualizar, te pasas la vida actualizando hasta que por fin tus noticias van cogiendo forma. Te surgen las dudas ¿estoy haciendo lo correcto? ¿Y si me arriesgo con otros temas? Parezco un búho frente una pantalla, creo que me voy a dormir…
    Ya estamos en clase, mi nerviosismo puede conmigo. – Por favor que no me pase del minuto que no me pase del minuto…- mi cabeza repite una y otra vez. Cuando crees que está todo bajo control el pasotismo se apodera de mí. Me da igual como esté, si lo hago mal… ¿Lo podré repetir? o ¿no? Ya queda poco. De repente un silencio inunda la clase y…
    Son las doce, desde radio complutense… ¡Comienza el minuto informativo!

  31. La simple idea de capturar el tiempo pudiera parecer un acto propio de brujos o grandes alquimistas. Ni los unos ni los otros -con sus ambiciones de convertir el plomo en metal precioso- pretendieron tamaña osadía: condensar la rotación de La Tierra, una vuelta completa, en tan sólo un simple minuto.
    Pues sí, se ha obrado el milagro. Cada mañana de miércoles y jueves, eso mismo se ha venido consiguiendo desde el pasado mes de octubre.
    No, no ha sido en Ginebra. Allí los sabios del CERN siguen persiguiendo a la ‘partícula de Dios’.
    -“¡Que sí lo es!”, ellos creen.
    -“¡Que no, que es mi bosón!”, reclama un tal Míster Higgs. Pero todos ellos ignoran que en una sencilla aula de una peculiar facultad de una simple universidad, unos humildes estudiantes motivados por el profesor Marcos, consiguen semana tras semana comprimir la REALIDAD en masa crítica. Sus universos absorbidos a través de sus ínfimas pupilas, condensados por sus mentes, pulidos por sus plumas y presentados en cápsulas sonoras de sesenta segundos.
    -¿Y la fórmula?
    -Tan simple como LA PALABRA.

  32. Querido minuto informativo,
    Gracias por darme la oportunidad de informar.
    Gracias por ser mi primer reto de la carrera.
    Gracias por demostrarme que informar es necesario.
    Gracias por hacerme perder el miedo a hablar en público.
    Gracias por ser el minuto más largo de mi vida.
    Gracias por permitirme escuchar a excelentes futuros locutores.
    Gracias por permitirme guardar un recuerdo fugaz pero eterno.
    Gracias por permitirme ponerme en la piel de un reportero por primera vez en mi vida, contando las noticias más importantes.
    Y sobretodo, gracias por reafirmarme porqué estoy aquí.
    Gracias y más gracias,
    te recordaré siempre.

  33. El minuto informativo. Un minuto en el que delante de toda la clase debíamos demostrar que eramos capaces de contar las noticias con la suficiente convicción y claridad. Era el momento en que escuchabas tu nombre y pensabas ¡ya me toca!. Ese momento en el que no sabías si ibas a tener la suficiente voz cómo para que toda la clase te oyera, quizá porque los nervios, por ser la primera práctica que hacíamos, no te iban a dejar hablar con claridad. Te levantabas, mirabas a los compañeros, tosías un poco para aclarar la voz, y…

    ¡Buenos días! Son las 10, las 9 en Canarias…

  34. El minuto informativo me parece un buen método para coordinar a toda una clase, una clase de 100 personas, y que aprendan a trabajar en equipo.

    Nos sirvió para mantenernos informados durante la última mitad del 2016. Con el minuto informativo cada miércoles y jueves por la mañana nuestros compañeros nos proporcionaban los titulares del día junto a una pequeña entradilla.

    También, al llegar el turno en el que cada uno interveníamos, nos servía para superar de algún modo ese miedo escénico que la mayoría tiene al empezar la carrera. Una primera toma de contacto con lo que será en el futuro nuestra profesión, el periodismo.

    Guardo un muy buen recuerdo de esta experiencia.

  35. 10:00 a.m., un silencio espectral se apodera del aula, solo una voz se escucha, la voz de uno de los cinco elegidos que día a día nos han ido informando de las noticias de actualidad más destacadas en sesenta segundos,tiempo suficiente para experimentar un popurrí de sensaciones: sudores, temblores, risas, agobio… Son sesenta segundos en los que nos sentimos como un autentico profesional de la comunicación, con los que podemos soñar mientras lo ensayamos, un minuto que nos muestra que quizá cuatro años de formación merezcan la pena, un minuto del que siempre me acordaré, un minuto que ha muerto pero que nos ha dado mucha vida. Descansa en paz minuto informativo, gracias por hacerme sentir periodista por primera vez en la vida.
    Requiem por el minuto informativo.

  36. El minuto informativo. Ese minuto que deseas que hagan los demás, pero cuando llega tu turno…, ay!, cuando llega tu turno.

    Lo llevas preparando tiempo, y llegas a clase confiado de que lo vas a clavar, no te vas a poner nervioso y no vas a cometer ningún error.

    Llegas a clase, las 11:00 a.m., toda la clase está atendiendo al profesor, relajados, la mayoría, sabiendo que hoy no es su turno, pero tú por dentro comienzas a ponerte nervioso y no ves la hora de que lleguen las 12:00 p.m. Esa hora es eterna!!!

    Son las 12:00 y el profesor dice: «vamos con el minuto informativo», y tú ya no sabes dónde meterte ni que hacer. Llega tu turno, comienzas nervioso, a expectativas de lo que vas a hacer y de cómo reaccionará el profesor. A medida que avanza ese largo minuto, te vas relajando, consciente de que no es para tanto,y acabas con ese minuto.

    Te sientas y das un soplido profundo, consciente de que ese minuto ha llegado a su fin. Y para que nos vamos a engañar, la experiencia es satisfactoria, pero bueno, ahora que lo hagan otros, que tú ya has pasado bastante.

  37. ‘’El minuto informativo’’. Un minuto, sesenta segundos. Sesenta segundos de nerviosismo, sesenta segundos de incertidumbre, sesenta segundos de miedo, pero, al fin y al cabo, sesenta segundos de futuro. De nuestro futuro. El futuro que dentro de no tanto como parece viviremos minuto a minuto, hora a hora, día a día. El futuro que hemos elegido, por distintas razones pero con la misma pasión y por el cual luchamos. ‘’El minuto informativo’’. Sesenta segundos de periodismo.

  38. Este minuto no empieza el mismo día que lo haces, sino que empieza el día antes mientras buscas en tu casa las noticias más relevantes del día, el escribirlo en un papel para poder leerlo al día siguiente para así intentar no tener muchos fallos conllevados por los nervios. A las 9 empezamos las clases un poco más alterados de lo normal al saber que es el último día de clase de la semana. Se va acercando la hora y con ello las inseguridades… Por fin el profesor dice tú nombre, lo haces lo mejor que puedes, pero eso sí, con esa incertidumbre de saber si lo estás haciendo bien o mal. Ese minuto que, aunque aparentemente parece corto puesto que son simplemente sesenta segundos, se hacen más largos de lo normal. Terminas, te quitas un peso de encima y así finalizas ese minuto que deseabas que llegase y que pasase lo antes posible, puede que yo con un mal sabor de boca al saber que los nervios una vez más me habían traicionado, pero al menos sabes que lo has hecho lo mejor que has podido.

  39. Es tiempo de hacer un requiem, requiem por el minuto informativo que tantas penas y sorpresas nos a dado aunque en mi caso he decir que fueron muchas penas, donde al principio te lo tomas con humor, pero cuando llega tu nombre y te toca levantarte mientras al menos ochentas personas se giran para mirarte, ahí te das cuenta de que el humor se ha esfumado y que ya no tiene tanta gracia como te imaginabas, entonces llega el minuto mas largo de la semana… te tiembla hasta la voz, y por no decir las manos, llega un momento que no eres capaz de tener las manos quietas y no llegas a ver ni el papel que has traído con notas. Un minuto, un solo minuto que solo deseas que pase rápido, así que concedamos al minuto informativo descanso eterno tras este requiem.

  40. Diez de la mañana y cientos de pensamientos fugaces se cruzan por las cabezas de jóvenes estudiantes de periodismo. Pensamientos como “soy el siguiente”, “no sé si podré hacerlo mejor”, “me voy a pasar de los sesenta segundos” y para muchos “menos mal que me libré de esto la semana pasada”. Hoy es el turno de unos pocos, el día de enfrentarse, al temido por muchos, el minuto informativo. Es el momento, el momento de controlar los nervios, calmar el tembleque de las manos que se pasa a las rodillas e intentar informar a la clase sin atropellarse con las palabras, con voz firme y un tono elevado, intentando mostrar seguridad, aunque sea fingida. Una sencilla práctica que nos enseña una parte del mundo en el que nos estamos metiendo, informar. Y que nos va aproximando a nuestro objetivo, ser buenos periodistas.

  41. El minuto informativo, fue el primer acercamiento real al mundo periodístico. Hablar delante de cerca de 100 personas no parecía sencillo. El objetivo, informar acerca de la actualidad más relevante de esas horas previas, precedentes al momento de levantarse del asiento y empezar a contar la última hora. Confiando en haber realizado una buena selección de noticias, consultando los medios nacionales e internacionales en busca de la mejor información, esperando a las últimas horas de la noche y a las primeras de aquella mañana. Corrigiendo el borrador, añadiendo y eliminados datos. Las agujas del reloj se aproximaban a las 10 en punto de la mañana, de igual manera que el piloto vislumbra la bandera a cuadros. Es tu turno, no hay marcha atrás, respiras profundo, silencio, había llegado la hora…
    – ¡Buenos días!; son las 10, las 9 en Canarias. Comenzamos con el minuto informativo desde la UCM.

  42. Sí, quizá sí existen cosas que ansían su propia muerte. Leopardi decía: «la moda hermana de la muerte: son ambas hijas de la caducidad». Entre la posible infinidad de relaciones de parentesco, incluiría un tercer hermano: un minuto informativo. Ese tal minuto informativo fue un fenómeno expansivo, impuesto y casi obligatorio, tal como una moda. Progresivamente caló en la cotidianidad de los alumnos de un aula. Cuando abarcó su totalidad, cumplió su objetivo. Murió. Adiós, adiós.

    No obstante, y a diferencia de la muerte, la moda reaparece casi siempre. Renace renovada, fresca, esperando el inicio de un ciclo, buscando una nueva oportunidad. Lo mismo pasa contigo, minuto informativo. Sí, moriste, pero en un yo primerizo, como actividad. Pasaste por mí: también fui tu víctima. Ahora, no mucho después, resurges con más fuerza. La diferencia esta vez es que ya no eres un minuto. Ya no puedo limitarme a dedicarte solo eso. Ahora eres información en toda su esencia, una constante acumulable. Seguirás muriendo día tras día, pero solo porque eres contingente. Y yo, seguidora fiel de tus modas, anhelo saber cómo renaces cada mañana,
    día
    tras
    día.

  43. Para mi, el minuto informativo es una experiencia maravillosa.¿Por qué uso la palabra “maravillosa”? Porque para mí,no solo el minuto que afrontaba toda la clase y hablaba las noticias es importante .Todo el proceso—preparar las noticias,traducirlas al chino,practicar recitarlas y leerlas es inolvidable.Gracias a hablar las noticias no solo en una idioma, puedo sentirme profundamente el compartimiento de periodismo. El día ante del minuto informativo, busqué muchos periódicos,sitio web de información en chino y en español. Claro,no solo los dos país ,todo el mundo comparte los origines de información y precisamente por eso diferentes tipos de personales,diferentes áreas pueden saber que ocurre el mundo, creo que es lo más importante. Las noticias ofrece la oportunidad de conectar el mundo,y tenía el honor para hacerlo aunque solo en la clase.
    “We’re not connecting,we live connected”

  44. Llegué a clase medio temblorosa. En la mano derecha llevaba el papel con las noticias que llevaba preparadas, las que había estado ensayando mientras mi compañera de habitación me cronometraba. Por fin había llegado el día. Me tocaba levantarme delante de toda la clase y leer mi minuto informativo.
    El profesor dijo mi nombre, y muerta de vergüenza arranqué. Tras el miedo inicial y trabarme en varias ocasiones, poco a poco fui perdiendo la vergüenza y logré acabar en el tiempo que se me había dado. Al fin, pude respirar tranquila y limitarme a observar cómo lo hacían los compañeros que iban detrás de mí.
    A pesar de todo, debo admitir que fue una experiencia positiva, que me ayudó a perder la vergüenza, y que ayudaba a que las clases fueran más amenas.
    Descansa en paz, Minuto Informativo

  45. El temido pero importante minuto.
    Los nervios aumentaban según se acercaba el día que te tocaba hacerlo. Sería la primera prueba para ver si valías para esto. El día anterior practicando un poco para estar preparado y no cometer fallos para el gran momento. El profesor dice tu nombre y tú te levantas, los nervios aumentan y más cuando todos los ojos están puestos en ti. Los nervios van disminuyendo según vas diciendo las noticias, vas cogiéndole el gusto a que todo el mundo esté pendiente de ti y cuando acabas sientes una sensación de satisfacción y sinceramente, de que te has quitado un peso de encima.

  46. » Una gran bocanada de aire, mientras me repetía «tranquila May» solo es un minuto y…empezamos.
    Buenos días,bla,bla,bla.
    Si me pongo a recordar lo que dije , posiblemente me acuerde de una o dos frases, pues lo que de verdad se te queda grabado es esa sensación, como explicarlo …Como cuando te compras unos zapatos y estás deseando estrenarlos , pues igual , un sueño que tienes desde pequeña , que cumples durante un minuto ,imaginandote en un estudio , con miles de personas escuchando.
    Un minuto de gloria , lo definiría así. Diría que esos nervios merecieron la pena y que repetiría con tal de tener esa misma sensación.
    Hoy se que me quiero dedicar a esto toda la vida, quiero informar(después de haberme documentado,claro),quiero que la gente se pare unos minutos a escuchar lo que tengo que decirles y por último quiero descargar adrenalina esos segundos antes de entrar en directo, repetir esa sensación que tuve sin que se convierta en rutina.
    Esto es lo mio ,este es mi minuto… O toda una vida , asi que tres ,dos , uno … Empezamos»

  47. Estás sentada en clase y de repente, ahora sí, suena tu nombre. Tarea fácil decías anoche mientras leías el papel una y otra vez sentada en la cama, pero los nervios están ahí y ahora más presentes que nunca. Coges fuerzas, te levantas y permites que una a una resuenen las palabras en tu caja torácica y salgan hacia el exterior. Miras al frente y no despegas la vista de un punto fijo, no vaya a ser que los nervios derriben todo el tiempo que has invertido ensayando este momento en casa: «Buenos días, informando desde Radio Ucm…». Pasan los segundos, avanzas poco a poco y te das cuenta de que el profesor te mira y sonríe; «algo va bien, tranquila», te repites una y otra vez a ti misma.

    Llega el final, ya casi has terminado. Ánimo. «Muchas gracias, seguiremos informando». Fin. Ahora sí. Lo has conseguido. A veces es más el miedo que creamos desde dentro de nosotros mismos y menos la dificultad real. Estoy estudiando esta carrera porque me gusta, porque creo que de verdad en la permanencia de la información, porque se necesita información para la vida en sociedad. ¿Por qué debo tener miedo a un minuto? Tan solo son 60 segundos, 60 segundos de toda una vida. Así que voy a tomarme estos cuatro años con alegría, con ganas y sobre todo con mucha ilusión. Ilusión por creer en unos medios de información democráticos, plurales y representativos; ilusión porque creo en esto.

  48. Qué tan fácil parecía cuando lo veías todos los días al despertar por la mañana. En la tele que veías desayunando, en el sonido acolchado de una radio lejana en el bus… Era algo presente en las primeras horas de cada día en mi vida. Pero era algo lejano y distante. Fue al escuchar la noticia de que yo también lo haría, cuando se convirtió también en mi realidad.

    Recuerdo llegar tarde el primer jueves de «minuto informativo» y tener que quedarme hasta las 10 esperando fuera. El miedo a las posibles represalias que Juan Carlos pudiera tomar contra mí por llegar tarde, me llevaron a imaginar cuáles serían en aquel primer día en el que haríamos minuto. Ni siquiera me tocaba a mí aquella mañana, pero el miedo, como la ilusión, te llevan a imaginar escenas. Casi siempre improbables, pero igual de acojonantes.

    Recuerdo buscar las noticias más recientes en todos los periódicos de aquella mañana. El 20 Minutos que me daban en el Metro no servía y a penas faltaba un cuarto de hora para entrar y que mis miedos se cumplieran. No sé como lo hice, pero busqué, contrasté y redacté un guión para mi minuto informativo que tomé por costumbre reescribir cada día usando su plantilla. Fue así como empecé a leer cada mañana las noticias por mi cuenta e interés. Sin verlas de reojo desayunando, sin escucharlas a lo lejos en el bus. Por eso tengo cariño al minuto, y supongo que por ese tipo de razones lloramos su muerte. Gracias Minuto Informativo, aunque no te pudiera leer aquél primer día…

  49. Si tengo que hablar de esta experiencia lo haré desde un enfoque distinto pero no menos interesante, no podría hablar de sentirlo en carne propia pero podría contar lo que he visto breve y concisamente;
    Todos tenían algo en común, un papel temblando en las manos. Es un reto, para un primer encuentro, en toda regla. Procurar estar al día hasta las 9:59, por lo menos. Una buena redacción y sobretodo espontaneidad. Estos pequeños gestos poco a poco definen tus aptitudes como periodista. Cada vez que escuchas un buen minuto informativo , las ganas de aplaudir son instantáneas. Cuando te hacen reír , cuando te hace estremecer o incluso cuando la noticia se cuenta de tal forma que hasta se te mueve algo dentro. A veces incluso te emocionas, y lo mejor de esta practica es que te emocionas porque estas viendo talento en un solo minuto.

  50. -Te toca el minuto informativo la semana que viene.
    Esa simple frase hace que tiembles, no puedes empezar a coger las noticias, pues tienen que ser de última hora, pero si puedes practicar diariamente.
    La noche anterior buscas las mejores noticias, que no se repitan, pues se haría pesado, pero alguna es necesario por su importancia, ¿no? Miras las noticias, compruebas los periódicos actualizados… Ninguna te llama la atención. Ésta, ésta y ésta, decides a las dos horas.
    Las diez de la mañana, y el profesor para la clase al tiempo que las noticias que anoche repasaste se te escapan por el aula.
    Los minutos de los demás acaban en calurosos aplausos, no han durado más que una estrella fugaz en el cielo, y tu estómago cada vez se revuelve más.
    Oyes tu nombre a lo lejos, te levantas con el papel en la mano; tardas en hablar, intentas recordar las palabras que tenías escritas en la hoja, pero éstas juegan al escondite en tu cabeza.
    La palabra Chapecoense vuela delante de tus narices y empiezas a relatar la tragedia, tu voz es seria, pero a ti te parece estar tartamudeando.
    Terminas con «Muchas gracias y hasta mañana», lo de siempre; y te dejas caer en tu asiento.
    Ya ha pasado, lo has hecho, ha sido un minuto, sesenta segundos en los que has explicado, o has intentado explicar la actualidad informativa.
    Un paso más, ya queda menos.

Deja un comentario