La sangre calienta el verano

La sangre caliente del verano

Texto: Juan Miguel Sánchez Vigil

El análisis científico responde a cuestiones de pareja en los meses de verano. Las investigaciones concluyen que aumentan las agresiones y se producen muchas más separaciones por la intensa convivencia. Convivir, por tanto, no debe ser tan bueno como pregonan los púlpitos y preconizan los sociólogos. Debe ser que necesitamos nuestro espacio y cada día se estrecha (nos lo estrechan) mas.

Escucho en Radio 5, el medio por excelencia, donde todavía las noticias de los informativos parecen vírgenes, es decir sin la intervención de contertulios que no saben de lo que hablan y si lo saben parece lo contrario (leáse aquí los “ramoncines” y “monchoalpuentes” que comentaban de todo y a diario). Y en medio del alubión de datos sobre muertes en la carretera, atropellos, agresiones a mujeres, el locutor nos dice que un tipo de 22 años ha matado a un relojero en Murcia porque creía que le había rayado el coche.

Pienso. A veces me da por hacer este ejercicio, aunque luego lo sufro. Ya nada importa porque el muerto será enterrado y el vivo será justificado. ¿Cuál será la excusa esta vez? Seguramente el verano, o tal vez la luna, o el sol con sus rayos abrasadores. No importa, ya nada importa porque el muerto habrá sido enterrado.

¿Qué pienso? Pues que no hay remedio. La ciencia debería investigar sobre la estupidez y en qué parte del cerebro se encuentra la neurona que la controla.

¿Se imaginan la escala de valores de un tipo de 22 años que es capaz de matar porque le han rayado el coche? ¿Estarán orgullosos sus padres de haberle transmitido esos valores?

Cuando nos preguntaban de pequeños ¿A quién quieres más?, el dilema era grande. Ahora no, porque ahora la respuesta está clara: ¡Al coche!  

Acabo de salir a la calle y he visto a un señor limpiando los cristales del coche. Por si acaso me he cruzado de acera.

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